Significado de soñar con volar


Significado de soñar con volar.




Lo primero que debemos decir acerca del significado de volar en sueños es que responde a una necesidad muy humana, es decir, se trata de una manifestación que en cierta forma define nuestra identidad.

Los que sueñan con volar rara vez lo hacen en cielos oscuros y nublados. En cambio, suelen describir bóvedas celestes radiantes, arabescas, donde el sujeto realiza los goces que normalmente le son negados en la vigilia.

La realidad de los sueños puede ser entendida como una proyección, cuyo propósito es experimentar algo reprimido o negado durante la vigilia. Volar en sueños es una especie de elevación del goce, de proyección aérea e idílica del amor; a tal punto que la relación entre el vuelo soñado y el amor físico es tan notoria que sus signos oníricos podrían intercambiarse sin perder el sentido del mensaje.

Las acrobacias aéreas de las Mil y una noches, que consisten en una sublimación del amor en todas sus formas y circunstancias, fueron resumidas contundentemente por Sigmund Freud: los sueños en los que volamos expresan el deseo de tener relaciones.

Antes de proseguir conviene señalar que Sigmund Freud, no siempre, pero sí en muchos casos, tiende al reduccionismo del material onírico para apuntar a la sexualidad como el único vértice de la mecánica psíquica. En este caso, sin embargo, la simplificación está justificada: soñar con volar es la materialización del deseo supremo del hombre y de la mujer.

El error de Freud, si se nos permite la blasfemia, es asociar directamente el acto de volar en sueños con la excitación masculina, es decir, con la erección; asunto que impediría que las mujeres sueñen con volar, lo cual es absurdo. Ellas sueñan con el vuelo tanto como los hombres, ya que este no es una proyección de género, sino una expresión integral del deseo.

Carl Jung, en cambio, sostiene que el significado de volar en sueños no solo tiene que ver con la realización del deseo físico, sino con cierta sed espiritual, con el anhelo de trascender los límites de los sentidos.

Después de todo, ¿hacia dónde vuela el soñador? ¿Cuál es su destino? Para continuar con las hipótesis de Carl Jung deberíamos pensar el vuelo onírico como una búsqueda de libertad, física y espiritual, cuyo objetivo no es otro que las estrellas, el cielo profundo de donde provienen todas las cosas.

En cierta forma, volar en sueños expresa una búsqueda integral que excede lo meramente sensorial, pero que utiliza lo sensorial como vínculo entre lo mundano y lo banal con lo trascendente. Para expresarlo en otros términos: ¿por qué habría Dante de volar en La divina comedia si no para alcanzar el amor de Beatriz?

Más allá de estas consideraciones, que bien podrían ser acusadas de candorosas, la relación del vuelo soñado con el amor es anterior a la intuición de los padres del psicoanálisis. Es, en definitiva, una recurrencia universal.

Ahora bien, el acto de volar en sí mismo no simboliza el acto carnal, sino su prefiguración, su anticipación, su vértigo. El lector seguramente podrá verificar en su archivo onírico personal que todos los sueños en los que ha volado van acompañados de una intensa sensación de satisfacción y plenitud.

Durante las experiencias de Sueños Lúcidos, es decir, experiencias en las que el sujeto advierte que está soñando, o que despierta dentro del sueño, es normal que el primer acto conciente sea intentar volar. Rápidamente debemos descartar que durante los Sueños Lúcidos el sujeto se convierta en una especie de demiurgo capaz de cumplir todos sus deseos. En todo caso, el ensayo de volar a menudo sirve para enmascarar las pulsiones inconfesables del inconsciente, que de manifestarse de forma abierta nos llevarían a un despertar más bien sobresaltado.

El libro prohibido de la investigadora onírica Patricia Garfield, titulado Sendero al éxtasis (Pathway to Ecstasy), calcula que la mayoría de los Sueños Lúcidos poseen una fuerte carga de erotismo, y que un porcentaje análogo es precedido por el vuelo como prefiguración del goce.

En este sentido, la ciencia no se ha quedado de brazos cruzados. En su libro: Sueños lúcidos (Lucid Dreaming), el psicólogo Stephen LaBerge describe un detallado cifrado de signos mediante los cuales el sujeto soñador puede comunicarse con quienes están monitoreando sus sueños. Allí relata la experiencia de una mujer que advirtió que estaba soñando al sentir que una presencia ignota le acariciaba el cuello. Para probar la veracidad de esa sensación, la mujer decidió flotar sobre el cuarto, y luego volar a lo largo de un campo.

Lo curioso es que luego, al despertar, aquella mujer explicó que el vuelo, cuyo propósito inicial era más bien teórico, rápidamente se convirtió en la búsqueda aérea de un compañero. Estimulado por esta posibilidad, Stephen Laberge realizó un número considerable de experimentos de vuelo onírico en mujeres. Todas ellas describieron la experiencia de volar como gratamente excitante, casi como un justificativo que les permitía acceder a las caricias de un amante soñado sin padecer el perjuicio de la censura.

El significado de volar en sueños para los hombres, me temo, es mucho más directo. Rara vez se busca otra cosa que una mujer, ya sea para «rescatarla» o bien para «llevarla a volar» junto a él.

