El libro secreto de los Rosacruces.
Los Rosacruces fueron —o son— una orden rodeada por el misterio. A ellos se les atribuye toda clase de maravillas, secretos y escándalos. Uno de estos secretos, acaso el mejor guardado, es un viejo y artesanal volumen que contiene una sabiduría prohibida, ancestral, propia de magos, hechiceros y alquimistas.
Hablamos del libro secreto de los Rosacruces.
Este libro, como muchos otros libros esotéricos, habita más en la memoria colectiva de la leyenda que en los habitáculos académicos de los eruditos. De todas formas, el libro secreto de los rosacruces existe, ya sea en el marco del mito o en el silencio prudente de los sabios.
Fuera del contexto hermético de la Edad Media, lejos de los rumores que mencionaban en voz baja el poder inconmensurable del libro secreto de los rosacruces, aparece el escritor William Godwin (1756-1836), autor de profundos estudios sociológicos y excelentes novelas góticas, como Las aventuras de Caleb Williams (The Adventures of Caleb Williams).
En 1799, William Godwin escribió una extraña novela llamada San León (St. Leon), en la cual aborda la leyenda de un libro terrible, cargado con hechizos, misteriosos encantamientos y filtros, cuyos efectos conviene obviar en este informe. Godwin elude mencionar el título de este libro prohibido, asegurando que su nombre se esconde bajo la cubierta banal de un simple estudio sobre botánica, cuestión que no evitó que esta mención indirecta fuese borrada en ulteriores ediciones de la novela.
St. Leon —y la leyenda— hablan de un libro que contiene una sabiduría demasiado grande y poderosa para caer en manos humanas, escrito por un iniciado rosacruz de Lyon, Francia, bajo los auspicios del obispo de Letrán. Allí se nos relata que toda la Orden de los Rosacruces se basa en la posesión y estudio de este libro maravilloso, cuyas páginas esconden el secreto de la vida eterna (ver: «Liber Secretus»: Artephius y la receta de la Piedra Filosofal).
La novela, con su atmósfera poco convincente, tal como lo señala H.P. Lovecraft en su ensayo sobre literatura fantástica, apunta a desenmascarar a la Orden de los Rosacruces, exponiendo su verdad secreta: aquel filtro que otorga la vida eterna a cambio de una incesante corrupción moral y física, ya que para ser inmortal -señala Godwin- se debe estar preparado para aceptar las consecuencias (ver: Liber Duodecem Portarum: el libro de la Piedra Filosofal).
Siguiendo con H.P. Lovecraft, éste señala que la atmósfera endeble de St. Leon, con la aparición repentina del mago Cagliostro en sus páginas, se debe a un asunto bastante normal: ocultar la verdad del libro secreto de los Rosacruces exponiéndolo únicamente ante quienes sepan desentrañar este primer desconcierto; y cierra su hipótesis señalando que los libros secretos no existen, por el contrario, que los libros, aún los libros prohibidos por su saber terrible, siempre encuentran el modo de llegar a las manos de unos pocos espíritus malditos.
No resulta asombroso que los Rosacruces tuviesen su cánon inmortal y que haya caido en las manos de un hombre de la talla de William Godwin; menos aún que éste haya decidido que la única forma de presentar sus misterios fuese aludiendo a ellos de un modo indirecto, novelizado en una historia que resulta demasiado indigna para su autor, acaso temeroso de la ira de los inmortales.
Libros prohibidos. I Libros extraños.
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6 comentarios:
Con todo respeto, es un poco tonto el argumento del cuento, pues es ilógico que lo caótico, como la inmoralidad o la perversión lleven a alguien a la inmortalidad; lo más conforme a la razón es pensar que es lo contrario, lo armónico y espiritual, lo que puede inmortalizar a un ser y que justamente por ser caóticos y faltos de sabiduría es que al espíritu inmortal de los seres humanos se le permite liberarse de su forma humana cada cierto tiempo, para proseguir su aprendizaje hasta lograr transformar ese caos en Luz.
Donde existe el bien existe el mal ...como es arriba es abajo
Como es arriba es abajo ..donde existe el mal también esta el bien
El mal no existe,se le denomina mal pero esta en la misma linea solo que en la base,lo mas primitivo de una consciencia.
El mal no es mas que la ausencia denconsciencia,lo mas primitivo,esta erradamente nombrado mal,y la mayoria de las personas se crean una figura representativa del mal,cuando no hay representacion,mas que la persona o el ser que poco entiende su naturaleza y no analiza,ni comprende el porque de la vida ni posicion en el planeta.Eso es denominado erradamente maldad.Ya que es solo.ausencia de conocimiento,no sabe que todos somos...
Ubuntu es consciencia.
Lo contrario o lo nuevo,lo que aun acaba de llegar es la "maldad" no sabe que se lastima asi mismo.
Toda doctrina que haga referencia a la magia, la cábala, la hechicería y use expresiones como "luz", "iluminación", "progreso" etc, siempre están los mismos detrás y detrás de esos mismos los otros mismos, los "Observadores". Esos conocimientos que iluminan al hombre "donde están", no veo al hombre iluminado de nada, sino engañado en todo y los conocimientos esos revolucionarios guardados bajo 100 llaves al "hombre" ese del que se llenan la boca estos farsantes (mejor, las hechicerías no son buenas)
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