Cómo escribir un relato de terror según H.P. Lovecraft.
Notas sobre el arte de escribir cuentos fantásticos (Notes on Writing Weird Fiction) es un breve ensayo del escritor norteamericano H.P. Lovecraft (1890-1937) realizado en 1933, donde se propone revelar algunos secretos del oficio de escribir historias de terror.
La economía de recursos, y principalmente la eficacia para escribir un relato, de terror o cualquier otro género, no necesariamente provienen de nuestras lecturas, sino de la práctica continuada.
Sin embargo, esto es insuficiente si no se conoce también la estructura del relato corto, absolutamente imprescindible incluso para deconstruirla.
Notas sobre el arte de escribir cuentos fantásticos ofrece un nutritivo informe de las experiencias de H.P.Lovecraft como narrador de cuentos fantásticos.
Sobre el arte de escribir cuentos fantásticos.
Notes on Writing Weird Fiction, H.P.Lovecraft (1890-1937)
El motivo por la cual escribo cuentos fantásticos es porque me producen una satisfacción personal y me acercan a la vaga, escurridiza, fragmentaria sensación de lo maravilloso, de lo bello y de las visiones que me llenan con ciertas perspectivas (escenas, arquitecturas, paisajes, atmósfera, etc.), ideas, ocurrencias e imágenes.
Mi inclinación por los relatos sobrenaturales se debe a que encajan perfectamente con mis inquietudes personales; uno de mis anhelos más fuertes es el de lograr la suspensión momentánea de las irritantes limitaciones del tiempo, del espacio y de las leyes naturales que nos rigen y frustran nuestros deseos de indagar en las infinitas regiones del cosmos, que por ahora se hallan más allá de nuestro alcance, más allá de nuestro punto de vista.
Estos cuentos tratan de incrementar la sensación de miedo, ya que el ésta es nuestra más fuerte y profunda emoción y una de las que mejor se presta a desafiar los cánones de las leyes naturales. El terror y lo desconocido están siempre relacionados, tan íntimamente unidos que es difícil crear una imagen convincente de la destrucción de las leyes naturales, de la alienación cósmica y de las presencias exteriores sin hacer énfasis en el sentimiento de miedo y horror.
La razón por la cual el factor tiempo juega un papel tan importante en muchos de mis cuentos es debida a que es un elemento que vive en mi cerebro y al que considero como la cosa más profunda, dramática y terrible del universo. El conflicto con el tiempo es el tema más poderoso y prolífico de toda expresión humana.
Mi manera personal de escribir un cuento es evidentemente una manera particular de expresarme; quizá un poco limitada, pero tan antigua y permanente como la literatura en sí misma. Siempre existirá un número determinado de personas que tenga gran curiosidad por el desconocido espacio exterior, y un deseo ardiente por escapar de la morada-prisión de lo conocido y lo real, para deambular por las regiones encantadas llenas de aventuras y posibilidades infinitas a las que sólo los sueños pueden acercarse: las profundidades de los bosques perdidos, las fantásticas torres y las llameantes y asombrosas puestas de sol. Entre esta clase de personas apasionadas por los cuentos fantásticos se encuentran los grandes maestros: Poe, Dunsany, Arthur Machen, M.R. James, Algernon Blackwood, Walter de la Mare; verdaderos clásicos, e insignificantes aficionados, como yo mismo.
Sólo hay una forma de escribir un relato tal y como yo lo hago. Cada uno de mis cuentos tiene una trama diferente. Una o dos veces he escrito un sueño literalmente, pero por lo general me inspiro en un paisaje, idea o imagen que deseo expresar, y busco en mi cerebro una vía adecuada de crear una cadena de acontecimientos dramáticos capaces de ser expresados en términos concretos. Intento crear una lista mental de las situaciones mejor adaptadas al paisaje, idea, o imagen, y luego comienzo a conjeturar con las situaciones lógicas que pueden ser motivadas por la forma, imagen o idea elegida.
Mi actual proceso de composición es tan variable como la elección del tema o el desarrollo de la historia; pero si la estructura de mis cuentos fuese analizada, es posible que pudiesen descubrirse ciertas reglas que a continuación enumero:
I) Preparar una sinopsis o escenario de acontecimientos en orden de su aparición; no en el de la narración. Describir con vigor los hechos como para hacer creíbles los incidentes que van a tener lugar. Los detalles, comentarios y descripciones son de gran importancia en este boceto inicial.
