«El viajero mental»: William Blake; poema y análisis


«El viajero mental»: William Blake; poema y análisis.




El viajero mental (The Mental Traveller) es un poema del romanticismo del escritor inglés William Blake (1757-1827), perteneciente a un libro que nunca se publicó: El manuscrito de Pickering (The Pickering Manuscript), y desde entonces reeditado de manera póstuma en numerosas antologías.

El viajero mental, probablemente uno de los poemas de William Blake más destacados, es una obra que retrata el ciclo de vida, muerte y renacimiento de aquello que el autor denomina: Fenómeno Mental (Mental Phænomena); básicamente las ideas que sostienen tanto al individuo como a cualquier movimiento intelectual (arte, filosofía, religión), e incluso a la sociedad como un todo integrado por una multiplicidad de viajeros mentales, es decir, de personas que piensan.

En este sentido, las etapas que debe atravesar el viajero mental —es decir, el ser y sus ideas— quedan bellamente retratadas en este magnífico poema de William Blake: nacimiento, adversidad, persecución, triunfo, madurez, decadencia, y, finalmente, renovación, encarnada en otra idea que sustituye a la anterior y que debe atravesar las mismas etapas sucesivas.

En términos más concretos, El viajero mental representa la acción de las ideas sobre la sociedad, y la reacción de la sociedad sobre las ideas. En ese ciclo eterno se encuentra el verdadero concepto de libertad.

En esta ocasión nos quedamos con la mejor traducción al español de El viajero mental de William Blake, realizada por Pablo Neruda. Al final del poema dejamos algunas observaciones respecto de los oscuros símbolos que emplea el autor.




El viajero mental.
The Mental Traveller, William Blake (1757-1827)

He viajado a través de un país de hombres,
un país de hombres y también de mujeres,
y he oído y visto tan horrendas cosas
como nunca los caminantes de la fría tierra han conocido.

Porque allí nace en la alegría el niño
que en el atroz dolor fue concebido,
tal como en la alegría cosechamos el fruto
que fue sembrado en lágrimas amargas.

Y si el recién nacido es un varón,
es entregado a una mujer anciana
que lo clava tendido en una roca
y en copas de oro recoge sus lamentos.

Con espinas de hierro cierne su cabeza,
y agujerea sus pies y sus manos,
corta su corazón y lo desprende
para hacerle sentir calor y frío.

Sus dedos enumeran cada nervio
como un avaro contando su oro,
y de sus lamentos y gritos se nutre,
y él envejece, y ella se hace joven.

Hasta que convertido en un joven sangriento,
y ella mudada en espléndida virgen,
destroza sus cadenas, y la amarra
a ella a la tierra para su placer.

Se planta él mismo en los nervios de ella
como un labriego planta en su terreno,
y ella se convierte en su morada
y en jardín que le rinde setenta veces frutos.

Pronto se torna envejecida sombra
vagando alrededor de una cabaña terrestre,
llena de pedrerías y de oro
que ganó su trabajo.

Y éstas son las pedrerías del alma humana,
los rubíes y perlas de un ojo enfermo de amor,
el oro innumerable del corazón que sufre,
el gemido del mártir y el suspiro del enamorado.

Son su alimento y su bebida,
mantiene a los mendigos y a los pobres,
y para el caminante en viaje siempre
su puerta permanece abierta.

Su pena es alegría eterna en ellos:
hacen resonar los techos y los muros
hasta que de la lumbre del hogar
una pequeñuela emerge de pronto.

De fuego sólido ella es,
y pedrerías y oro, en tal manera
que nadie osa tocar su infantil forma
o envolverla en pañales.

Pero ella llega donde el que ama,
joven o viejo o rico o pobre:
muy pronto expulsan al anciano huésped
que se va mendigando por puertas ajenas.

Va llorando errante, muy lejos,
hasta que alguien admita hospedarle,
a menudo ciego por la edad, desesperado,
hasta que puede ganar una doncella.

Y para consolar su edad helada
en sus brazos la toma el pobre hombre.
La cabaña desaparece de su vista
y también el jardín con sus dulces encantos.

Los huéspedes están esparcidos por toda la región,
porque el ojo alterado altera todo.
Los sentidos se enrollan en sí mismos, con miedo,
Y la tierra plana se convierte en una pelota.

Las estrellas, el sol, la luna, todo huye.
Un vasto desierto sin límites,
y no queda nada de comer o beber,
y alrededor sólo el desierto oscuro.

La miel de sus labios de niña,
el pan y el vino de su dulce sonrisa,
el juego desordenado de su ojo vagabundo,
a una ilusoria infancia le conducen.

Porque a medida que come y bebe se transforma
haciéndose más joven cada día,
y ambos, en el salvaje desierto
van errantes llenos de terror y congoja.

Ella huye como cierva salvaje,
su temor planta muchos matorrales salvajes,
mientras él la persigue de noche y de día,
por artificios de amor conducido.

Por artificios de amor y de odio
hasta que el salvaje desierto entero está plantado
con laberintos de díscolo amor
donde vagan el león, el lobo y el oso,

hasta que él se convierte en un díscolo niño
y ella en una llorosa mujer envejecida.
Van a vagar allí, entonces, muchos enamorados.
El sol y las estrellas aproximan su curso.

