«La sombra de Lilith»: Christopher Brennan; poema y análisis.


«La sombra de Lilith»: Christopher Brennan; poema y análisis.




La sombra de Lilith (The Shadow of Lilith) es un poema de vampiros del escritor australiano Christopher BrennanChristopher John Brennan (1870-1932)—, publicado en la antología de 1913: Poemas (Poems).

La sombra de Lilith, sin dudas uno de los mejores poemas de Christopher Brennan, versifica una postura feminista muy progresiva para el siglo XIX, época en la cual la discriminación de género estaba fuertemente institucionalizada. Podemos resumir el poema como un intento por naturalizar la libido de las mujeres.

La sombra de Lilith constituye un ejemplo innovador de la representación del cuerpo femenino en la poesía. En este contexto, la figura mitológica de Lilith representa una desviación del modelo femenino socialmente aceptado. Ella es lo opuesto al ideal de la mujer dócil, y así se la representa en los mitos hebreos. Lilith fue la primera esposa de Adán, y fue castigada por actuar de acuerdo a sus deseos, es decir, por considerarse una igual de su esposo; quien al parecer no estaba dispuesto a compartir el rol dominante en la alcoba.

En los mitos, Lilith se rehúsa a subordinarse a su esposo y es desterrada, siendo reemplazada más adelante por la dócil Eva. En otras palabras, Lilith se niega a ser un objeto pasivo. No concede actuar de acuerdo a la satisfacción de Adán, que básicamente ansía una compañera decorativa y carente de deseos sexuales propios [ver: ¡Eva era la Serpiente!]. En La sombra de Lilith, Christopher Brennan explora simbólicamente la rebeldía de Lilith, vista desde una perspectiva patriarcal como una mujer «impura», por ejemplo, a través del nardo [que simboliza el placer desatado], de la rosa [que alude a los genitales femeninos], y de la sangre, símbolo tanto del ciclo femenino como de la pérdida de la virginidad.

De este modo, Christopher Brennan ilustra a través de la figura de Lilith la complejidad de la anatomía femenina [sus ciclos, su naturaleza intrincada, el misterio de su placer] y cómo las mujeres experimentan sus cuerpos de manera diferente a los hombres:


Un raro cieno hediondo ahoga nuestro deleite,
algún derrame de amor que languidece,
una rosa que sangra sin ser vista.


Christopher Brennan representa a Lilith como una igual a Adán; y aunque el relato bíblico retrata a Lilith bajo una luz monstruosa y pecaminosa, el poeta la caracteriza como mujer. Lilith es una mujer que se ha convertido en una marginada del paraíso, una figura solitaria que vaga por la noche por el «crimen» de haber expresado sus deseos latentes:


Esta es Lilith, por su nombre hebreo, Señora de la Noche
quien se unió a Adán en un deleite impío;
Ella, monstruosa por ese abrazo rechazado, podría volverse Quimera,
la esposa-serpiente, la bruja-vampiro
que drena la sangre fresca de los recién nacidos.
cuya sonrisa se oculta en su cabellera alborotada
que es la noche estrellada.


Lilith es el misterio de la noche, el misterio del cuerpo de la mujer, complejo y a la vez intimidante. Por eso es vista como una figura demoníaca en los mitos bíblicos, y por eso Christopher Brennan la identifica en el poema como la fuente de la libido femenina.




La sombra de Lilith.
The Shadow of Lilith, Christopher Brennan (1870-1932)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


El nardo espesa el aire: un desmayo
reposa sobre el cáliz abierto y la vaina deslizada
a través del jardín, bajo la densa noche de la que pende
su propia luna perturbadora:
Ni el cielo ni la tierra, buscando su favor,
se encuentran en esta sangrienta turbulencia
donde se ven los anhelos de una oscura dicha,
cuyos vapores envuelven alguna rosa de deleite raramente revelado:
¡Oh, pronto! —ay, seguramente cerca— ¡la hora consiente en bendecir!
Y más cerca aún, todos los caminos de la noche convergen
en esa oscuridad deliciosa entre sus senos
que confiesan la noche y la flor y la sangre díscola,
donde todo el deseo del mundo ansía fundir su multitud
de singulares nidos de sufrimiento.

Vestida solo con oscuridad, oh, rosa y bálsamo,
donde la juventud quemada es una bendición curativa,
¿qué atrae la tensa oscuridad alrededor de tu palpitante calma?
¿O esa marea creciente del mediodía lujurioso,
ricamente destilada para tu dulce alimento, ahora traidora,
que oye a alguna luna secreta?
El disfraz de esposa de Eva, su dote que el Edén pautó,
ahora es alambique donde el alquimista enamorado
invoca la rosa más rara, descendencia fantasma;
tu esencia cubierta de rocío donde persisten los soles
es alterada por un rito oculto pero natural:
entre tus hojas fue la noche en que nos besamos.
Un raro cieno hediondo ahoga nuestro deleite,
algún derrame de amor que languidece,
una rosa que sangra sin ser vista, el corazón de la noche;
cuya dulzura nos tiene asombrados, atrapados:
por astuta, ella, la marginada, induce al despertar,
recordando tiempos anteriores al nuestro,
cuando el Paraíso brilló una vez, la gema de rocío en su corazón,
y la vil traición dio al mal el tiempo que aflige su rostro solitario,
y toda la viudez lúgubre de la noche la envolvió, y el desierto del espacio:
¡Oh, rosa sangrante, solitaria! ¡Oh, corazón de la noche!

