Comunicaciones Post-Mortem.


Comunicaciones Post-Mortem.




Después de la muerte de un ser querido, algunas personas aseguran haber tenido experiencias paranormales como escuchar voces, sentir una presencia o tener sueños sobre el difunto. Esto puede atribuirse a factores naturales, como el duelo, el estrés, la fatiga física, falta de sueño; cuestiones que pueden contribuir a una mayor sensibilidad y dar lugar a experiencias que algunos podrían interpretar como paranormales. Después de todo, los sueños vívidos con seres queridos después de su fallecimiento son una forma de lidiar con el dolor y encontrar consuelo [ver: Significado de soñar con alguien que está muerto]

Pero, ¿qué sucede con las sensaciones físicas? Algunas personas aseguran sentir un toque invisible u oler una fragancia asociada con el difunto. Otros creen encontrar «mensajes» en el entorno, como luces parpadeantes o la aparición de un pájaro o una mariposa en momento específico.

Lo cierto es que muchas personas que han perdido a seres queridos sostienen haber recibido señales de que están bien después de su partida. A veces, estas «señales» son pequeñas sincronicidades, otras, eventos bastante asombrosos.

Las experiencias paranormales relacionadas con la muerte de un ser querido son comunes en quienes que están atravesando un duelo. La más común es «sentir» la presencia de la persona fallecida en los días posteriores a su muerte, incluso experimentar algún tipo de comunicación con el difunto [ver: Sentir «presencias» cuando estás solo]. Las mujeres reportan experiencias paranormales con más frecuencia que los hombres, antes y después de la muerte del ser querido.

Estos fenómenos son conocidos en parapsicología como Comunicaciones Post-Mortem [After-Death Communications (ADC)]. Son experiencias relacionadas con personas en duelo, aunque también es común entre quienes trabajan habitualmente con cadáveres, como personal de hospital, funerarias, cementerios, crematorios, es decir, individuos que no tienen un apego personal con el difunto. Las situaciones más frecuentes van desde experiencias aparicionales a olores fantasma, voces extrañas, perturbaciones eléctricas y movimientos anómalos de objetos, como puertas y ventanas que se abren y cierran sin causa aparente [ver: Pasos, golpes, objetos que caen y otros ruidos inexplicables]

El agente focal de las experiencias paranormales es habitualmente un individuo marcado por un trauma tan terrible que de algún modo lo vuelve sensible al mundo espiritual. Pensemos, por ejemplo, en Eleanor, la protagonista de la novela de Shirley Jackson: La maldición de Hill House (The Haunting of Hill House), es decir, cuyo pasado traumático le permite vincularse paranormalmente con la casa [ver: La verdadera Entidad que se esconde Hill House]. Esta noción hunde sus raíces en la psicología, que postula que el trauma puede producir estados disociativos. Sin embargo, las experiencias paranormales también son comunes en individuos «normales», heterogéneos, que afrontan sus vidas cotidianas de la manera más prosaica. Estas personas también son susceptibles de experimentar Comunicaciones Post-Mortem.

Compartir estas experiencias es algo que hoy consideraríamos socialmente aceptable, pero la actitud escéptica todavía está arraigada como norma cultural durante los proceso de duelo; de manera que las personas que están atravesando la pérdida de un ser querido suelen ocultar sus experiencias. Compartir estos sucesos puede verse obstaculizado por el miedo a ser ridiculizado, e incluso a ser señalado como víctima de alucinaciones. Cualquier cosa que debilite el duelo parece estar desaconsejado en nuestros tiempos. La Comunicaciones Post-Mortem, el contacto o la comunicación con los difuntos, están sujetos a un estigma; y por eso la mayoría de las personas en duelo tienden a no compartir sus experiencias.

Para la persona que tiene este tipo de experiencias durante el duelo, es más importante descubrir su significado que intentar explicarlo. Emplear términos como «sobrenatural» o «paranormal» puede llevar a la persona afectada a creer que el fenómeno no es «natural» ni «normal», cuando sí lo es. En parapsicología existe un término más apropiado: Vínculos Continuos [Continuing Bonds], el cual postula que las relaciones humanas no terminan con la muerte, solo se transforman.

En este contexto, el difunto desempeña un papel en la relación con los vivos. El concepto de Vínculo Continuo se basa en el apego, por lo que la relación de los vivos con los muertos no depende de creencias personales, sino de un sentimiento, de una idea o intuición. En resumen, un Vínculo Continuo ve la relación entre vivos y muertos como algo mutuo y complejo [conversaciones, experiencias sensoriales, sueños, y la sensación de su presencia] El duelo, en este sentido, es el proceso de transformación de la relación con el difunto.