Dulce éxtasis los árboles producen
para todos los que vagan en el desierto,
hasta que más de una ciudad allí es alzada
y más de una agradable cabaña de pastor.

Pero cuando hallan al colérico niño
el terror cunde en la extensa región:
gritan El niño, el Niño ha nacido!
y huyen en todas direcciones.

Porque hasta la raíz se seca el brazo
de aquel que osó tocar la colérica forma:
osos, leones, lobos, todos huyen aullando,
y todo árbol arroja sus frutos.

Y nadie puede tocar esa forma colérica
a menos que lo haga una mujer anciana.
Ella al niño tendido clava sobre la tierra
y todo pasa como ya lo he dicho.


I traveld thro' a Land of Men
A Land of Men and Women too
And heard and saw such dreadful things
As cold Earth wanderers never knew

For there the Babe is born in joy
That was begotten in dire woe
Just as we Reap in joy the fruit
Which we in bitter tears did sow

And if the Babe is born a Boy
He's given to a Woman Old
Who nails him down upon a rock,
Catches his Shrieks in Cups of gold.

She binds iron thorns around his head,
She pierces both his hands and feet,
She cuts his heart out at his side
To make it feel both cold and heat.

Her fingers number every Nerve
Just as a Miser counts his gold;
She lives upon his shrieks and cries
And She grows young as he grows old

Till he becomes a bleeding youth
And she becomes a Virgin bright;
Then he rends up his Manacles
And binds her down for his delight.

He plants himself in all her Nerves
Just as a Husbandman his mould
And She becomes his dwelling place
And Garden fruitful Seventy fold.

An aged Shadow soon he fades
Wandring round an Earthly Cot
Full filled all with gems and gold
Which he by industry had got

And these are the gems of the Human Soul,
The rubies and pearls of a lovesick eye
The countless gold of the akeing heart,
The martyrs groan and the lovers sigh.

They are his meat, they are his drink;
He feeds the Beggar and the Poor
And the way faring Traveller,
For ever open is his door.

His grief is their eternal joy;
They make the roofs and walls to ring
Till from the fire on the hearth
A little Female Babe does spring

And she is all of solid fire
And gems and gold that none his hand
Dares stretch to touch her Baby form
Or wrap her in his swaddling-band

But She comes to the Man she loves
If young or old or rich or poor;
They soon drive out the aged Host
A Begger at anothers door.

He wanders weeping far away
Untill some other take him in
Oft blind and age-bent sore distrest
Untill he can a Maiden win

And to allay his freezing Age
The Poor Man takes her in his arms;
The Cottage fades before his Sight,
The Garden and its lovely Charms.

The Guests are scatterd thro' the land
For the Eye altering alters all;
The Senses roll themselves in fear
And the flat Earth becomes a Ball;

The Stars, Sun, Moon all shrink away
A desart vast without a bound
And nothing left to eat or drink
And a dark desart all around.

The honey of her Infant lips,
The bread and wine of her sweet smile,
The wild game of her roving Eye
Does him to Infancy beguile

For as he eats and drinks he grows
Younger and younger every day
And on the desart wild they both
Wander in terror and dismay.

Like the wild Stag she flees away,
Her fear plants many a thicket wild
While he pursues her night and day
By various arts of Love beguild,

By various arts of Love and Hate
Till the wide desart planted oer
With Labyrinths of wayward Love
Where roams the Lion, Wolf and Boar

Till he becomes a wayward Babe
And she a weeping Woman Old.
Then many a Lover wanders here;
The Sun and Stars are nearer rolld.

The trees bring forth sweet Extacy
To all who in the desart roam
Till many a City there is Built
And many a pleasant Shepherds home

But when they find the frowning Babe
Terror strikes thro the region wide,
They cry ‘the Babe the Babe is Born’
And flee away on Every side

For who dare touch the frowning form
His arm is witherd to its root;
Lions Boars Wolves all howling flee
And every Tree does shed its fruit

And none can touch that frowning form
Except it be a Woman Old;
She nails him down upon the Rock
And all is done as I have told.


William Blake
(1757-1827)




Notas sobre «El viajero mental»:

El viajero mental describe una especie de planeta desconocido y grotesco, observado por alguien que no pertenece a él. Allí se advierten dos dos ciclos que giran en direcciones opuestas: el ciclo natural (representado por la mujer), se mueve hacia atrás, mientras que el ciclo humano (representado por el hombre) hacia adelante.

En El viajero mental hay apenas un puñado de personajes y muchas alusiones a la mitología de William Blake: el Niño es en realidad Orc, algo así como la imaginación que busca penetrar en los secretos de la naturaleza, un impulso divino pero atrapado en la prisión de lo orgánico. También encontramos, de manera velada, a Urizen, Tirzah, la representación de la naturaleza, es decir, de los secretos sobre el cual orbita el viajero mental; Vala, la gran tentadora, y Rahab, la naturaleza en su aspecto destructivo.

No obstante, todos estos personajes pueden ser vistos como parte del Niño, es decir, del viajero mental atrapado en la infinita rueda de nacimiento, juventud, madurez, muerte, y renacimiento.




Poemas góticos. I Poemas de William Blake.


Más literatura gótica:
El análisis y resumen del poema de William Blake: El viajero mental (The Mental Traveller), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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