II) Preparar una segunda sinopsis o escenario de acontecimientos; esta vez en el orden de su narración, con descripciones detalladas y amplias, y con anotaciones a un posible cambio de perspectiva, o a un incremento del clímax. Cambiar la sinopsis inicial si fuera necesario, siempre y cuando se logre un mayor interés dramático. Interpolar o suprimir incidentes donde se requiera, sin ceñirse a la idea original aunque el resultado sea una historia completamente diferente a la que se pensó en un principio. Permitir adiciones y alteraciones siempre y cuando estén lo suficientemente relacionadas con la formulación de los acontecimientos.
III) Escribir la historia rápidamente y con fluidez, sin ser demasiado crítico, siguiendo el punto anterior, es decir, de acuerdo al orden narrativo en la sinopsis. Cambiar los incidentes o el argumento siempre que el desarrollo del proceso tienda a tal cambio, sin dejarse influir por el boceto previo. Si el desarrollo de la historia revela nuevos efectos dramáticos, añadir todo lo que pueda ser positivo, repasando y reconciliando todas y cada una de las adiciones del nuevo plan. Insertar o suprimir todo aquello que sea necesario o aconsejable; probar con diferentes comienzos y diferentes finales hasta encontrar el que más se adapte al argumento. Asegurarse de que ensamblan todas las partes de la historia desde el comienzo hasta el final del relato. Corregir toda posible superficialidad (palabras, párrafos, incluso episodios enteros), conservando el orden preestablecido.
IV) Revisar por completo el texto, poniendo especial atención en el vocabulario, sintaxis, ritmo de la prosa, proporción de las partes, sutilezas del tono, gracia e interés de las composiciones (de escena a escena de una acción lenta a otra rápida, de un acontecimiento que tenga que ver con el tiempo, etc.), la efectividad del comienzo, del final, del clímax, el suspenso y el interés dramático, la captación de la atmósfera y otros elementos diversos.
V) Preparar una copia; sin vacilar por ello en acometer una revisión final allí donde sea necesario.
El primero de estos puntos es por lo general una mera idea mental, una puesta en escena de condiciones y acontecimientos que rondan en nuestra imaginación, jamás puestas sobre papel hasta que preparo un detallado resumen de estos acontecimientos en orden a su narración. De forma que a veces comienzo el bosquejo antes de saber cómo voy más tarde a desarrollarlo.
Considero cuatro tipos diferentes de cuentos sobrenaturales: uno expresa una aptitud o sentimiento, otro un concepto plástico, un tercer tipo comunica una situación general, condición, leyenda o concepto intelectual, y un cuarto muestra una imagen definitiva, o una situación específica de índole dramática. Por otra parte, las historias fantásticas pueden estar clasificadas en dos amplias categorías: aquellas en las que lo maravilloso o terrible está relacionado con algún tipo de condición o fenómeno, y aquéllas en las que esto concierne a la acción del personaje con un suceso o fenómeno grotesco.
Cada relato fantástico (hablando en particular de los relatos y cuentos de terror) puede desarrollar cinco elementos críticos:
a) Lo que sirve de núcleo a un horror (condición, entidad, etc,).
b) Efectos o desarrollos típicos del horror.
c) El modo de la manifestación de ese horror.
d) La forma de reaccionar ante ese horror.
e) Los efectos específicos del horror en relación a lo condiciones dadas.
Al escribir un cuento sobrenatural siempre pongo especial atención en la forma de crear una atmósfera adecuada, aplicando el énfasis necesario en el momento necesario. Nadie puede, excepto en las revistas populares, presentar un fenómeno imposible, improbable o inconcebible, como si fuera una narración de actos objetivos. Los cuentos sobre eventos extraordinarios tienen ciertas complejidades que deben ser superadas para lograr su credibilidad, y esto sólo puede conseguirse tratando el tema con cuidadoso realismo, excepto a la hora de abordar el hecho sobrenatural. Este elemento fantástico debe causar impresión y hay que poner gran cuidado en la construcción emocional; su aparición apenas debe sentirse, pero tiene que notarse.
Si fuese la esencia primordial del cuento, eclipsaría todos los demás caracteres y acontecimientos, los cuales deben ser consistentes y naturales, excepto cuando se refieren al hecho extraordinario. Los acontecimientos espectrales deben ser narrados con la misma emoción con la que se narraría un suceso extraño en la vida real. Nunca debe darse por supuesto este suceso sobrenatural. Incluso cuando los personajes están acostumbrados a ello, hay que crear un ambiente de terror y angustia que se corresponda con el estado de ánimo del lector. Un descuidado estilo arruinaría cualquier intento de escribir fantasía seria.
