«La tumba inquieta» [anónimo]: poema y análisis.


«La tumba inquieta» [anónimo]: poema y análisis.




La tumba inquieta (The Unquiet Grave) es un poema gótico anónimo de siglo XV, que pasó de generación en generación como una una canción popular inglesa en la que un joven llora a su amada muerta y le impide obtener la paz. Fue recopilado originalmente por Francis James Child en 1868.

La tumba inquieta versifica el lamento de un hombre que llora a su amada muerta durante «doce meses y un día». Al cabo de ese tiempo, la muerta se queja de que su llanto le impide descansar en paz. Él le pide «un beso de tus labios de arcilla fría». Ella le dice que un beso suyo lo mataría. Cuando él persiste, queriendo unirse a ella en la muerte, ella explica que, una vez que ambos estén muertos, sus corazones simplemente se pudrirán como flores marchitas. El mensaje es simple: los vivos deben disfrutar la vida mientras la tengan [ver: Fantasía Póstuma: acompañar a un personaje en el más allá]

Las primeras dos estrofas de La tumba inquieta las habla el joven. Al principio parece que se dirige directamente a la muerta, aunque no es imposible que le esté hablando a una nueva amada viva: «El viento sopla hoy mi amor / y caen unas pequeñas gotas de lluvia.» El hablante continúa en las líneas tres y cuatro para dirigirse a su nueva amante; si es lo último, el efecto es como si se dirigiera al auditorio en una obra teatral o, en este caso, al lector: «Nunca tuve más que un verdadero amor / en una tumba fría yace ella.» Este dispositivo expresa franqueza, y confirma la autoridad emocional del orador.

La muerte de la mujer parece reciente, pero rápidamente se nos informa que han pasado «doce meses y un día». Esto establece el lienzo para una superstición muy extendida en la Edad Media: las tumbas se vuelven «inquietas», así como sus ocupantes, cuando el dolor excesivo de sus deudos les impide abandonar la tierra. Este motivo ha generado muchas leyendas de fantasmas enojados porque el dolor de los vivos no les permite cortar su lazo con el plano físico. Es una superstición antigua, mucho más antigua que el poema. [ver: De Masticatione Mortuorum in Tumulis]

Ahora bien, el narrador de La tumba inquieta se niega a aceptar que su tiempo de duelo se acabó y, como resultado, persiste en sus lamentos durante más de un año; entonces: «los muertos comenzaron a hablar». No sabemos el nombre de la mujer enterrada. El narrador se refiere a ella simplemente como «la muerta». En este punto comienza el diálogo propiamente dicho: la mujer espectral pregunta de quién es el llanto que la perturba, y el joven promete que la dejará en paz a cambio de un beso.

Las repeticiones, un patrón musical común [La tumba inquieta es, después de todo, una canción popular], tienen aquí el efecto de acercar a los amantes, como si uno hiciera eco del otro. «Anhelo un beso de tus labios fríos como la arcilla» se ve reforzado casi con ternura por la respuesta: «Anhelas un beso de mis labios fríos como la arcilla», mientras que la aliteración deja una impresión contrastante de mortalidad sin sentimentalismo. Aunque podría ser el hombre el que habla en la estrofa seis, parece más probable que el fantasma de la mujer sea el hablante de la quinta, la sexta y la séptima. Su descripción de la flor muerta es una parábola sobre la pérdida y su aceptación. El doliente todavía quiere creer que la «flor más hermosa» [su amada] puede volver a crecer. La mujer sabe que la regeneración es imposible. Este marchitamiento también sucede en los corazones de los amantes: es un hecho inevitable del tiempo. El mensaje es duro y triste, pero las palabras posteriores son amables: «Así que conténtate, mi amor, / hasta que Dios te llame».

El lector contemporáneo de La tumba inquieta probablemente comparta la actitud realista de la mujer muerta. Después de todo, lo más importante del duelo es atravesarlo para «seguir adelante». Sin embargo, este era un mensaje innovador para el siglo XV. Por otro lado, la superstición de que besar a un muerto trae la propia muerte puede tener una base sólida, sobre todo si tenemos en cuenta que en aquella época las enfermedades infecciosas [como «la peste»] causaban verdaderos estragos.

Leída desde una perspectiva históricamente distanciada, La tumba inquieta es una advertencia práctica sobre cómo los vivos deben tratar a los muertos [por el bien de ambos], y no tanto sobre cuál es la mejor manera de sobrevivir una pérdida traumática. Sin embargo, cualquiera que sea el mensaje del poema, su ritmo e imágenes son exquisitamente simples. Hay algo casi arquetípico en este amante que llora sobre la tumba de su amada. El viento salpicado de lluvia, el aliento terroso, y el jardín verde con su única flor marchita son detalles que, aunque se trata de una balada sobrenatural, crean la impresión de un ciclo natural.

Tal vez la trascendencia de La tumba inquieta se deba a un hecho concreto: más allá de lo que ocurre en el poema, el autor está llamando a su audiencia a recordar que hay vida después de la muerte, tanto para los vivos como para los muertos. El llanto del hombre no solo le impide seguir adelante con su vida, sino que de algún modo bloquea el paso de su amada a una nueva vida más allá de este mundo. Después de todo, amar a alguien significa querer lo mejor para el otro; y para practicar eso se debe dejar de lado la tristeza, el deseo de posesión, y permitir que ambos descubran qué les depara el futuro, tanto en este plano como en el otro. Suena fácil, en teoría...




La tumba inquieta.
The Unquiet Grave, Anónimo [siglo XV]

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


El viento sopla hoy mi amor,
y caen unas pequeñas gotas de lluvia.
Nunca tuve más que un verdadero amor,
en una tumba fría yace ella.

Haré tanto como cualquier joven
por mi verdadero amor,
me sentaré y amaneceré en su tumba
durante doce meses y un día.

Habiendo pasado los doce meses y un día,
los muertos comenzaron a hablar:
¿Quién está sentado llorando junto a mi sepulcro,
y no me deja descansar?

Soy yo, mi amor, sentado sobre tu tumba,
y no te dejaré dormir,
porque anhelo un beso de tus labios fríos como la arcilla,
y eso es todo lo que busco.

Anhelas un beso de mis labios fríos como la arcilla,
pero mi aliento huele a tierra.
Si tienes un beso de mis labios de arcilla fría,
no será largo tu tiempo.

Está abajo en el jardín verde,
amor, donde solíamos caminar,
la más hermosa flor,
marchita hasta convertirse en un tallo.

El tallo está marchito, seco, mi amor,
así se descompondrán nuestros corazones.
Así que conténtate, mi amor,
hasta que Dios te llame.


The wind doth blow today my love,
And a few small drops of rain.
I never had but one true-love,
In cold grave she was lain.

I'll do as much for my true-love
As any young man may,
I'll sit and morn all at her grave
For a twelvemonth and a day.

The twelvemonth and a day being up,
The dead began to speak:
Oh who sits weeping at my grave,
And will not let me sleep?

‘Tis I, my love, sits on your grave,
And will not let you sleep,
For I crave one kiss of your clay-cold lips,
And that is all I seek.

You crave one kiss of my clay-cold lips,
But my breath smells earthy strong.
If you have one kiss of my clay-cold lips,
Your time will not be long.

‘Tis down in yonder garden green,
Love, where we used to walk,
The finest flower that ere was seen
Is withered to a stalk.

The stalk is withered, dry, my love,
So will our hearts decay.
So make yourself content, my love,
Till God calls you away.


Anónimo.

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de amor.


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El análisis, traducción al español y resumen del poema anónimo del siglo XV: La tumba inquieta (The Unquiet Grave), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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