«El Morador de las Tinieblas»: Lovecraft y el miedo a la pobreza


«El Morador de las Tinieblas»: Lovecraft y el miedo a la pobreza.




En noviembre de 1935, Lovecraft escribió el que sería su último gran relato: El Morador de las Tinieblas (The Haunter of the Dark), dedicado a su amigo por correspondencia, el entonces adolescente Robert Bloch [ver: El Círculo de Lovecraft y la aristocracia de «Weird Tales»]. La historia comienza con un misterioso informe sobre la muerte del protagonista, Robert Blake: «un escritor y pintor totalmente dedicado al campo del mito, el sueño, el terror y la superstición, y ávido en su búsqueda de escenas y efectos de un tipo espectral y extraño» La historia está narrada en tercera persona, supuestamente derivada de un diario que dejó el desventurado Blake, en el cual registró los acontecimientos que preceden a la narración [ver: Ciclo Robert Blake]

El joven Blake, que ocupa unas habitaciones en College Hill, Providence, estaba fascinado con la vista de Federal Hill al otro lado de la ciudad y, en particular, con una cierta iglesia sobre la que parecía flotar «un aura vaga y singular de desolación», tal es así que los pájaros, vistos a través de los prismáticos de Blake, nunca se posan allí. El protagonista siente que este distante «mundo más allá de las brumas» es una región etérea «que podría o no desaparecer en sueños» si alguna vez intentara acercarse a ella. Pero después de un largo período de inquietud, decide buscarla.

Atraviesa la ciudad, cruzándose en el camino con unos residentes italianos extrañamente perturbados por sus preguntas sobre la iglesia, vacía durante mucho tiempo. Sin embargo, encuentra la iglesia y se las arregla para entrar, encontrando en el interior una pila podrida de libros antiguos. Subiendo a la habitación de la torre debajo del campanario, encuentra [«en un pilar de piedra curiosamente angulado»] una caja asimétrica que contiene un objeto cristalino que parece llenarlo de espeluznantes visiones cósmicas. También encuentra el esqueleto de un hombre que lleva una placa de reportero. El bolsillo del hombre contiene un trozo de papel con notas garabateadas. Evidentemente, el reportero de alguna manera murió allí mientras investigaba los informes de una secta que había operado en la iglesia. Las notas hablan de un Trapezoedro Brillante, el cual es capaz de invocar a un ser llamado Morador de las Tinieblas, una entidad que no puede existir en la luz [ver: De la luz a la oscuridad: psicología de «El modelo de Pickman»]

Habiendo mirado dentro del Trapezoedro Brillante, Blake cree escuchar movimientos más allá de la trampilla del campanario, sobre la habitación de la torre donde se encuentra. Nervioso, huye. Un mes más tarde, resuelve el criptograma que se ha llevado, encontrando más referencias al Morador de las Tinieblas, junto con relatos del Trapezoedro Brillante, básicamente un antiguo objeto de origen extraterrestre [ver: Gandalf y la tercera ley de Clarke: la magia como forma avazada de tecnología]. Comienza a sospechar que ha convocado al Morador de las Tinieblas y que se ha establecido un vínculo impío entre esa entidad y él mismo. Una tormenta eléctrica pone fuera de servicio algunas de las luces de la ciudad, y Blake está aterrorizado de que el Morador de las Tinieblas aproveche la ausencia de luz para aventurarse fuera de la iglesia. Los relatos de los periódicos registran temores similares por parte de los italianos, entre los cuales aún viven los recuerdos del antiguo culto.

Aproximadamente un mes después, una tormenta eléctrica apaga el sistema de iluminación de toda la ciudad. Mucha gente escucha sonidos siniestros provenientes del campanario, mientras otros son testigos de una mancha de oscuridad que se abre camino hacia College Hill. Blake está allí, garabateando a ciegas en su diario que la cosa sabe dónde está y que se ha convertido en uno con ella. Finalmente, el cadáver de Robert Blake es encontrado en su escritorio. La última entrada de su diario dice:


[Yog-Sothoth, sálvame.]


Esta historia presenta, además de la irresoluble cuestión de la identidad de Blake y el Morador de las Tinieblas, una preocupación por la bipolaridad de la luz y la oscuridad, y en el fondo de todo eso un profundo miedo a la pobreza.

