«La bruja del pueblo»: Madison Cawein; poema y análisis.
«Algunos decían que era una bruja
y que cabalgaba, con el pelo alborotado,
hacia las fiestas de los demonios.»
y que cabalgaba, con el pelo alborotado,
hacia las fiestas de los demonios.»
La bruja del pueblo (The Town Witch) es un poema gótico del escritor norteamericano Madison Julius Cawein (1865-1914), publicado en la antología de 1909: Nuevos poemas (New Poems).
La bruja del pueblo, uno de los poemas de Madison Cawein más interesantes, presenta la historia de una anciana acusada [injustamente] de brujería y asesinada por la gente de su pueblo.
En general, el soneto suele asociarse a la poesía sentimental, amorosa, no a una anciana malhumorada, solitaria y sin amigos; pero de algún modo resulta pertinente aquí.
Madison Cawein describe a esta mujer como la típica bruja de pueblo: antipática, decrépita, que no tiene trato con sus vecinos. Vive en una «choza», y la gente evita pasar por allí. No se nos dice nada específico sobre el pueblo ni sobre la época en la que transcurre el drama. De hecho, el autor le da un tratamiento bastante genérico al contexto, aunque la creencia en brujas, sabbats, el ahorcamiento de una mujer acusada y la lapidación de su perro sugieren que podríamos estar en la Nueva Inglaterra puritana, en particular en la época de los juicios de Salem.
Esta es una conjetura sin demasiados fundamentos. No hay ninguna referencia directa a Salem, ni siquiera a los Estados Unidos. El «pueblo» de esta bruja podría estar en cualquier lugar donde la creencia en la brujería estuviera lo suficientemente arraigada como para acusar a alguien de su práctica y ejecutarlo por el clamor popular.
La situación es similar a la que podríamos encontrar en los casos registrados por el Malleus Maleficarum, donde la mujer acusada de bruja solía ser una anciana que vivía sola, alienada y marginada. No se nos da su nombre ni su historia; la vemos como una simple anciana y sólo en relación con su entorno: es la «bruja del pueblo», como si cumpliera un papel involuntario en esta comunidad, atrapada en la percepción que los demás tienen de ella:
Algunos decían que era una bruja y que cabalgaba, con el pelo alborotado,
hacia las fiestas de los demonios; en la piedra áspera de su hogar.
hacia las fiestas de los demonios; en la piedra áspera de su hogar.
Lo cierto es que la anciana no está completamente sola. Tiene un perro, que desde luego es visto por la comunidad como un espíritu familiar, un demonio menor que asiste a las brujas, a menudo tomando la forma de un animal [gatos, perros, sapos]:
un demonio estaba sentado siempre con ojos demacrados que brillaban,
como un perro peludo cuyos colmillos estaban al descubierto.
como un perro peludo cuyos colmillos estaban al descubierto.
Madison Cawein revela gradualmente que este «familiar» es sólo un perro. Sin embargo, los habitantes del pueblo, que ya la han declarado una bruja, no pueden ver en el animal otra cosa que su asistente demoníaco. Desde una tranquilizadora perspectiva moderna podríamos decir que este perro simplemente está sincronizado con la actitud general de su dueña, y que se muestra hostil con los demás porque su ama se siente de ese modo.
Recién al final del poema se introduce algo de acción: se produce una racha de mala suerte. Una vaca muere, un niño enferma, y todos dirigen sus sospechas hacia la anciana:
Así que, un día, cuando la vaca de un vecino murió y el bebé de alguien enfermó,
unos buenos hombres encerraron a la vieja en prisión,
la arrastraron a la corte y la juzgaron;
luego la colgaron por bruja y quemaron su choza.
unos buenos hombres encerraron a la vieja en prisión,
la arrastraron a la corte y la juzgaron;
luego la colgaron por bruja y quemaron su choza.