Antes de ir directamente a los detalles del sueño volador, conviene reflexionar acerca de ellos como un intento por alcanzar la libertad. Desde luego, no se trata de una búsquda integral, sino de una parte de nosotros mismos que anhela la trascendencia del cuerpo, paradójicamente desde el propio cuerpo, desde sus sensaciones y estremecimientos.

Para resumirlo en una idea menos abstracta, podríamos pensar que cuando el deseo no se concreta, el cuerpo se convierte en una cárcel del espíritu.

Ahora si, prosigamos.

La mayoría de los sueños que incluyen algún tipo de vuelo son también Sueños Lúcidos. Absolutamente todos hemos soñado con volar, pero al contrario de lo que sucede con otras piezas oníricas, más proclives al olvido, todos lo recordamos intensamente.

La experiencia de volar en sueños siempre va acompañada de una enorme satisfacción, que incluso se desplaza hacia la vigilia. Cualquiera que haya soñado con volar, y haya despertado inconvenientemente, sin dudas habrá deseado que el sueño continuara indefinidamente.

Si en el sueño volamos sobre un prado verde simboliza el control absoluto sobre una situación determinada, siempre relacionada con el amor. En este sentido, se trata de un vuelo controlado, que expresa la sensación de poder del sujeto.

Si, en cambio, soñamos que perdemos el control del vuelo en sueños, estamos frente a una manifestación de duda, de incertidumbre sobre nuestras capacidades. Muchas veces ocurre que el sujeto sueña que vuela en curso de colisión contra algún objeto, un árbol, un edificio o una montaña, o bien que se mantiene estático en el aire, sin poder avanzar. En estos casos el sueño representa cierto temor al abandono, al dejarse llevar y perder el control de sí mismo.

Hay sueños en los que el soñador padece un miedo atroz a volar demasiado alto, o bien a caer. Aquí estamos frente a un temor muy extendido y perfectamente natural: el miedo al fracaso, pero también al propio deseo.

El sueño de volar es, quizás, la máxima expresión de la fuerza imaginativa. La realidad nos limita, pero en el plano mental podemos hacer cualquier cosa. De hecho, si le preguntamos a alguien qué superpoder desearía tener, un porcentaje abrumadoramente alto desearía volar. Sin embargo, durante el sueño somos capaces de realizar cualquier tipo de proeza aérea. ¿Por qué, entonces, tendríamos miedo de volar en sueños? La respuesta precinde de toda complejidad: cuando la libertad es absoluta el miedo a perderse suele reemplazarla.




Más diccionario de sueños. I El lado oscuro de la psicología.


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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muuy bueno!

Enamaria dijo...

Oh interesante explicacion!!! Yo como que disfrute la total libertad porque estaba conciente del vuelo, me llevaban y yo me dedique a disfrutar el vuelo... Me desperte con una sonrisa, la persona que me condujo es alquien a quien aprecio mucho

Anónimo dijo...

Yo soñe que volaba que disfrutaba y que llevaba a alguien que la levantaba y la hacia volar conmigo

Hans dijo...

Es algo que experimento muy a menudo y por que he leído, creo que el autor jamás lo ha experimentado, Lo único cierto del artículo es la pena de despertarse con el deseo de continuar volando. Todo lo demás son elucubraciones gratuitas dignas de "eminencias" como el Sr. Freud.

Ismael De La Cruz. dijo...

Buen intento. Probablemente habría sido interesante el abordarlo desde la perspectiva auténtica que implica la búsqueda de la verdad, obviando el hecho de estar interesado en obtener la aprobación del lector. De todos modos, resulta difícil ofrecer un significado concreto y absoluto a un tema tan profundo en unas cuantas líneas.

Unknown dijo...

No comparto lo comentado por Hans e Ismael....”elucubraciones gratuitas”...?....”perspectiva auténtica que implica la búsqueda de la verdad...? creo que el tema es bastante subjetivo, pero reconozco que el autor, desde mi punto de vista, ha dado en el clavo casi al 100%, y si, como dices, el autor no lo ha experimentado, desde luego se ha documentado bien, incluso en el aspecto psicológico.
....¿cuál sería la perspectiva auténtica....? la tuya...? debemos tener en cuenta que, al ser una experiencia subjetiva, una “perspectica auténtica que implica la búsqueda de la verdad” no es procedente, porque....¿quién tiene esa potestad...? mi perspectiva puede diferir de la tuya, y las nuestras de la del resto....y ...¿cuál es “la verdad” de algo subjetivo...? eso es también relativo...; en lo que sí tienes razón Ismael, es que es difícil llegar a un significado concreto, y mucho menos absoluto, de este tema en un breve artículo.
En cuanto a lo que refiere el autor sobre el aspecto sexual o de búsqueda de una mujer que rescatar....��jaja....la verdad es que a mí no me ha pasado....no sé si a los demás sí. Lo cierto es que he disfrutado, y disfruto, de volar por el hecho de volar simplemente....tanto en sueños, en sueños lúcidos y en astral.
Es mi humilde opinión, sin pretender ofender a nadie. Un afectuoso saludo a Hans e Ismael y al resto.

Anónimo dijo...

Y que puedes aportar desde tu experiencia, me interesa verdaderamente tu punto de vista



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