Pero, vayamos por partes.

El título en español de este cuento de Lovecraft, El Morador de las Tinieblas, no es demasiado exacto. Perseguidor sería una traducción más atinada Haunter; sobre todo si tenemos en cuenta que esta entidad no mora en la iglesia, sino que es invocada a intervalos de siglos. La palabra haunt, en su etimología, proviene de la raíz indoeuropea kei, «yacer», e incluso «alojamiento» y «hogar» según algunos. Esta raíz etimológica nos permite pensar que hay una relación entre los lugares frecuentados por el Morador: la iglesia y las habitaciones de Blake al otro lado de la ciudad. Entonces, a pesar de los esfuerzos de Lovecraft por hacer que cualquier vínculo entre Blake y el Morador parezca reciente, lo cierto es que Blake siempre está vinculado con lo que teme. Él es, en cierto modo, el Morador de las Tinieblas esperando una oportunidad para manifestarse.

La misma raíz indoeuropea [kei] evolucionó en sánscrito como kiwo, el nombre original de Shiva en términos de un ciclo de destrucción y renacimiento. Si Lovecraft estaba al tanto de esto [bien puede que no lo haya estado], El Morador de las Tinieblas es problemáticamente más resistente a una lectura ligera de lo que cabría suponer. Kiwo significa «poner en movimiento», pero el Morador realmente no pone nada en movimiento; más bien es él, pasivamente, quien es puesto en movimiento, invocado. De hecho, la raíz kei evolucionó en latín como citare, que significa «convocar». Aquí, el intercambio entre actividad y pasividad apunta a la noción de que, nuevamente, la entidad no solo aguarda ser invocada, sino que aguarda a Robert Blake, identificarse con él, contrariamente a la impresión de que la evocación es una tragedia, una desgracia que no tenía por qué haber sucedido.

Si la palabra Haunter en el título del relato de Lovecraft presenta algunas intrigas etimológicas, también lo hace darkness, «oscuridad». Dark proviene de la raíz dher, «ensuciar», «oscurecer». A simple vista, el Haunter del título parece referirse a una entidad que acecha en las sombras, pero etimológicamente [de nuevo, quizás Lovecraft no estaba al tanto de esto] se define a sí misma por la oscuridad de su identidad.

La noción convencional nos lleva a suponer que la Luz es el concepto privilegiado, quizás sin detenernos a considerar que la Oscuridad, en realidad, es la condición que impregna el universo hasta que la Luz la dispersa. La Oscuridad, además, existe de forma independiente, mientras que la Luz requiere de una fuente. La Luz se percibe generalmente como un concepto positivo, una presencia, mientras que la Oscuridad se percibe como una negación, una ausencia [de Luz]. Por tanto, el término positivo es artificial, mientras que el término negativo es primario y natural. Pero vemos fácilmente que los dos polos se implican necesariamente entre sí. La Oscuridad, como ausencia, no es comprensible sin el conocimiento de la Luz, de lo que ha de faltar para entender el término que se está definiendo. Un universo totalmente sin Luz sería uno en el que el término Oscuridad no tendría sentido, y viceversa.

Con este telón de fondo general de conceptos problemáticos podemos proceder a encontrar dificultades más específicas en la bipolarida entre Luz/Oscuridad en El Morador de las Tinieblas de H.P. Lovecraft.

Lovecraft se esfuerza [¿quizás demasiado?] por describir a Robert Blake como una víctima inocente, ingenua y engañada por el horror con el que se enfrenta. Blake, en una lectura casual, es un habitante de la Luz, mientras que el Morador de las Tinieblas lo es de la Oscuridad. El relato incluso sugiere esta dicotomía tratando de ampliar la brecha entre Blake y el Morador, por ejemplo, cuando describe la casa colonial en la que Blake vive, escribe y pinta:


[Su estudio estaba en una habitación del ático norte, donde los cristales del techo le proporcionaban una iluminación admirable.]


Esta descripción de las regiones más altas de la casa contrasta con la de la parte más alta de la misteriosa iglesia, cuyo campanario es la única parte que no admite luz. Claramente el relato intenta vincular a Blake con la Luz y al Morador de las Tinieblas con la Oscuridad; pero también hay mucho en el texto que trabaja, al mismo tiempo, en contra de esta tendencia aparentemente natural.

