El exorcismo de Robbie Mannheim: el caso que inspiró «El Exorcista».


El exorcismo de Robbie Mannheim: el caso que inspiró «El Exorcista».




El exorcismo de Robbie Mannheim, también conocido como El exorcismo de Roland Doe, es un caso de posesión demoníaca de los años '40 del siglo pasado, el cual llegaría a inspirar la novela de William Peter Blatty: El exorcista (The Exorcist, 1971), y su posterior adaptación al cine en 1973.

Roland Doe es el seudónimo asignado por la Iglesia Católica para proteger la identidad de aquel muchacho. Posteriormente, el autor Thomas B. Allen lo cambiaría por Robbie Mannheim en su libro de 1993: Poseído (Possessed), donde intenta ordenar los hechos reales detrás de la leyenda.

Casi toda la información sobre el Caso Robbie Mannheim proceden del diario privado del sacerdote Raymond Bishop. Los eventos ocurrieron en 1949, con algunas filtraciones en la prensa, cuyas fuentes han permanecido en el anonimato. Otro testigo clave de los hechos fue el pastor Luther Miles Schulze, hombre de confianza de la familia Mannheim.

Poco y nada se sabe sobre la vida Robbie Mannheim luego del exorcismo, solo que no conservó ningún recuerdo del exorcismo y los fenómenos paranormales asociados a él.

El libro de Thomas B. Allen: Poseído, además de ser una audaz jugada publicitaria, ya que coincide con el aniversario número veinte de la publicación de la novela El Exorcista, recupera algunos testimonios inéditos, entre ellos, el del sacerdote Walter H. Halloran, uno de los últimos sobrevivientes de los que participaron en el el exorcismo de Robbie Mannheim.

Robbie Mannheim nació en el seno de una familia luterana. En la década del '40 su familia se instaló en Cottage City, Maryland. De acuerdo con el informe de Thomas Allen, Robbie Mannheim era hijo único, y fue prácticamente criado por su tía Harriet; una fervorosa practicante del espiritismo, con especial inclinación por las obras de Allan Kardec. Harriet inició a Robbie Mannheim en el uso del tablero Ouija, casi como un juego, pero que terminaría desencadenando un tremendo desórden psicológico [ver: Ouija: errores frecuentes, peligros y consecuencias].

Harriet murió en la ciudad de St. Louis, cuando Robbie Mannheim tenía apenas trece años. Nadie lo sabe con certeza, pero se sospecha que Robbie Mannheim intentó comunicarse con el espíritu de su tía utilizando el tablero Ouija, o a través de alguna versión local del juego de la copa.

Tras la muerte de la tía Harriet, y de los intentos de Robbie Mannheim por contactarse con su espíritu, comenzaron a producirse algunos fenómenos paranormales. Al principio se oyeron sonidos: golpes, pasos, puertas que se abrían o cerraban abruptamente y sin motivo aparente [ver: Paranormal: pasos, golpes, objetos que caen y otros ruidos inexplicables]. En poco tiempo comenzaron a ocurrir fenómenos más contundentes, asociados a los casos de Poltergeist: muebles que cambiaban de lugar, cristales que se agrietaban espontánamente, e incluso [comentan algunos cronistas] el propio Robbie Mannheim era capaz de levitar en ciertas ocasiones [ver: Las 8 fases de la Actividad Poltergeist].

La familia solicitó la intervención de la iglesia. El primer enviado, un sacerdote cuyo nombre no ha trascendido, afirmó haber visto cómo una pintura de Cristo se ennegrecía súbitamente. Al trazar la señal de la cruz con agua bendita sobre la frente de Robbie Mannheim, el sacerdote recibió una fuerte descarga eléctrica. En pocas semanas nueve sacerdotes se presentaron en la casa, y treinta y nueve testigos observaron los extraños fenómenos que ocurrían en presencia del muchacho.

El pastor luterano de la familia, Luther Miles Schulze, comentó años después a un cronista del periódico The Evening Star, de la ciudad de Washington, que Robbie Mannheim fue examinado por un equipo de psiquiatras, quienes no hallaron ninguna disfunción en el muchacho.

Schulze veló junto a la cama del muchacho la noche del 17 de febrero. Luego comentó haber sentido una extraña «vibración» en el suelo, y el sonido de algo que arañaba las paredes en la oscuridad.