Esta es Lilith, por su nombre hebreo,
Señora de la Noche: ella, en el cuerpo delicado que fue
se unió a Adán en un goce impío;
quien, incapaz de ese amor terrible, engendró en ella no majestad,
como Júpiter, sino la prole de gusanos que la eligieron, en adelante,
como su nido, la espesura retorcida y alimentada por lodo de la mente.
Ella, monstruosa por ese abrazo rechazado, podría volverse Quimera
e inspirar dudas sobre su jardín, excitando el impulso de la flecha
para oscurecerse sobre la dicha humana, como después,
en el ancho camino de su trabajo, insinuando tentaciones,
cosas sin nombre reveladas, una perdición embrujada, la sirena legendaria;
fue vista más tarde como Melusina y Lamia, las fingidas esposas-serpiente,
la malicia de la bruja-vampiro
que drenó la sangre fresca de los recién nacidos.
Una ráfaga perversa: rostros de miedo, contemplados a lo largo del pasado
en la malinterpretada tradición junto al fuego,
de ella es el augusto y único pavor, morada cerrada,
en la casa del nacimiento y la muerte, y más cerca,
en los secretos de nuestro aliento, en el amor oculto,
cuya sonrisa escapa a nuestra vista en su cabellera alborotada
que es la noche estrellada.


The tuberose thickens the air: a swoon
lies close on open’d calyx and slipt sheath
thro’ all the garden bosom-bound beneath
dense night that hangs, her own perturbing moon:
no star: and heaven and earth, seeking their boon,
meet in this troubled blood whereunder seethe
cravings of darkling bliss whose fumes enwreathe
some rose of rare-reveal’d delight: oh, soon! —
Ay, surely near — the hour consents to bless! —
and nearer yet, all ways of night converge
in that delicious dark between her breasts
whom night and bloom and wayward blood confess,
where all the world’s desire is wild to merge
its multitude of single suffering nests.

Cloth’d now with dark alone, O rose and balm,
whence unto world-sear’d youth is healing boon,
what lures the tense dark round thy pulsing calm?
Or does that flood-tide of luxurious noon,
richly distill’d for thy sweet nutriment,
now traitor, hearken to some secret moon.
Eve’s wifely guise, her dower that Eden lent,
now limbeck where the enamour’d alchemist
invokes the rarer rose, phantom descent;
thy dewy essence where the suns persist
is alter’d by occult yet natural rite:
among thy leaves it was the night we kiss’d.
Rare ooze of odour drowns our faint delight,
some spilth of love that languishes unshared,
a rose that bleeds unseen, the heart of night;
whose sweetness holds us, wondering, ensnared:
for cunning she, the outcast, to entice
to wake with her, remembering how she fared
in times before our time, when Paradise
shone once, the dew-gem in her heart, and base
betrayal gave her to the malefice
that all thro’ time afflicts her lonely face,
and all the mournful widowhood of night
closed round her, and the wilderness of space:
O bleeding rose, alone! O heart of night!

This is of Lilith, by her Hebrew name
Lady of Night: she, in the delicate frame
that was of woman after, did unite
herself with Adam in unblest delight;
who, uncapacious of that dreadful love,
begat on her not majesty, as Jove,
but the worm-brood of terrors unconfest
that chose henceforth, as their avoided nest,
the mire-fed writhen thicket of the mind.
She, monsterward from that embrace declined,
could change her to Chimera and inspire
doubt of his garden-state, exciting higher
the arrowy impulse to dim descried
o’erhuman bliss, as after, on the wide
way of his travail, with enticing strain
and hint of nameless things reveal’d, a bane
haunted, the fabled siren, and was seen
later as Lamia and Melusine,
and whatsoe’er of serpent-wives is feign’d,
or malice of the vampire-witch that drain’d
fresh blood of fresh-born babes, a wicked blast:
faces of fear, beheld along the past
and in the folk’s scant fireside lore misread,
of her that is the august and only dread,
close-dwelling, in the house of birth and death,
and closer, in the secrets of our breath –
or love occult, whose smile eludes our sight
in her flung hair that is the starry night.


Christopher Brennan
(1870-1932)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de vampiros.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Christopher Brennan: La sombra de Lilith (The Shadow of Lilith), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

Daniel Milano dijo...

Hermoso, hermoso poema!! Agitó las aguas de mi propia oscuridad, serenas desde hace mucho.
Sentí la angustia de Brennan. Y el dolor de Lilith, condenada a monstruo por responder a los impulsos del barro original.
Poema para guardar en un relicario, como reliquia de la oscura cruz que llevamos.



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