El hombre y lo gótico: masculinidad en la literatura gótica.
La literatura gótica, y especialmente la novela gótica, han sido objeto de innumerables ensayos y estudios académicos acerca de su relación con la mujer y la feminidad. Mucho se ha escrito sobre la mujer y la literatura gótica, y poco sobre la masculinidad. Una de las obras más interesantes al respecto es El animal interior: masculinidad y el gótico (The Animal Within: Masculinity and the Gothic), un libro de psicología y literatura gótica de la investigadora Cyndy Hendershot, publicado en 1998.
Desde sus inicios en el siglo XVIII, el género gótico simbolizó menos un período literario rígido que una tendencia notablemente invasiva que trascendió sus propios límites y abarcó cuestiones y realidades sociales muy complejas. El animal interior: masculinidad y el género gótico intenta demostrar una hipótesis que no es completamente original pero que tampoco ha logrado una opinión uniforme de los especialistas.
Una de las grandes obsesiones de la literatura gótica es la masculinidad. De hecho, todo el edificio de la novela gótica se construye en torno a esa búsqueda. Mejor dicho, la literatura gótica hace de la masculinidad, un concepto incierto y lleno interpretaciones, el "castillo embrujado" donde acechan toda clase de horrores y misterios, que a su vez representan el miedo atroz por el propio cuerpo, por sus deseos y pulsiones exteriorizadas a menudo a través de personajes que expresan el enojo del sujeto inmerso en una sociedad pacata e intolerante.
Desde luego, esta obsesión por lo masculino en la novela gótica posee distintos matices, distintas ópticas y acercamientos. El animal interior: masculidad y el género gótico solo se interroga acerca de la función histórica de lo masculino expresado en la literatura y el cine gótico, donde las comparaciones se tornan un tanto aventuradas.
Por ejemplo, la autora posiciona el mismo tópico, la posesión del cuerpo masculino por un ente exterior, como premisas tanto de la novela clásica de Matthew Lewis: El monje (The Monk), como en la película de terror de Philip Kaufman: La invasión de los usurpadores de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers).
Menos audaces son las comparaciones del clásico de Nathaniel Hawthorne: La marca de nacimiento (The Birthmark), y el cuento de Sheridan Le Fanu: Té verde (Green Tea); donde ambos exploran el terreno de lo científico como símbolo de las fuerzas de la psique en perpetua tensión.
En este contexto, El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness), de Joseph Conrad, transcurre en la misma sintonía que El ancho mar de los Sargazos (Wide Sargasso Sea), de Jean Rhys, claramente postgótica y postcolonialista, pero que reúne la misma pulsión antiimperialista.
La autora de El animal interior: masculinidad y el género gótico, sigue una trayectoria fiel de la teoría lacaniana. Solo a través de ella consigue demostrar, al menos por ahora, que los universos de la literatura gótica, cargados de fantasmas, vampiros y hombres lobo, son expresiones de una especie de claustrofobia cultural del hombre encerrado en sí mismo.
Más literatura gótica. I Cultura gótica.
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