El origen de la superstición del gato negro


El origen de la superstición del gato negro.




Pocas criaturas son el objeto de tantas supersticiones como el gatos negros, tanto para bien, señalándolos como espíritus benéficos, como para mal, ubicándolos casi en la antesala al infierno (ver: ¿El Gato Negro de E.A. Poe es una criatura de los mitos celtas?).

En Egipto se consideraba sagrados a todos los gatos negros, ya que pertenecían a la corte de la diosa Bastet. De hecho, cuando el gato negro de una aristocrática casa egipcia moría, toda la familia vestía de luto hasta que el felino fuese prolijamente momificado.

Como consecuencia natural, cuando el pueblo hebreo huyó de Egipto se llevó consigo algunos odios por las costumbres del antiguo amo, entre ellos se encuentra la adoración del gato negro. De ahí que, en los mitos hebreo el gato negro fuese considerado un signo del mal.

Como contrapartida, llegó la dominación romana. Los gatos negros no les eran particularmente desagradables; por el contrario, había innumerables gatos negros entre las filas de legionarios y las vastas caravanas de guerra debido a la afición de estos felinos por los roedores.

Tal vez por eso el gato negro adoptó una popularidad ambigua: maldito por unos y bendecido por otros.

En la Edad Media, por ejemplo, los gatos negros fueron relacionados con la brujería, viendo en ellos a los espíritus familiares de las brujas (ver: Los «espíritus familiares» en la brujería), cuando no a las propias brujas metamorfoseadas en felinos.

Al mismo tiempo, se pensaba que si un gato negro se acostaba en el lecho matrimonial, los atributos viriles del esposo se marchitarían como una flor prematura; pero si la pareja era joven esto auguraba una larga y rígida prosperidad conyugal.

Los marineros ingleses, entre otros, jamás zarpaban sin un gato negro a bordo, e incluso obligaban a sus esposas a alimentar gatos negros abandonados en su ausencia, bajo la creencia de que esto impediría un inoportuno naufragio.

A excepción de Italia, España y algunos países del Báltico y Oriente, el resto del mundo considera una señal buena fortuna que un gato negro se cruce en el camino. Nosotros, herederos de la cultura latina, solemos considerar lo contrario. Esto es: que si un gato negro se cruza en nuestro camino puede ser un signo de desgracia.

En líneas generales podemos conjeturar que el gato negro es un animal maldito en aquellas regiones donde la Inquisición golpeó con más fuerza.

En 1342 la antigua ciudad de Flandes vivió uno de los acontecimientos judiciales más extraños de la historia.

Cierto aldeano, llamado Johann, acusó a una vecina, Esther, de convertirse en gato negro como consecuencia de sus incursiones en el sabbat. La pobre Esther desapareció, acaso creyendo que un nombre judío no tenía oportunidades en una corte francesa. Acto seguido, los jueces determinaron la culpabilidad de Esther, y para asegurarse de que el castigo divino —y terrenal— cayera sobre ella, mandaron a apresar a todos los gatos negros de Flandes.

Una semana después, alrededor de cuarenta gatos negros fueron encarcelados y puestos bajo el escrutinio de las autoridades. En un proceso relámpago, todos los gatos negros fueron acusados de brujería, es decir, de ser potencialmente una bruja.

A continuación, se trasladó a los acusados a la casa de Esther. El verdugo fue colocando a los gatos negros en bolsas, que fueron colgadas de una viga, y con un garrote o una maza procedió a molerlos a golpes. El ajusticiamiento fue brutal, y el maullido agónico de los felinos fue escuchado a varios kilómetros de distancia.

Esa noche, un monje franciscano llamado Eusebio, que volvía a París pasando por Flandes, anota haber visto una larga peregrinación de gatos negros avanzando hacia la ciudad. Absorto por el prodigio, el monje los siguió.

Los gatos negros rodearon la casa de Esther, cuyo cadáver, señala Eusebio, fue encontrado a la mañana siguiente, descoyuntado, en el interior de una bolsa que colgaba de una viga.




Mitos y leyendas oscuras. I Mitología.


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2 comentarios:

la_ultima_rosa dijo...

Muy interesante la información ^^V gracias por compartirla,o_o si yo embalsamara mis 3 gatos negros cuando mueran, seguramente terminaria en banca rota, no se, T-T, lo que si afirmo es que no traen ni mala ni buena suerte, solo son odiosos, jajaja XD

J. Eduardo V. G. dijo...

Una pena que no hubiese aparecido por el proceso una gran gata negra (pantera) a ajustar cuentas con los inquisidores y el verdugo. Yo tengo varios gatos negros ,uy asilvestrados en una finca.

Saludos.



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