Primero, obviamente, Blake es un artista que se dedica a lo oscuro y lo extraño. Si, como parece sugerir Lovecraft, Blake debe ser considerado como una víctima, también hace mucho para que su personalidad sea susceptible a esas fuerzas que finalmente lo derrotarán; es decir, no es completamente inocente. Siempre coqueteó con la Oscuridad; de hecho, parece estar esperando que la Oscuridad se manifieste en su vida. Por otro lado, el Morador, supuestamente una criatura de la Oscuridad, es invocada por el Trapezoedro Brillante. No sé exactamente cómo Lovecraft concibió este dispositivo tecnológico extraterrestre [podría ser interesante analizarlo en otro artículo], pero es curioso que aparezca en un relato protagonizado por un tal Blake, y que en un poema de William Blake [titulado: El gabinete de cristal (The Crystal Cabinet)] leamos lo siguiente: este gabinete está formado de oro / y perla y cristal brillando, / y dentro de él se abre a un mundo. De todos modos, el Morador es invocado por la mirada de alguien dentro del Trapezoedro Brillante, un acto apenas posible, por no decir inimaginable, en una criatura aparentemente antitética y enemiga de la Luz.

Ninguno de los extremos en esta bipolaridad entre Luz y Oscuridad, entre Blake y el Morador, es tan exacto en relación con su opuesto como podría pensarse.

Incluso si Blake fuera simplemente «bueno», y el Morador básicamente «malo», y asociados respectivamente con la Luz y la Oscuridad, los problemas persistirían. La noción de que la Luz debe connotar bondad, y la Oscuridad lo contrario, no es demasiado consistente con la mitología; ni siquiera con la tradición bíblica. El propio Lucifer es etimológicamente el «portador de la luz», un pariente mítico de Prometeo, quien, como Lucifer, fue castigado por los dioses por traer el fuego [la luz, esencialmente] a la humanidad. Adán y Eva cayeron al ser iluminados por comer el fruto prohibido, que no era otra cosa que el conocimiento. La Oscuridad, por otro lado, a menudo se ha asociado con la calma, la paz, el olvido. La noche está dada para dormir y soñar [y algunas otras actividades que pueden requerir algún tipo de agitación, desde luego], el día para el trabajo y el ajetreo. Está claro [incluso al decir «claro» caemos en el vínculo metafórico de la Luz con el entendimiento] que cualquier noción reductora de la Luz y Oscuridad es problemática.

De hecho, las relaciones etimológicas de light [«luz»] contradicn cualquier asociación simple con la bondad. Su raíz es leuk, «brillo», que a través de la forma leuk-sna produce (además de la palabra lucifer]; así como en la forma germánica lugon participa del nombre de Loki , el dios nórdico del fuego, también percibido como el dios del mal. La misma raíz indoeuropea leuk produjo, a través de la forma luk-ya, el griego lussa, que significa «rabia», conduciendo nuevamente a la idea de un tipo de estado emocional violento que se manifiesta como un brillo en los ojos. Significativamente, entonces, los investigadores de Blake, al leer su diario, especulan que su mente puede no haber estado del todo cuerda, dada su devoción por lo mórbido y sus apuntes sobre la antigua iglesia. Pero la Luz y la Oscuridad son problemáticos en el texto incluso más allá de estas consideraciones generales.

Los detalles de la experiencia de Blake, se nos dice, derivan de su diario, el cual el relato, sin embargo, no cita directamente hasta el final. Sin embargo, al principio se nos informa lo siguiente:


[Ahora, estudiando el diario de cerca, desapasionadamente y con tranquilidad, podemos resumir esta oscura cadena de acontecimientos.]


En efecto, en esta etapa, y durante la mayor parte de la historia, se nos mantiene en la oscuridad sobre las anotaciones del diario de Blake. El pasaje citado nos lleva a creer que en algún momento leeremos esas entradas textualmente, pero no es así. Solo se nos proporcionan referencias al diario, quizás empleando términos distantes de los usados por Blake. Se nos dice además que, del contenido del criptograma que Blake ha resuelto, el diario es «extrañamente reticente». Es solo al final que el cuento nos da una cita directa del diario en las palabras frenéticas de Blake, arrojando luz sobre lo que ha dicho.

