«Lamento al amanecer»: Goethe; poema y análisis


«Lamento al amanecer»: Goethe; poema y análisis.




Lamento al amanecer (Morgenklagen) es un poema de amor del escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), compuesto en 1798.

Lamento al amanecer, uno de los grandes poemas de amor de Goethe, vindica uno de los temas centrales del romanticismo alemán: la espera del amante, la ansiedad frente a su silencio, frente a su ausencia, la perturbadora sucesión de instantes que agotan la fantasía y transforman el sueño del reencuentro en una pesadilla donde nada ocurre.



Lamento al amanecer.
Morgenklagen, Goethe (1749-1832)

Oh tú, cruel, mortalmente hermosa doncella,
Dime qué gran pecado he cometido
Para que me hayas atado, escondido,
Dime porqué has roto la solemne promesa.

Fue ayer, sí, ayer, cuando con ternura
Tocaste mi mano, y con dulce acento afirmaste:
Si, vendré, vendré cuando se acerque la mañana,
Envuelta en brumas a tu cuarto llegaré.

Sobre el crepúsculo esperé junto a la puerta sin llave,
Revisé con cuidadoso esmero todas las bisagras
Y me regocijé al comprobar que no gemían.

¡Qué noche de ansias expectantes!
Pues miré, y cada sonido fue esperanza;
Si por casualidad dormité unos breves instantes,
Mi corazón siempre se mantuvo despierto
Para arrancarme del sopor inquieto.

Si, bendecí la noche y al manto de tinieblas
Que con tanta dulzura cubría las cosas;
Disfruté del silencio universal
Mientras escuchaba en la penumbra,
Ya que hasta el mínimo rumor me parecía un signo.

Si ella tiene estos pensamientos, mis pensamientos,
Si ella tiene estos sentimientos, mis sentimientos,
No aguardará el arribo de la mañana
Y con seguridad vendrá hasta mí.

Un pequeño gato saltó en el suelo,
Atrapando a un ratón en un rincón,
Fue ese el único sonido en la habitación,
Jamás anhelé tanto escuchar unos pasos,
Jamás ansié tanto escuchar sus pasos.

Y allí permanecí, y permaneceré siempre,
Ya llegaba el resplandor del amanecer,
Y aquí y allí se oían los primeros movimientos.

¿Es ahí en la puerta? ¿En el umbral de mi puerta?
Acostado en la cama me apoyé sobre el codo,
Mirando fijo la puerta, apenas iluminada,
En caso de que en el silencio se abriera.
Las cortinas se alzaban y caían
En la quieta serenidad del cuarto.

Y el día gris brilló, y brillará siempre,
En la habitación contigua se oyó una puerta,
Como si alguien saliese a ganarse el sustento,
Oí el estrepitoso temblor de los pasos
Cuando las puertas de la ciudad fueron abiertas,
Escuché el alboroto en el mercado, en cada esquina;
Quemándome con la vida, el griterío y la confusión.

En la casa los sonidos iban y venían,
Arriba y abajo de las escaleras,
Las puertas chirriaban,
Se abrían y cerraban,
Y como si fuese algo normal, que todos vivimos,
De mi desgarrada esperanza no brotaron lágrimas.

Finalmente el sol, ese odiado esplendor,
Cayó sobre mis paredes, sobre mis ventanas,
Cubriéndolo todo, apresurándose en el jardín.
No hubo alivio para mi aliento, hirviente de anhelos,
Con la brisa fresca de la mañana,
Y, podría ser, aún sigo allí, esperándote:
Pero no puedo encontrarte bajo los árboles,
Ni en mi sombrío sepulcro en el bosque.


O du loses, leidigliebes Mädchen,
Sag mir an, womit hab’ ich’s verschuldet,
Daß du mich auf diese Folter spannest,
Daß du dein gegeben Wort gebrochen?