La atmósfera y no la acción, es el gran desiderátum de la literatura fantástica. En realidad, todo relato fantástico debe ser una nítida pincelada de un cierto tipo de comportamiento humano. Si le damos cualquier otro tipo de prioridad, podría llegar a convertirse en una obra mediocre, pueril y poco convincente. El énfasis debe transmitirse con sutileza; indicaciones, sugerencias vagas que se asocien entre sí, creando una ilusión brumosa de la extraña realidad de lo irreal. Hay que evitar descripciones inútiles de sucesos increíbles que no sean significativos.
Éstas han sido las reglas que he seguido (consciente o inconscientemente) ya que siempre he considerado con bastante seriedad la creación fantástica. Que mis resultados puedan llegar a tener éxito es algo bastante discutible; pero de lo que sí estoy seguro es que, si hubiese ignorado las normas aquí arriba mencionadas, mis relatos habrían sido mucho peores de lo que son ahora.
H.P. Lovecraft (1890-1937).
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6 comentarios:
La verdad es que precisamente Lovecraft no es un autor que me llame mucho, más que nada porque al leerlo suelo sentirme muy confusa y con cierto malestar...tampoco me apasiona su forma de escribir. Aunque tengo intención de leer más, porque nunca se sabe.
Sin embargo considero que no deja de ser un excelente escritor. Muy interesantes los consejos para un cuento...aunque no los comparto todos. Yo suelo escribir bastante pero más que relatos, ensayos.
Lo fantástico en general me encanta, estaría horas leyendo libros de ese tipo.Supongo que nos suele pasar más a los idealistas,que deseamos una realidad más bella. Alguna vez he podido encontrar mucha de esa fantástica belleza en la realidad ^^
Gracias por el texto. Un saludo.
En este sentido, los consejos de Lovecraft se limitan únicamente a los relatos fantásticos, por lo que su aplicación debería ser utilitaria sólo dentro de este género.
En lo personal, pienso que Lovecraft es uno de los escritores con mayor caudal de vocabulario narrativo, cualidad que no abarca a sus diálogos o personajes. De todos modos, me pareció interesante su punto de vista sobre el génesis del relato de terror.
Bueno, si en algún momento te interesa compartir alguno de tus ensayos con nosotros, serán bienvenidos.
Un saludo...
Muchas gracias por tu ofrecimiento :) la verdad es que no los considero muy buenos, escribo especialmente para mí. Pero si tienes curiosidad hay algunos publicados aquí:
www.fotolog.com/saruxia
Espero abrirme un blog pronto.
Un saludo.
Para los que intentamos no con mucho éxito adentrarnos en el mundo de la literatura fantástica, creo que prestarle un poco de atención a los consejos que nos ofrece Lovecraft es un buen punto de partida para iniciarse en dicha práctica.
Crear la atmósfera correcta es sin duda uno de los retos más grandes con los que me he topado, sin duda pondré en uso algunos de sus consejos. Gracias por los tips ^^
En mi opinión, para un escritor, escribir es apasionante; no importa sobre qué escriba, siempre se debe sentir la emoción que el texto transmite al lector. Creo yo que el arte de la literatura no tiene un método en sí, para ningún tipo de relato; más bien yo diría que cada autor tiene su estilo y su forma de transmitir lo que desea transmitir. Hay una infinidad de maneras para cautivar al lector y no creo que debería existir alguna especie de regla...siempre se debe experimentar y buscar el estilo propio.
Se que habrá quienes no apoyen mi comentario; pero yo me considero escritora pues lo hago desde muy temprana edad y ahora estoy preparando un libro; sin encambio, el único consejo que yo podría dar es el "sentir" lo que se está escribiendo, siempre tener emoción y pasión por lo que se hace...así el lector también podrá SENTIR y VER lo que tú.
Dejo mi nombre por si alguna vez llegan encontrarse con alguno de mis escritos:
Me llamo Violeta Carrasco Jiménez y soy de México, mi principal interés por ahora es hacer una colección de cuentos de terror, quizás algún día lleguen a leerlo, eso sería increíble.
Muy buen blog el que han creado, gracias por eso.
Excelente, me encontraba tan sin imaginación, tan concreta en la vida, viendo solo lo visible, me encantó recorrer el lugar... Que bien la gente creativa!! un regalo, Gracias.
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