«La mujer blanca»: Mary Elizabeth Coleridge; poema y análisis


«La mujer blanca»: Mary Elizabeth Coleridge; poema y análisis.




La mujer blanca (The White Woman) es un poema de la escritora inglesa Mary Elizabeth Coleridge (1861-1907) —bisnieta de Samuel Taylor Coleridge—, publicado en la antología de 1896: Los seguidores de la fantasía (Fancy's Following); y posteriormente en la colección de 1907: Poemas de Mary E. Coleridge (Poems by Mary E. Coleridge).

La mujer blanca, uno de los poemas de Mary Coleridge más destacados, plantea un escenario complejo en donde la feminidad sagrada se revela en todo su esplendor. Lejos de atribuirse aquel conspicuo sentido de prudencia del período victoriano, Mary Elizabeth Coleridge retrata el tema de la feminidad desde la pasión, la fuerza, el deseo y la voluntad.

La mujer blanca manifiesta aquellos secretos y misterios del ser mujer por fuera de las barreras represivas de la sociedad: la mujer salvaje, libre para experimentar sus emociones y pasiones independientemente del hombre y sus rutinas, sus normas sociales, sus reglas que definen a la hembra como mujer en tanto esta sea sumisa, fiel, fértil y productiva.

Mary Elizabeth Coleridge derriba estos muros y nos presenta a la mujer desde un ángulo completamente novedoso para la época. La mujer blanca no acentúa ninguna particularidad en términos de piel, sino todo lo contrario, se refiere a lo que Robert Graves denomina como La diosa blanca (The White Goddess); es decir, el principio femenino en estado puro, salvaje, y por eso mismo en absoluta posesión de su libertad



La mujer blanca.
The White Woman, Mary Elizabeth Coleridge (1861-1907)

¿Dónde se detiene la adorable,
La salvaje mujer blanca, mortal para el hombre?
Nunca han cedido sus cuellos bajo el yugo,
Ellas habitaban solas cuando surgió la mañana
Y el tiempo comenzó.

Son más altas que el hombre, cálidas,
Y sus mejillas siempre fueron pálidas.
Los tigres en sus guaridas acechaban,
El halcón colgando del cielo azul
Anhelaba con destrozarlas.

El mortal abismo ha soltado su mano nerviosa,
Más fuerte que toda nuestra voluntad,
Mano de forma ciclópea, beata, tallada en hierro;
Y cuando lucha, las salvajes mujeres blancas lloran
El tormentoso lamento de la guerra.

Sus palabras no son como las nuestras,
Si el hombre pudiese pasearse entre las olas
Del océano cuando rompen, y oírlas,
Escuchar el lenguaje perdido de la nieve
Cayendo en lúgubres torrentes,
Entonces conocerían la lengua olvidada.

Como la luz más pura, así son ellas;
Jamás han pecado,
Pero cuando los rayos del fuego eterno
Queman el horizonte, sus trenzas son desatadas,
Y en alas del viento occidental danzan sus ropas,
Barridas por el Deseo.

Mira, de doncellas nacen damas,
Y fuertes niños de las damas y la brisa,
Los sueños no son (en la gloria del día,
Vista a través de las puertas de marfil)
Más justos que estos.

Nadie encontrará sus hogares nobles,
Pues a la sombra primaveral del roble,
En la penumbra del oscuro bosque se ocultan.
Una de nuestra raza, perdida en el claro,
Vió con ojos humanos a la Dama Blanca,
Y mirando, murió.

Mary Elizabeth Coleridge (1861-1907)




Más poemas góticos. I Poemas de Mary Elizabeth Coleridge.


Más literatura gótica:
El análisis, resumen y traducción al español del poema de Mary Elizabeth Coleridge: La mujer blanca (The White Woman), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

0 comentarios:



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «La pequeña habitación» de Madeline Yale Wynne.
Poema de Emily Dickinson.
Relatos de Edith Nesbit.


Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.