Drucktest doch so freundlich gestern Abend
Mir die Hände, lispeltest so lieblich:
Ja, ich komme, komme gegen Morgen
Ganz gewiß, mein Freund, auf deine Stube.

Angelehnet ließ ich meine Thüre,
Hatte wohl die Angeln erst geprüfet,
Und mich recht gefreut, daß sie nicht knarrten.

Welche Nacht des Wartens ist vergangen!
Wacht’ ich doch und zählte jedes Viertel:
Schlief ich ein auf wenig Augenblicke,
War mein Herz beständig wach geblieben,
Weckte mich von meinem leisen Schlummer.

Ja, da segnet’ ich die Finsternisse,
Die so ruhig alles überdeckten,
Freute mich der allgemeinen Stille,
Horchte lauschend immer in die Stille,
Ob sich nicht ein Laut bewegen möchte.

„Hätte sie Gedanken wie ich denke,
Hätte sie Gefühl wie ich empfinde,
Würde sie den Morgen nicht erwarten,
Würde schon in dieser Stunde kommen.“

Hüpft’ ein Kätzchen oben über’n Boden,
Knisterte das Mäuschen in der Ecke,
Regte sich, ich weiß nicht was, im Hause,
Immer hofft’ ich deinen Schritt zu hören,
Immer glaubt’ ich deinen Tritt zu hören.

Und so lag ich lang’ und immer länger,
Und es fing der Tag schon an zu grauen,
Und es rauschte hier und rauschte dorten.
„Ist es ihre Thüre? Wär’s die meine!“

Saß ich aufgestemmt in meinem Bette,
Schaute nach der halb erhellten Thüre,
Ob sie nicht sich wohl bewegen möchte.
Angelehnet blieben beyde Flügel
Auf den leisen Angeln ruhig hangen.

Und der Tag ward immer hell und heller;
Hört’ ich schon des Nachbars Thüre gehen,
Der das Taglohn zu gewinnen eilet,
Hört’ ich bald darauf die Wagen rasseln,
War das Thor der Stadt nun auch eröffnet,

Und es regte sich der ganze Plunder
Des bewegten Marktes durch einander.

Ward nun in dem Haus ein Gehn und Kommen,
Auf und ab die Stiegen, hin und wieder
Knarrten Thüren, klapperten die Tritte;
Und ich konnte, wie vom schönen Leben,
Mich noch nicht von meiner Hoffnung scheiden.

Endlich, als die ganz verhaßte Sonne
Meine Fenster traf und meine Wände,
Sprang ich auf, und eilte nach dem Garten,

Meinen heißen, sehnsuchtsvollen Athem
Mit der kühlen Morgenluft zu mischen;
Dir vielleicht im Garten zu begegnen:
Und nun bist du weder in der Laube,
Noch im hohen Lindengang zu finden.


Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)




Más poemas góticos. I Poemas de Goethe.



Más literatura gótica:
El análisis, resumen y traducción al español del poema de Goethe: Lamento al amanecer (Morgenklagen), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

4 comentarios:

Anónimo dijo...

no puedo penzar agotada de vagas ideas que solo alimentan nuestras heridas me hallo en la tumba de la que debo brotar alimentando la rosa pasional, en busqueda de que brote el terciopelo que en un reflejo roce. no puedo trazar tu alegria al dañar tus petalos.
SOLEDAMa

Anónimo dijo...

Precioso. Como todos los poemas de esta magnífica página.

PD: Muchas gracias por la sección de escritoras góticas; al ser mi labor, digamos, "feminística", la que me trajo aquí, agradezco mucho la oportunidad para conocer a esas grandes mujeres, injustamente olvidadas.

braian alexander vasquez dijo...

muy buena poesia con buenos recursos me encanta el enfasis que le da usando repeticiones.

LS dijo...

Oh gran Goethe... Los buenos hombres están condenados a la soledad



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.
Mitología.


Poema de Emily Dickinson.
Relato de Vincent O'Sullivan.
Taller gótico.