Así, Lovecraft genera un efecto curioso: en la parte del relato que se ocupa de Blake [supuestamente asociado con la Luz], estamos inmersos, epistemológicamente, en la Oscuridad; mientras que al final, cuando el Morador [supuestamente caracterizado por la Oscuridad] entra en juego con más fuerza, nos encontramos por primera vez inmersos en la Luz. En otras palabras, lo que el relato dice es subvertido por la forma en la cual lo dice.

Se nos dice que el techo del estudio de Blake proporciona una «iluminación admirable». Sin embargo, los resultados de su producción artística son «siete lienzos, estudios de monstruos anónimos e inhumanos y paisajes profundamente extraterrestres». Blake, supuestamente del lado de la Luz, ya es un proveedor de Oscuridad, pintando lienzos que se parecen más al otro lado de la oposición, el lado del Morador. La Luz, parece decirnos Lovecraft, conduce a la Oscuridad.

Blake, mirando desde la ventana de su estudio hacia el oeste, con Federal Hill y la iglesia más allá, reflexiona que la colina parece «de alguna manera extraña, fabulosa». Se nos dice que el sentimiento persistiría «mucho después de que la colina se hubiera desvanecido en el crepúsculo violeta, estrellado, y las luces de la ciudad se hubieran encendido para hacer la noche grotesca». Es curioso, viniendo de un protagonista que pretende ponerse del lado de la Luz contra la Oscuridad, que la iluminación de la ciudad sea vista como algo grotesco. La Oscuridad aquí no conlleva tal estigma. El mismo pasaje sugiere consuelo en la Oscuridad, más que horror. Una vez más, los roles tradicionales de la Luz y la Oscuridad son cuestionados en el relato.

Del mismo modo, cuando Blake entra en la iglesia encuentra que, en la nave [«un lugar casi sobrenatural»] «jugaba una espantosa luz plomiza mientras el sol poniente de la tarde enviaba sus rayos a través de los extraños cristales medio ennegrecidos de las grandes ventanas absidales». La Luz aquí se describe como «espantosa», una caracterización que no recae nunca sobre la Oscuridad. De este modo, Lovecraft subvierte continuamente los roles supuestamente establecidos de la Oscuridad y la Luz.

Al final, Blake llega a creer [sea cierto o no] que se ha convertido en uno con el Morador. Dos de sus últimos garabatos en su diario dicen: «La luz es oscuridad y la oscuridad es luz». Las cuestiones de identidad y alteridad se multiplican aquí, ya que, como hemos visto, realmente no podemos asociar de forma definitiva a Blake con la Luz y al Morador con la Oscuridad [ver: Atrapado en el cuerpo equivocado: la identidad de género en el Horror]

Es curioso que, cerca del final del cuento, Blake escriba el nombre de Roderick Usher. Esto puede leerse como un reflejo de la idea de que Usher, en el cuento de Edgar Allan Poe: La caida de la Casa Usher (The Fall of the House of Usher) era uno con su horror, uno con la casa condenada que se derrumbó a su alrededor [ver: «El Extraño» de Lovecraft como secuela de «La Casa Usher» de Poe]. Pero inmediatamente antes de escribir el nombre de Roderick Usher, Blake también ha garabateado las palabras «puede oír», refiriéndose a su capacidad [real o imaginaria] de escuchar lo que está sucediendo en el campanario al otro lado de la ciudad. También podemos leer el nombre de Roderick Usher como una referencia a la audición sobrenaturalmente aguda que poseía el personaje de Poe.

La noción de que Blake se ha vuelto uno con el Morador no parece lógica. Las notas del reportero muerto nos dicen que el Morador es «desterrado por una luz fuerte», de modo que, al final, la muerte de Blake puede explicarse por el hecho de que el Morador lo encuentra y se une a él solo a tiempo para ser «desterrado» de sí mismo por el titánico estallido final de un rayo. Pero si Blake está muerto y el Morador simplemente ha sido desterrado, ¿en qué sentido puede decirse que se han convertido en la misma entidad? ¿Puede una entidad ser dos cosas, o ambas simultáneamente? La respuesta no es necesariamente no, pero en cualquier caso apunta a una fisura narrativa muy interesante.

