Wiedergänger: el zombie de la época de los Vikingos


Wiedergänger: el zombie de la época de los Vikingos.




El Wiedergänger —cuyo nombre significa: «aquel que camina de nuevo»— es una de las criaturas más extrañas de los mitos nórdicos. En esencia, comparte las mismas características de los Zombies: una persona fallecida que, de manera física e independientemente de las causas de su deceso, regresa al mundo de los vivos; en ocasiones para vengarse de alguna ofensa, real o imaginaria, o bien para que su alma sea liberada de las ataduras que aún lo sujetan a su vida pasada.

Las leyendas del Wiedergänger no solo tuvieron su auge en tiempos de los vikingos, sobre los que hablaremos más adelante, sino que en incluso a principios del siglo XX todavía se creía en ellos en algunas zonas rurales.

El Wiedergänger posee algunas habilidades extraordinarias. En el exagerado libro de Michaël Ranft: De Masticatione Mortuorum in Tumulis —cuyo título significa: «de la masticación de los muertos en sus tumbas»—, se dice que el Wiedergänger puede influir en los vivos, sin salir de su ataúd, mediante algún tipo de poder telepático de ultratumba. Desde allí, sostiene Ranft, el Wiedergänger aspira a distancia la energía vital de las personas a través de un apéndice en la boca, similar a la probóscide de las mariposas.

Ranft omite brindar mayores explicaciones sobre este apéndice, cuya función sería absorber energía a distancia, no fluidos, pero alerta a los sepultureros sobre las consecuencias imprevisibles de enterrar a alguien con los ojos abiertos, cuestión que podría convertirlos en un Wiedergänger.

En otras circunstancias, el Wiedergänger se permite salir de su tumba y merodear por los alrededores, e incluso saltar sobre los incautos que pasan por allí (habitualmente bajo la forma de un hombre lobo), pero en general no se aventuran lejos del cementerio. Hacerlo supone un gran esfuerzo, ya que cada paso que da aumenta considerablemente su peso corporal. Debilitado, el Wiedergänger puede entonces ser rechazado con un simple conjuro, una mísera amenaza.

El Wiedergänger se asemeja a los zombis más que cualquier otra criatura de las leyendas vikingas, precisamente porque no se trata de un fantasma o de un espíritu, sino de un cuerpo físico, tangible, y que además aumenta de peso con cada paso que da, virtud que muchos investigadores desestiman en una criatura de naturaleza inmaterial.

En casos extraordinarios un nigromante puede reunir el poder necesario para invocar a un Wiedergänger, y ordenarle que realice determinadas encomiendas, a menudo delictivas, pero rápidamente éste debe regresar al cementerio, o bien al sitio en el que fue enterrado, antes de que su peso corporal sea demasiado grande como para poder moverse.

En este contexto, quizás el Wiedergänger literario más conocido sea el Jinete sin Cabeza (Headless Horseman), creado por Washington Irving en la novela gótica: La leyenda de Sleepy Hollow (The Legend of Sleepy Hollow).

En las sagas —como en las de Gripssonar y la de Laxdœla—, el Wiedergänger a menudo aparece como un presagio de muerte. Aquellos que se encuentran con él, pronto fallecen. Esto le añade mayor énfasis a la fisicalidad de esta criatura, que por un lado manifiesta un poder sobrehumano, pero también una gran vulnerabilidad.

Dom Augustin Calmet, en su libro: Tratado académico en materia de las apariciones, espíritus y vampiros (Gelehrte Verhandlung der Materie von den Erscheinungen der Geister, und der Vampire), asegura que el cuerpo del Wiedergänger, a pesar de haber regresado de la tumba, no suspende su proceso de descomposición, con lo cual se lo puede ver muy desmejorado en pocos meses.

A su vez, Claude Lecouteux, en el libro: Historia de los vampiros: autopsia de un mito (Histoire des vampires: Autopsie d'un mythe), aventura la posibilidad de que el Wiedergänger no sea, después de todo, un zombie o un vampiro, sino simplemente alguien que ha tenido la mala fortuna de ser enterrado vivo, pero que asume las características y los hábitos del no muerto al observar la reacción que causa en sus familiares y allegados, visiblemente perturbados por su inesperado regreso.

En este sentido vale la pena destacar el relato de la escritora española Emilia Bazán: La resucitada, en el que una mujer es enterrada viva y, tras escapar de su sepulcro, es recibida con grandes muestras de alarma por sus seres queridos. Rechazada, ella decide que su verdadero lugar, acaso el único posible, está entre los difuntos; conclusión a la que también parece haber llegado el viejo Wiedergänger.




Mitología. I Mitos nórdicos.


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