«Donde ella confesó su amor»: John Clare; poema y análisis.
Donde ella confesó su amor (Where She Told Her Love) es un poema de amor del escritor inglés John Clare (1793-1864), publicado en la antología de 1842: Primer amor (First Love).
Donde ella confesó su amor es parte del ciclo de poemas de manicomio de John Clare (Asylum Poems), compuestos durante su estadía en el Northampton General Lunatic Asylum, donde padeció toda clase de alucinaciones, entre otras, que él mismo era la reencarnación de William Shakespeare y una especie de doppelgänger de Lord Byron.
En Donde ella confesó su amor, uno de los grandes poemas de John Clare, retoma dos viejas obsesiones del romanticismo: la mujer, la naturaleza, y como éstas se expanden y se contraen en la memoria. Y es que hasta los objetos más prosaicos cambian, mutan ante la presencia del otro: un anillo, una caligrafía apresurada en la solapa de un libro, unos dedos ansiosos, el recuerdo de una caricia: todo se transforma en los gabinetes de la memoria.
Aquí, el testigo del recuerdo es un paisaje, similar a muchos y a la vez singular; ya que fue en éste y no en cualquier otro, donde ella confesó su amor.
Donde ella confesó su amor.
Where She Told Her Love, John Clare (1793-1864)
La vi arrancar una rosa
Al comenzar el día, temprano,
Y fui a besar aquel páramo
Donde ella rompió su rosa;
Entonces vi los anillos
Donde su estilo era un secreto,
Y me enamoré de todos los objetos
Donde sus ojos habían caído.
Si ella viese el abismo
O las cálidas hojas dobles,
Ya sea de un olmo o un viejo roble,
Jamás sabría lo caras que esas cosas son para mi.
Poseo una agradable colina,
Allí me siento por horas, erráticas,
Donde ella arrancó hierbas aromáticas
Y otras pequeñas flores;
Allí murmuró ella, como la
la belleza canta en sueños,
Y la amé cuando derramó sobre su pecho
Algo similar a un llanto pequeño,
Bañando el lunar oscuro de su cuello,
Que a mis ojos era un diamante eterno;
Entonces mis labios ardieron
Y en mi corazón se consumieron.
Hay un pequeño espacio verde
Donde pasa indolente el ganado,
Donde descubrí un pálido sábado
La cosa más querida del mundo.
Un pequeño roble se extiende sobre él,
Arrojando una sombra redonda,
La hierba oscura allí se demora,
El verde más intenso que haya conocido:
Allí no hay penas ni dolor
No hay bosques ni arboledas,
Pero fue en aquella mágica tierra
Donde ella confesó su amor.
I saw her crop a rose
Right early in the day,
And I went to kiss the place
Where she broke the rose away
And I saw the patten rings
Where she oer the stile had gone,
And I love all other things
Her bright eyes look upon.
If she looks upon the hedge or up the leafing tree,
The whitethorn or the brown oak are made dearer things to me.
I have a pleasant hill
Which I sit upon for hours,
Where she cropt some sprigs of thyme
And other little flowers;
And she muttered as she did it
As does beauty in a dream,
And I loved her when she hid it
On her breast, so like to cream,
Near the brown mole on her neck that to me a diamond shone
Then my eye was like to fire, and my heart was like to stone.
There is a small green place
Where cowslips early curled,
Which on Sabbath day I trace,
The dearest in the world.
A little oak spreads oer it,
And throws a shadow round,
A green sward close before it,
The greenest ever found:
There is not a woodland nigh nor is there a green grove,
Yet stood the fair maid nigh me and told me all her love.
John Clare (1793-1864)
Right early in the day,
And I went to kiss the place
Where she broke the rose away
And I saw the patten rings
Where she oer the stile had gone,
And I love all other things
Her bright eyes look upon.
If she looks upon the hedge or up the leafing tree,
The whitethorn or the brown oak are made dearer things to me.
I have a pleasant hill
Which I sit upon for hours,
Where she cropt some sprigs of thyme
And other little flowers;
And she muttered as she did it
As does beauty in a dream,
And I loved her when she hid it
On her breast, so like to cream,
Near the brown mole on her neck that to me a diamond shone
Then my eye was like to fire, and my heart was like to stone.
There is a small green place
Where cowslips early curled,
Which on Sabbath day I trace,
The dearest in the world.
A little oak spreads oer it,
And throws a shadow round,
A green sward close before it,
The greenest ever found:
There is not a woodland nigh nor is there a green grove,
Yet stood the fair maid nigh me and told me all her love.
John Clare (1793-1864)
Poemas góticos. I Poemas de John Clare.
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