El pastor Schulze concluyó que Robbie Mannheim estaba poseído por el demonio, y se preparó para realizar el rito luterano de exorcismo, con resultados decepcionantes. Al parecer, el diablo se burló abiertamente de la impericia del buen pastor.

Este primer exorcismo de Robbie Mannheim terminó en un rotundo fracaso; y pronto se organizó otro, esta vez bajo los auspicios de la Iglesia Anglicana, con resultados análogos.

El caso finalmente cayó en las manos del sacerdote católico Edward Hughes, quien examinó a Robbie Mannheim en la iglesia de St. James, ordenando que se le practique un ritual de exorcismo en el hospital de la Universidad de Georgetown, una institución jesuita.

Durante el exorcismo de Robbie Mannheim, el muchacho hirió seriamente al sacerdote oficiante. El ritual se suspendió forzosamente, y el muchacho fue llevado a la ciudad de St. Louis para entrevistarse con otro sacerdote, Raymond J. Bishop, quien aceptó el caso inmediatamente. Junto con su colega, el sacerdote William S. Bowdern, investigaron a fondo el caso y testificaron la tremenda repugnancia que manifestaba el muchacho frente a objetos sagrados, además de una aparente suspención de las leyes físicas en su cercanía.

Pero lo más inquietante no eran los objetos que volaban imprevisiblemente, a menudo hacia el rostro de los sacerdotes, sino la voz gutural que parecía provenir del vientre de Robbie Mannheim, capaz de lanzar los más devastadores ataques psicológicos.

William S. Bowdern solicitó la autorización del arzobispo para practicar un exorcismo a Robbie Mannheim. Tras la presentación de pruebas, fue autorizado, y se le ordenó que llevara un diario minucioso de todo lo que ocurriese durante el ritual.

El exorcismo de Robbie Mannheim comenzó, según algunos, en el ala para pacientes psiquiátricos del hospital de la Universidad de Georgetown. Los sacerdotes oficiantes fueron los padres Walter Halloran, William S. Bowdern y William Van Roo, además de un tercer jesuita encargado de asistir a los exorcistas.

Se cree que el exorcismo de Robbie Mannheim duró alrededor de un mes, dividido en treinta sesiones agotadoras. Al finalizar el proceso varios testigos reportaron que un tremendo ruido, similar a un crujido, se oyó en todo el hospital [ver: El exorcismo de Anneliese Michel]

Poco se sabe sobre los eventos posteriores. Al parecer, el exorcismo de Robbie Mannheim fue exitoso. El muchacho continuó con su vida normalmente, sin recordar absolutamente nada. Se desconoce su verdadera identidad, aunque se ha dejado trascender que se convirtió en un exitoso comerciante, que contrajo un matrimonio duradero, y que fue padre y abuelo.

El investigador Mark Opsasnick asgura haber entrevistado a varios testigos involucrados en el exorcismo, incluso a algunos familiares directos de Robbie Mannheim. No encontró a ningún escéptico [ver: Pazuzu: el demonio de «El Exorcista»]




Fenómenos paranormales. I Demonología.


El artículo: El exorcismo de Robbie Mannheim: el caso que inspiró «El Exorcista», fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

Morgan MacNeil dijo...

Ese libro, "Poseído" o "Posesión" prácticamente lo regalaban a $15 pesos en la última feria del libro, habían muchos ejemplares. Como soy fan de El exorcista me lo llevé y no me arrepiento; el libro describe muy bien lo tedioso que resultó ese exorcismo ya que hasta uno como lector, no sé si te pasó, tiene ganas de agarrar a Robbie a las trompadas para que se le vaya el demonio de una maldita vez. Además aporta mucha información, como lo de las reliquias o las distintas etapas de la posesión y al igual que en la novela de Blatty, muestra que muchas veces son los curas los que más se oponen a creer en lo sobrenatural.

Lo malo es que al poco tiempo me fui a ver "Exorcismo en el vaticano" y salí indignada. Les quise explicar a mis amigos que los exorcismos no se hacen así como en la peli, pero como siempre, huyeron despavoridos antes de soportarme xD

Salu2



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Relato de Walter de la Mare.
Mitología.
Poema de Emily Dickinson.

Relato de Vincent O'Sullivan.
Taller gótico.
Poema de Robert Graves.