Cuando Blake, al final, escribe sobre «el ojo ardiente de tres lóbulos», bien podría estar refiriéndose a sí mismo en términos de trinidad: él mismo, el Morador, y la relación indeterminada entre ambos.

Aunque H.P. Lovecraft es probablemente la figura literaria más significativa de la historia de Providence, pasó la mayor parte de su vida adulta luchando contra la pobreza. Su ficción no se vendió comercialmente durante su vida, excepto para unas pocas revistas pulp, como Weird Tales. Nunca se atrevió a escribir lo que llamó «obras comerciales». Lovecraft nació en el seno de una familia adinerada y vivió en una mansión hasta los 14 años, cuando la muerte de su abuelo y una serie de inversiones fallidas obligaron al primero de varios traslados a barrios más modestos [ver: Las «familias extrañas» de Lovecraft]. A medida que pasaban los años, Lovecraft, que carecía de cualquier formación práctica que le permitiera ganarse la vida, necesitaba escribir para cubrir sus gastos. Se dio cuenta de que nunca podría vivir de las escasas ganancias de su ficción y pasó la mayor parte de su vida preocupándose por el dinero.


[La situación económica de un hombre de mi edad, sin formación especial, no es algo agradable de contemplar]


Lovecraft escribió esto en 1936, un año después que El Morador de las Tinieblas, el cual contiene un código cultural que representa simbólicamente los temores del flaco de Providence a la pobreza al contrastar dos secciones de la ciudad de Providence. College Hill, donde Lovecraft nació y vivió la mayor parte de su vida, representa la cultura cómoda, rica y académica que había conocido de niño y había esperado que continuara para siempre. Para él, dejar College Hill equivalía a la pobreza, y en cada una de sus mudanzas su prioridad era encontrar un hogar económico en lo que él llamaba la «colina antigua». En contraste, Federal Hill muestra la cultura de la clase trabajadora, básicamente la miseria que Lovecraft temía y despreciaba. Para él, ese era un mundo de inmigrantes y gente común, totalmente ajeno a su forma de vida [ver: El horror hereditario y la enfermedad de Lovecraft]

En 1935, el año en que escribió El Morador de las Tinieblas, Lovecraft aún disfrutaba de una vida de relativa tranquilidad que lo dejaba libre para leer, escribir y estudiar, incluso si no podía permitirse el lujo de comprar ropa nueva. Sin embargo, sus recursos se desvanecían rápidamente, y solo su trabajo como escritor fantasma, y algunas tareas de revisión y corrección, lo salvaron de la pobreza absoluta [ver: Lovecraft como escritor fantasma]. Lovecraft albergaba el temor de que sus fondos finalmente se acabaran y se viera obligado a buscar empleo o mudarse a una vivienda más modesta en otra área de Providence. Estos miedos a la pobreza cobran vida simbólicamente en El Morador de las Tinieblas cuando el «malo» de Federal Hill invade College Street.

El protagonista de la historia, Robert Blake, es esencialmente una representación de Robert Bloch. Sin embargo, como en la mayoría de las historias de Lovecraft, el personaje principal es un disfraz del propio autor. Robert Blake, un artista erudito que comparte el interés de Lovecraft por lo macabro, se traslada a Providence para escribir y pintar. Después de crear varias de sus obras más conocidas, Blake queda fascinado con la antigua iglesia de Federal Hill que ve desde su ventana. Su fascinación se convierte en obsesión, y finalmente se propone localizar y explorar la iglesia. Después de perderse en las extrañas y laberínticas calles de Federal Hill, encuentra la iglesia. Su exploración de la estructura finalmente desata este antiguo mal que invade su cómoda casa en College Hill.

El relato comienza tentando al lector con el enigma de la muerte de Robert Blake, luego proporciona una descripción de fondo de la cómoda casa de Blake en College Hill, que en realidad es la casa de Lovecraft en 66 College Street.


[Era un lugar acogedor y fascinante, con un pequeño jardín en una zona donde gatos enormes y amigables tomaban sol en lo alto de un cobertizo.]


Esto es representado en las imágenes de comodidad y ligera opulencia en el estilo de vida de Blake, en resumen, el tipo de vida que Lovecraft había conocido en su juventud y que esperaba que continuara para siempre. Sin embargo, Robert Blake no parece verse obstaculizado por preocupaciones financieras mientras dedica su tiempo a sus actividades académicas y artísticas, el tipo de vida perfecto en el mundo de Lovecraft. College Hill, entonces, representa la cultura del erudito.

