«La ciudad en el mar»: Edgar Allan Poe; poema y análisis.
La ciudad en el mar (The City in the Sea) es un poema gótico del escritor norteamericano Edgar Allan Poe (1809-1849), publicado originalmente como La ciudad condenada (The Doomed City) en la antología de 1831: Poemas (Poems), luego reeditado en 1836 como La ciudad del pecado (The City of Sin). Finalmente aparecería como La ciudad en el mar en la edición de abril de 1845 del periódico The American Review.
La ciudad en el mar, uno de los grandes poemas de Edgar Allan Poe, es una pieza fuertemente influenciada por la literatura gótica, y nos sitúa en una isla gobernada por la muerte. El poema está inspirado en distintas fuentes: Kubla Khan, de Samuel Coleridge, y La reina de las hadas, de Edmund Spenser son, quizás, las más evidentes. También se han encontrado algunos paralelos entre La ciudad en el mar y ciertos pasajes de Historias de las guerras judías, de Flavio Josefo, donde se consigna jugosamente el drama de Gomorra.
La ciudad en el mar introduce un concepto bastante novedoso: la idea de que el infierno no es el peor lugar imaginable. Aquella isla de Edgar Allan Poe sugiere que la Muerte es infinitamente más poderosa que el Diablo, y que sus dominios marítimos son, tal vez, el abismo más horrible que podríamos enfrentar.
La ciudad en el mar.
The City in the Sea, Edgar Allan Poe (1809-1849)
¡Mira! La muerte ha levantado su trono
en una extraña y solitaria ciudad
allá lejos en el Oeste sombrío,
donde el bueno y el malo y el mejor y el peor
han ido a su reposo eterno
Allí hay cúpulas y palacios y torres
(torres devoradoras de tiempo que no se estremecen)
que no se asemejan a nada que sea nuestro.
En los alrededores, olvidadas por vientos inquietos,
resignadas bajo el cielo,
reposan las aguas melancólicas.
La luz del santo cielo no desciende
a esta ciudad de la noche eterna.
Pero el brillo lívido del mar
proyecta silenciosas columnas,
—resplandecen los pináculos por todas partes—
Cúpulas, agujas, salones reales,
pórticos, paredes de estilo babilónico,
sombrías y olvidadas glorietas
de hiedra tallada y flores de piedra,
y muchos, muchos maravillosos templos
cuyos imposibles frisos entrelazan
la viola, la violeta y la vid.
Resignadas bajo el cielo
reposan las aguas melancólicas.
Tanto se funden las torres y las sombras
que parecen péndulos en el aire
mientras que desde una altiva torre en la ciudad
la muerte atisba hacia abajo desde su enormidad.
Allí las tumbas abiertas
bostezan sobre las olas luminosas,
pero no sobre las riquezas que yacen
en cada ojo diamantino del ídolo
-los muertos alegrementes enjoyados no
tientan las aguas desde sus lechos;
pues no se rizan las ondas, ¡ah!,
en este desierto de cristal-
Ninguna temblor sugiere que los vientos
están en algún mar lejano y feliz.
Ninguna ola sugiere que los vientos han estado
en mares menos espantosamente serenos.
¡Pero, mira! ¡Algo se agita en el aire!
La ola. ¡Hay un movimiento allí!,
como si las torres se hubieran apartado,
sumergiéndose lentamente, la cansada marea,
como si sus cimas débilmente hubieran dejado
un vacío en el brumoso cielo.
Las olas tienen ahora un tono rojizo
respiran desmayadas y lentas.
Y cuando ya no hay lamentos terrenales
baja, baja esta ciudad hasta donde se quedará eternamente.
El infierno, elevándose desde mil tronos,
le hará reverencias.
Lo! Death has reared himself a throne
In a strange city lying alone
Far down within the dim West,
Where the good and the bad and the worst and the best
Have gone to their eternal rest.
There shrines and palaces and towers
(Time-eaten towers that tremble not!)
Resemble nothing that is ours.
Around, by lifting winds forgot,
Resignedly beneath the sky
The melancholy waters lie.
