«Dies Irae»; «Día de la ira»: poema en latín y español


«Dies Irae»; «Día de la ira»: poema en latín y español.




Dies Irae —que en español significa Día de la ira) es un conocido himno en latín del siglo XIII atribuido al franciscano Tomás de Celano.

Dies Irae, tal como lo anuncia su título, el día de la ira, describe el fatídico último día de la humanidad, es decir, el inicio del Juicio Final, donde los muertos de toda la historia serán convocados ante el trono celestial para ser juzgados. Los elegidos se salvarán, mientras que los condenados serán arrojados a las llamas imperecederas.

Si bien no se trata estrictamente de un poema en latín sino de un himno en latín, ambos géneros se unen en la misma búsqueda de la musicalidad y la sonoridad; en el caso de Dies Irae, de un modo acorde al tema que trata; es decir, con una fuerza arrasadora.

A continuación compartimos tanto el poema en latín como una traducción al español de Dies Irae, además de otras dos versiones estremecedoras; la primera, a través del Requiem de Mozart; y la segunda, de la mano de la banda sueca de metal sinfónico, Therion.



Dies Irae.
El día de la ira, Tomás de Celano (1200-1260)

Día de la ira, aquel día
en que los siglos se reduzcan a cenizas;
como testigos el rey David y la Sibila.
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir
a juzgar todo estrictamente!
La trompeta, esparciendo un sonido admirable
por los sepulcros de todos los reinos,
reunirá a todos ante el trono.
La muerte y la Naturaleza se asombrarán,
cuando resucite la criatura
para que responda ante su juez.
Aparecerá el libro escrito
en que se contiene todo
y con el que se juzgará al mundo.
Así, cuando el juez se siente
lo escondido se mostrará
y no habrá nada sin castigo.
¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?
¿A qué protector rogaré
cuando apenas el justo esté seguro?
Rey de tremenda majestad
tú que, salvas gratuitamente a los que hay que salvar,
sálvame, fuente de piedad.
Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas en este día.
Buscándome, te sentaste agotado
me redimiste sufriendo en la cruz
no sean vanos tantos trabajos.
Justo juez de venganza
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Grito, como un reo;
la culpa enrojece mi rostro.
Perdona, Señor, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
me diste a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, al ser bueno, actúa con bondad
para que no arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los machos cabríos
situándome a tu derecha.
Refutados los malditos
arrojados a las llamas voraces
hazme llamar entre los benditos.
Te lo ruego, suplicante y de rodillas,
el corazón acongojado, casi hecho cenizas:
hazte cargo de mi destino.
Día de lágrimas será aquel renombrado día
en que resucitará, del polvo
para el juicio, el hombre culpable.
A ése, pues, perdónalo, oh Dios.
Señor de piedad, Jesús,
concédeles el descanso.
Amén.


Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla!
Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus!
Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.
Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
iudicanti responsura.
Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus iudicetur.
Iudex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nihil inultum remanebit.
Quid sum miser tunc dicturus?
Quem patronum rogaturus,
cum vix iustus sit securus?
Rex tremendæ maiestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.
Recordare, Iesu pie,
quod sum causa tuæ viæ;
ne me perdas illa die.
Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.
Iuste Iudex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.
Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.
Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.
Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.
Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.
Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.
Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.
Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
iudicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.
Pie Iesu Domine,
dona eis requiem.
Amen.



Dies Irae: Mozart.




Dies Irae: Therion.





Más poemas en latín. I Poemas medievales.


Más literatura gótica:
El análisis, resumen y traducción al español del poema en latín: Dies Irae (Día de la ira) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es increible la majestuosidad con la que Mozart compone su requiem.
Desde lo màs cercano a la profundidad de la belleza; el requiem de Wolfgang, es el mejor que en mis años de mùsica he escuchado.
Algo de no menos magnitud, es el "Dies Irae" de Verdi. Lo recomiendo.
Me gustaria que incluyan Carmina Burana de Carl Orff, y su traducciòn.
Agradezco a todo el espejo gòtico por maravillarnos siempre.

Anónimo dijo...

sobre poemas en latin franciscae
meae laudes. de ch. beaudelaire
se agradeceria ayuda para
leerlo bien



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