La mujer es ejecutada, y esto no causa demasiada antipatía en el lector. Después de todo, hasta aquí hemos visto a la anciana y a su perro desde el punto de vista de los habitantes del pueblo. No necesariamente la compartimos, pero es la perspectiva que nos dan: ella es hostil, desdeñosa, marginal, muy probablemente una bruja; y su perro es agresivo y cruel, quizás un demonio familiar.
En los versos finales, de manera brillante, Madison Cawein nos da una fugaz visión de la vida interior de la presunta bruja. No tiene amigos y no se menciona a ningún marido o hijo, vivo o muerto. ¿Qué vínculo emocional, qué forma de amor ha entrado alguna vez en la vida de esta mujer?
El perro.
Días después, sobre su tumba, todo piel y huesos,
encontraron al perro, y lo mataron a pedradas.
encontraron al perro, y lo mataron a pedradas.
El perro, ahora hambriento [«todo piel y huesos»] sin su ama que lo alimente, se queda fielmente junto a su tumba. Es una imagen conmovedora, sugiere un vínculo profundo entre dos criaturas aisladas y no queridas. La gente del pueblo lo mata a piedrazos [castigo bíblico]. Nada ha cambiado su perspectiva; no pueden ver a un perro leal que, guiado por su olfato, llegó hasta la tumba de su dueña porque la ama, porque ha perdido a la única persona que probablemente le dispensó cuidados y afecto. Hasta ese gesto de amor es interpretado como una prueba más de brujería, la confirmación de que no han cometido una atrocidad.
La bruja del pueblo.
The Town Witch, Madison Cawein (1865-1914)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Con el rostro contorsionado, la lengua ennegrecida, ojos hundidos y fijos,
hostil y sin amigos, la vieja vivía sola en su choza,
frente a la cual rara vez pasaba algún aldeano.
Algunos decían que era una bruja y que cabalgaba, con el pelo alborotado,
hacia las fiestas de los demonios; en la piedra áspera de su hogar,
un demonio estaba sentado siempre con ojos demacrados que brillaban
como un perro peludo cuyos colmillos estaban al descubierto.
Así que, un día, cuando la vaca de un vecino murió y el bebé de alguien enfermó,
unos buenos hombres encerraron a la vieja en prisión,
la arrastraron a la corte y la juzgaron;
luego la colgaron por bruja y quemaron su choza.
Días después, sobre su tumba, todo piel y huesos,
encontraron al perro, y lo mataron a pedradas.
Crab-Faced, crab-tongued, with deep-set eyes that glared,
Unfriendly and unfriended lived the crone
Upon the common in her hut, alone,
Past which but seldom any villager fared.
Some said she was a witch and rode, wild-haired,
To devils' revels: on her hearth's rough stone
A fiend sat ever with gaunt eyes that shone
A shaggy hound whose fangs at all were bared.
So one day, when a neighbour's cow had died
And some one's infant sickened, good men shut
The crone in prison: dragged to court and tried:
Then hung her for a witch and burnt her hut.
Days after, on her grave, all skin and bones
They found the dog, and him they killed with stones.
Madison Cawein (1865-1914)
Unfriendly and unfriended lived the crone
Upon the common in her hut, alone,
Past which but seldom any villager fared.
Some said she was a witch and rode, wild-haired,
To devils' revels: on her hearth's rough stone
A fiend sat ever with gaunt eyes that shone
A shaggy hound whose fangs at all were bared.
So one day, when a neighbour's cow had died
And some one's infant sickened, good men shut
The crone in prison: dragged to court and tried:
Then hung her for a witch and burnt her hut.
Days after, on her grave, all skin and bones
They found the dog, and him they killed with stones.
Madison Cawein (1865-1914)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Poemas góticos. I Poemas de Madison Cawein.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Madison Cawein: La bruja del pueblo (The Town Witch), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
1 comentarios:
Tiene los suficientes basamentos para realizar un cuento corto!
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