A medida que la situación financiera de Lovecraft se fue deteriorando, el flaco de Providence temió que los días de su vida cómoda y apacible estuvieran contados. Por lo tanto, College Hill se contrasta inmediatamente con Federal Hill, la otra Providence, que Blake ve desde su ventana. Es a la vez extremadamente cercano, pero irreal. Mientras que College Hill se describe como «la gran colina hacia el este cerca del campus de la Universidad de Brown», Federal Hill es «la joroba espectral», una extensión enferma de la zona. Este mundo es de ensueño y pesadilla, al principio, y no tiene nada que ver con la realidad de Blake. Pero, a medida que avanza la historia, este mundo se vuelve terriblemente real hasta que invade College Hill.

Blake se entera por sus amigos que Federal Hill es un vasto barrio italiano, una tierra de inmigrantes trabajadores que no tienen nada en común con él [ver: El Marxismo en el Horror: los pobres siempre mueren primero]. Son tan ajenos para él como lo eran para Lovecraft. A medida que el protagonista se vuelve más fascinado con Federal Hill, el lugar se torna más siniestro y realista, sobre todo por las tardes, haciéndole imposible escribir o pintar [Curiosamente, El Morador de las Tinieblas fue la última pieza original que escribió Lovecraft. Desde 1935 hasta su muerte en 1937, su vida estuvo plagada de problemas de salud y tediosos trabajos de revisión, cuestiones que consumieron la mayor parte de su creatividad]. Una vez que Blake visita Federal Hill, las imágenes se vuelven más nítidas. Incluso antes de llegar a la iglesia ve esta zona de Providence como algo sombrío, decadente, lúgubre. Las calles y los edificios son de color marrón o negro, con una notoria falta de cualquier tipo de vegetación, excepto maleza.

Es un mundo extraño pero real. Incluso cuando lo imagina como «un mundo de sueños que nunca debe ser pisado por pies humanos», transpira una cruda realidad, un mundo de comerciantes que trabajan largas horas, de amas de casa y de niños que juegan en el barro. Este mundo realista está, de hecho, a años luz del mundo de Robert Blake y del propio Lovecraft. Sin embargo, es un mundo que continúa acercándose a sus realidades [este es el único relato de sus historias de Providence que se aventura lejos de College Hill]. Blake termina aceptando este escenario, y el mal que habita en él, al igual que Lovecraft aceptó la inminente catástrofe de su propia situación. Sin embargo, ni Blake ni Lovecraft pueden hacer nada para cambiar sus respectivas situaciones.

La maldad de Federal Hill, por supuesto, finalmente consume a Robert Blake mientras observa impotente desde la ventana de su apartamento en College Hill. «Me gusta mucho representar a las figuras centrales como indefensas frente a los horrores que se avecinan», escribió Lovecraft en 1937, unas pocas semanas antes de su prematura muerte. De hecho, el mismo Lovecraft debe haberse sentido impotente frente a la pobreza. Sufriendo de mala salud y sin entrenamiento profesional [o habilidad para escribir lo que él consideraba comercialmente viable], poco podía hacer excepto observar y esperar el desastre, a este Morador de las Tinieblas que, estaba seguro, finalmente lo consumiría.




H.P. Lovecraft. I Mitos de Cthulhu.


Más literatura gótica:
El artículo: «El Morador de las Tinieblas»: Lovecraft y el miedo a la pobreza fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Es casual que Robert Blake sea pintor? Como tal inevitablemente sabía que se necesita oscuridad para que la luz esté presente en una pintura, como algo opuesto. Lo sabe cualquier ilustrador que mancha papeles con tinta china.
Y es compatible con todo ese análisis.

Y podría que ser que, al hacerse uno con El Morador, la luz lo haya matado.

En cuanto a El Portador de Luz, podría no ser el malo de la historia. Según la visión gnóstica, la maldad está en el creador imperfecto, el Demiurgo. El paraíso terrenal sería una prisión de la que escapar, en lugar de ser desterrados.

Interesante entrada.



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «La pequeña habitación» de Madeline Yale Wynne.
Poema de Emily Dickinson.
Relatos de Edith Nesbit.


Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.