Psicología de «Wonder Woman».


Psicología de «Wonder Woman».




Wonder Woman, o como muchos de nosotros la conocemos, Mujer Maravilla, es un personaje que no necesita mayores introducciones. Sin embargo, su estrecha relación con la mitología griega exige un breve repaso por su historia y su psicología.

Wonder Woman apareció por primera vez en la revista All Star Comics en diciembre de 1941. Desde sus inicios encarnó un ideal feminista ilusorio, que contrasta paradójicamente con su diseño y vestuario, dirigido exclusivamente a los hombres.

Formalmente integra la Trinidad de DC Comics, junto con Batman y Superman, y es la única superheroína que no posee una contraparte masculina.

Ahora bien, ¿quién es realmente Wonder Woman? ¿Y cuál es su relación con la mitología griega?

El primero dato, y el más evidente, es su filiación. Wonder Woman es una princesa del reino de las Amazonas, aquella nación de guerreras que los griegos temían y burlaban simultáneamente. Su verdadero nombre es «Diana», la versión romanizada de Artemisa, la diosa de la caza.

El trasfondo mítico de Wonder Woman exige una biografía repleta de prodigios. Se dice que su madre, la reina Hipólita, la concibió sin la intervención de ningún hombre. Para ello amasó una delicada figura de arcilla, que Afrodita cubrió con un manto de vida que acaso sea también un soplo.

Favorecida por Afrodita, la joven Diana creció en el reino de las Amazonas en Themyscira, la Isla Paraíso, una especie de realidad paralela que de vez en cuando se mezcla con la nuestra. Allí se educó entre dioses. Aprendió la sabiduría de Atenea, y pronto se hizo más fuerte que Heracles y más veloz y ágil que Hermes, el mensajero de Zeus.

A pesar de ser reconocida como la mujer más hermosa y audaz de las Amazonas, Diana no estaba conforme con su vida. Cierto día se escabulló de la vigilancia de su madre y huyó hacia el mundo que conocemos. Esta contravención le ganó varios enemigos, entre ellos, la feroz Circe, Heracles, Ares, el dios de la guerra, y el temible Hades, el señor de los infiernos.

Para penetrar en la psicología de la Mujer Maravilla primero debemos conocer sus atributos y debilidades.

Posee una fuerza física igualdada únicamente por su inteligencia. No es invulnerable, aunque sus compañeros superhéroes la reconocen como una diosa, ya que no envejece, y es, de hecho, inmortal. Entre sus armas se encuentra un lazo mágico con propiedades extrañas: obliga a tanto al olvido como a decir la verdad, según los designios de su ama. Su tiara funciona como un boomerang, y sus brazaletes, confeccionados con un metal autóctono de su tierra, llamado feminum, es prácticamente indestructible.

Wonder Woman solo tiene dos puntos débiles: sus poderes se diluyen si es atada con su lazo mágico, y lo mismo ocurre si un hombre logra unir sus brazaletes, que la dejarán inmovilizada en el acto.

Ahora bien, el recelo de Wonder Woman con respecto a los hombres no está libre de argumentos. Recordemos que, en la mitología griega, Hipólita, así como sus sucesoras, Melanipa, Lampedo, Ónfale, Antíope, Pentesilea, fueron traicionadas por Heracles y Teseo, ya que anhelaban codiciosamente el cinturón mágico de la reina, regalo de Ares.

Después de aquel episodio, las Amazonas se aislaron de los hombres y solo permitieron el acceso de unos pocos guerreros fértiles con el objeto de procrear. Solo las niñas eran criadas y educadas dentro del reino, según Heródoto, ubicado en las fronteras de Escitia. Los niños varones eran enviados de vuelta con sus padres, aunque en ocasiones se los reservaban como esclavos y sirvientes domésticos.

A pesar de que la palabra amazona proviene del persa hamazan, que significa «las que hacen la guerra», es decir, «guerreras», los griegos se divertían enormemente con la etimología clásica amazos, es decir, «sin senos» [de la partícula privativa a, «sin»; y mazos, «seno»]; que deriva del mito de que las Amazonas se cortaban el seno derecho para utilizar el arco y la lanza con mayor eficiencia.

Aquí hallamos el primer rastro psicológico interesante de esta concepción de la «mujer guerrera». La ausencia voluntaria de ese pecho las convertía, para la mirada clásica, en mujeres incompletas, incapaces de amamantar, y por lo tanto de ser madres en un sentido integral.

En cierta forma, la ecuación sería la siguiente: para ser una mujer-guerrera es imprescindible negar y desplazar cualquier rasgo femenino, representado en aquel pecho amputado, símbolo de la fecundidad que se arranca para ganar habilidades masculinas.

Ahora bien, basta echarle una mirada al diseño de Wonder Woman para advertir que lo femenino, al menos en apariencia, está fuertemente presente. Es decir, estamos en presencia de una mujer hermosa; una diosa olímpica inmortal, capaz de igualarse con los superhéroes más poderosos del orbe. Sin embargo, la paradoja resulta evidente cuando profundizamos esa mirada.

Wonder Woman es una Amazona, es decir, una mujer que elige un camino alternativo para su femineidad; no obstante, la superheroína manifiesta todos los rasgos típicos del arquetipo de la Mujer Fatal, voluptuosamente visibles en su atuendo y actitudes. Pero el rasgo psicológico más interesante de Wonder Woman es, justamente, la contradicción entre sus poderes y debilidades. Toda su fuerza, su estirpe, su inmortalidad, su inteligencia, quedan anulados cuando es «atada» con su lazo mágico, o bien cuando alguien consigue unir sus brazaletes, convirtiéndose en esposas inquebrantables.

Lo primero que se desprende de esto es la idea arcaica de que la mujer fuerte y autónoma debe ser sometida, y más aún, que para someterla hay que utilizar sus propias armas, es decir, la fuerza física.

Las debilidades de Wonder Woman no llegan a ser mortales. Incluso atada y sometida, sigue siendo una inmortal y no puede matársela. No obstante, el concepto que subyace bajo esta debilidad es todavía más escabroso, ya que esa inmovilidad no busca realmente su muerte, en definitiva, algo que para todas las culturas guerreras era considerado un honor, sino un castigo mucho más deshonroso: un estado total de indefensión.

Ligaduras mágicas y brazaletes que se convierten en indestructibles esposas. La imagen no podría ser más clara. Todos los superhéroes tienen debilidades, pero ninguna de ellas es tan indigna como las de Wonder Woman, ya que vuelven contra ella sus propias armas, o sea, sus propios atributos.

Estas curiosidades no solo representan una visión brutal sobre la mujer autónoma e independiente, cuya derrota está signada únicamente por el sometimiento físico, sino que expresan el temor atávico por aquella nación de guerreras míticas, capaces de desprenderse de sus atributos femeninos sin perder un ápice de femineidad, siempre que entendamos que las características del ser son apenas expresiones visibles de la naturaleza interior. Los rasgos exteriores, por ejemplo, de la mujer, aunque deliciosamente agradables al tacto y a la vista, son apenas una de las formas de lo femenino, que a menudo incluso confunden la verdadera femineidad, conformada por principios radicales aunque nunca absolutos.

En vano intentaron los griegos utilizar el cinturón de Hipólita, así como es inútil creer que la derrota moral de la mujer activa está en la indefensión y el sometimiento. En este sentido, y acaso en todos, la derrota siempre es propiedad de quien ata el nudo.



Psicología. I Mitología griega.


El artículo: Psicología de Wonder Woman y su conexión con la mitología griega fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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