No rays from the holy heaven come down
On the long night-time of that town;
But light from out the lurid sea
Streams up the turrets silently—
Gleams up the pinnacles far and free—
Up domes—up spires—up kingly halls—
Up fanes—up Babylon-like walls—
Up shadowy long-forgotten bowers
Of sculptured ivy and stone flowers—
Up many and many a marvellous shrine
Whose wreathéd friezes intertwine
The viol, the violet, and the vine.
Resignedly beneath the sky
The melancholy waters lie.
So blend the turrets and shadows there
That all seem pendulous in air,
While from a proud tower in the town
Death looks gigantically down.
There open fanes and gaping graves
Yawn level with the luminous waves;
But not the riches there that lie
In each idol's diamond eye—
Not the gaily-jewelled dead
Tempt the waters from their bed;
For no ripples curl, alas!
Along that wilderness of glass—
No swellings tell that winds may be
Upon some far-off happier sea—
No heavings hint that winds have been
On seas less hideously serene.
But lo, a stir is in the air!
The wave—there is a movement there!
As if the towers had thrust aside,
In slightly sinking, the dull tide—
As if their tops had feebly given
A void within the filmy Heaven.
The waves have now a redder glow—
The hours are breathing faint and low—
And when, amid no earthly moans,
Down, down that town shall settle hence,
Hell, rising from a thousand thrones.
Shall do it reverence.
Edgar Allan Poe (1809-1849)
In a strange city lying alone
Far down within the dim West,
Where the good and the bad and the worst and the best
Have gone to their eternal rest.
There shrines and palaces and towers
(Time-eaten towers that tremble not!)
Resemble nothing that is ours.
Around, by lifting winds forgot,
Resignedly beneath the sky
The melancholy waters lie.
No rays from the holy heaven come down
On the long night-time of that town;
But light from out the lurid sea
Streams up the turrets silently—
Gleams up the pinnacles far and free—
Up domes—up spires—up kingly halls—
Up fanes—up Babylon-like walls—
Up shadowy long-forgotten bowers
Of sculptured ivy and stone flowers—
Up many and many a marvellous shrine
Whose wreathéd friezes intertwine
The viol, the violet, and the vine.
Resignedly beneath the sky
The melancholy waters lie.
So blend the turrets and shadows there
That all seem pendulous in air,
While from a proud tower in the town
Death looks gigantically down.
There open fanes and gaping graves
Yawn level with the luminous waves;
But not the riches there that lie
In each idol's diamond eye—
Not the gaily-jewelled dead
Tempt the waters from their bed;
For no ripples curl, alas!
Along that wilderness of glass—
No swellings tell that winds may be
Upon some far-off happier sea—
No heavings hint that winds have been
On seas less hideously serene.
But lo, a stir is in the air!
The wave—there is a movement there!
As if the towers had thrust aside,
In slightly sinking, the dull tide—
As if their tops had feebly given
A void within the filmy Heaven.
The waves have now a redder glow—
The hours are breathing faint and low—
And when, amid no earthly moans,
Down, down that town shall settle hence,
Hell, rising from a thousand thrones.
Shall do it reverence.
Edgar Allan Poe (1809-1849)
Poemas de Edgar Allan Poe. I Poemas góticos.
Más literatura gótica:
- Poemas del romanticismo.
- Poemas de muerte.
- Poemas malditos.
- Poemas de agua.
- Poemas del mar.
- Poemas prohibidos.
2 comentarios:
Me parece que en el caso de los poemas sería necesario que incluyeses también la versión original. La poesía, siendo el arte del lenguaje, al traducirse pierde mucho de su contenido.
Hay algunos errores y omisiones en la traducción del poema. Por ejemplo, "The hours are breathing faint and low". Las horas no fueron mencionadas y Faint no significa desmayadas.Faint indica que la respiración es apenas perceptible y Low se refiere a que esa respiración es limitada, escasa. Cuando las horas pasan lentamente, creo, Poe está comparando las horas con la respiración de un moribundo. Por lo tanto, la traducción más aproximada, en mi humilde opinión de traductora, sería, "Las horas transcurren lánguidamente sordas."
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