Bael: el demonio invisible de los grimorios


Bael: el demonio invisible de los grimorios.




Bael integra una corte de demonios muy prestigiosos entre los magos y las brujas de la Edad Media.

Esta popularidad se debe a una razón muy sencilla. Bael le otorgaba a sus devotos un don muy preciado durante la Inquisición: la impasibilidad ante el tormento, es decir, cierta insensibilidad ante los rigurosos interrogatorios oficiados por la fe.

Nicolás Aymerich, en su libro maldito: Directorium Inquisitorum (Manual del inquisidores) denuncia esta estratagema.

Según los grimorios y libros prohibidos de la Edad Media, entre ellas, las crónicas inquisitoriales, Bael fue el enemigo principal de los exorcistas.

De hecho, los exorcistas eran entrenados para superar las astucias y las duras pruebas impuestas por Bael. Su arma más poderosa era el sigilo y la cautela. Nunca anunciaba sus actos salvo cuando la sagacidad del exorcista lo obligaba a manifestarse abiertamente.

Algunos tratados demonológicos incluso afirman que Bael poseía el desconcertante don de la invisibilidad, y que a menudo volvía invisibles a las víctimas de su posesión diabólica.

Bael significa literalmente "Señor", y la etimología de su nombre lo vincula directamente con Baal, el demonio de la fecundidad que desafió a Yahvé, Baalcefón, Baalberith, el demonio de los abogados, Belfegor, Belial y Belcebú, el señor de las moscas.




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