Muchas personas en duelo experimentan fenómenos físicos, sensoriales y mentales relacionadas con la muerte de su ser querido. Las experiencias físicas refieren a fenómenos externos, como ver figuras, experiencias auditivas, táctiles, olfativas, funcionamiento irregular de dispositivos electrónicos [luces que parpadean, equipos que se encienden y apagan solos, etc.]. También es frecuente la caída o movimiento de objetos por sí solos dentro de la casa, particularmente fotografías o pertenencias del difunto [ver: Libros, cuadros y portarretratos que se caen solos]. Las experiencias mentales refieren a la vida interior del sujeto, sin una percepción clara, como la sensación de la presencia del difunto [ver: Sentir que hay un espíritu en casa]

Entre las experiencias sensoriales más habituales relacionadas con la muerte de un ser querido se incluye la visión de figuras y siluetas. «Ver figuras» implica observar por el rabillo del ojo siluetas humanas más o menos definidas moviéndose en la casa, y a veces la silueta del propio difunto [solo o en compañía de otros] en diversas formas: rejuvenecido o curado, sin parte inferior del cuerpo, sin rostro, sin cuerpo, dentro de un halo de luz, etc. [ver: Fantasmas por el rabillo del ojo]. En ocasiones estas presencias parecen enfrascadas en diversas actividades, como tareas domésticas, de pie en una habitación o fuera de la casa, pasando de largo, sentado en su sillón favorito o simplemente observando. Ver al difunto en compañía de otros generalmente implica verlo entre seres queridos que han fallecido con anterioridad, pero también entre desconocidos, incluso mezclado entre la gente en la vía pública [en una calle transitada, en el supermercado, al doblar una esquina].

Los fenómenos auditivos relacionados con la muerte de un ser querido incluyen experiencias musicales inusuales, escuchar pasos y sonidos característicos de la persona, entre ellos, su voz, su manera de silbar, cantar o tararear. Los sonidos más sutiles se encuentran los susurros y las risas [ver: Espíritus que imitan la voz humana]

Las experiencias táctiles son muy diversas: cambios en la atmósfera de una habitación [puntos fríos, ambientes cargados], alteración de la temperatura corporal, flujos de aire dentro de la casa. En ocasiones, los deudos aseguran haber sentido el toque de la persona fallecida, su tacto, como una sensación cálida que se extendía por el cuerpo, o bien sentir un obstáculo al caminar por la casa, como si algo invisible obstruyera el paso. Impresiones táctiles más intangibles son sentir un abrazo, una caricia, un beso, un empujón. Esto va acompañado de un hormigueo en el cuero cabelludo [ver: Toques Espirituales: cuando un espíritu te toca]

Las experiencias olfativas se limitan a percibir un olor asociado a la persona fallecida, que puede o no ser su perfume característico. Por ejemplo, la persona está viendo la televisión cuando, de repente, percibe el leve pero inconfundible olor del difunto [ver: Entidades que se manifiestan a través del aroma]

En algunos casos, estos fenómenos se perciben como un intento de comunicación espiritual, sobre todo a través de sueños con la persona muerta donde se transmite información significativa, o simplemente se conversa [ver: Muertos que se comunican a través de los sueños]. En ambos casos, el soñador es consciente del estado emocional del difunto: aceptación, felicidad, paz, tristeza, ausencia de dolor, cariño, orgullo e irritación.

Este tipo de sueños no necesariamente tratan con la muerte; a veces tienen que ver con el estado del fallecido. Lo cierto es que estas apariciones oníricas no son precisamente comunicativas. Pueden hablar, pero lo más común es que se comuniquen con gestos, o bien que aparezcan a la distancia, como al otro lado de una calle. En raras circunstancias están dispuestos a responder preguntas. Su intención, si puede llamarse de ese modo, es ofrecer consuelo con su presencia.

Las experiencias de comunicación después de la muerte respaldan la teoría de la supervivencia de la consciencia más allá de la muerte física. En la sociedad moderna, la mayoría de nosotros fuimos educados [o condicionados] para creer que estas cosas son supersticiones. Sin embargo, ocurren. De hecho, son sorprendentemente comunes.

Es importante aclarar que la Comunicación Post-Mortem no es mediumnidad, ni una conversación bidireccional a través de un tercero. La comunicación es espontánea, se produce directamente a la persona que la experimenta, sin intérprete ni intermediario, y suelen ser fenómenos no buscados.

Puede tratarse de una sueño o la visualización de una persona muerta. Puede ser un ruido inexplicable o el parpadeo de las luces eléctricas. Puede ser una sensación de presencia sin ningún indicador sensorial específico, aunque muchas personas sostienen haber oído, visto, olido o sentido el tacto de sus seres queridos. No son episodios psicóticos.

Es cierto, la Comunicación Post-Mortem se basa en la subjetividad, más que en una verdad objetiva. Es decir, quien la experimenta suele «sentir», sin cuestionar, que la comunicación proviene de un ser querido fallecido.




Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.


Más Consultorio Paranormal:
El artículo: Comunicaciones Post-Mortem fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción, enviar consultas o compartir tu experiencia, escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Álvaro dijo...

Es increíble la calidad que tiene este blog, lo encontré por casualidad buscando relatos cortos lovecraftianos pero qué cantidad de material y qué buena calidad. Muchas gracias !

Sebastian Beringheli dijo...

Gracias por el apoyo, Álvaro!



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Poema de Gerard Manley Hopkins.
Relato de Mary E. Penn.
Poema de Emily Dickinson.


Poema de Richard Wilbur.
Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.