Lord Dunsany por H.P. Lovecraft


Lord Dunsany por H.P. Lovecraft.




La obra de Edward John Moreton Drax Plunkett, decimoctavo barón de Dunsany, más conocido como Lord Dunsany (1878-1957), ejerció una poderosa influencia tanto en el relato de terror como en el cuento fantástico, alimentándose de una fuente extraña, intangible, hecha de suelos y mitos.

Uno de los deudores más apasionados de Lord Dunsany es nada menos que H.P. Lovecraft, en especial durante la primera fase de los Mitos de Cthulhu, de tal forma que su visión, llena de admiración pero también de crítica, resulta cuento menos interesante.

A continuación les dejamos un fragmento del ensayo de H.P. Lovecraft: El horror sobrenatural en la literatura (Supernatural Horror in Literature), dedicado exclusivamente a Lord Dunsany.




Lord Dunsany por H.P. Lovecraft.
Extraído de El horror sobrenatural en la literatura.

Insuperable en el sortilegio de una prosa musical y cristalina, y supremo en la creación de un mundo maravilloso y lánguido de visiones exóticas e iridiscentes, es Edward John Moreton Drax Plunkett, Decimoctavo Baron Dunsany, cuyos cuentos y breves piezas teatrales conforman un elemento casi único en nuestra literatura.

Inventor de una nueva mitología y de un sorprendente folklore, Lord Dunsany está firmemente dedicado a un extraño mundo de belleza y fealdad de la realidad diurna. Su punto de vista es el más genuinamente cósmico de la literatura de cualquier período.

Tan sensible como Edgar Allan Poe a los valores dramáticos y al significado de las palabras y los detalles, y mucho mejor equipado retóricamente a través de un estilo simple y lírico basado en la prosa de la Biblia del rey Jaime, este autor abreva con tremenda efectividad en casi todo cuerpo mitológico y leyenda dentro del círculo de la cultura europea; produciendo un ciclo compuesto o ecléctico de fantasía en donde el colorido Oriental, la forma Helénica, las tinieblas Teutónicas y la melancolía Celta están amalgamados de tal forma que cada parte sostiene y suplementa al resto sin sacrificar la homogeneidad.

En la mayoría de los casos las regiones de Lord Dunsany son fabulosas —«más allá del oriente» o «en los confines del mundo». Su método para imaginar nombres originales de personas y lugares con influencias extraídas de fuentes clásicas y orientales, es una maravilla de inventiva versátil y discriminación poética— como puede observarse en estos ejemplos: Argimenes. Bethmoora, Poltarness, Camorak, Iluriel o Sardathrion.

La belleza más que el terror es la clave en la obra de Lord Dunsany. Adora el brillante verde del jade y el cobre de las cúpulas, y el delicado resplandor del atardecer en los templos de imposibles ciudades de ensueño. El humor y la ironía están a menudo presentes para otorgar un gentil cinismo y modificar lo que podría, llegar a convertirse en ingenua intensidad. No obstante, inevitablemente en un maestro de la irrealidad triunfante, en su obra existen ocasionales toques de pánico cósmico que se integran a la auténtica tradición.

A Lord Dunsany le agrada insinuar maliciosa y hábilmente seres monstruosos e inconcebibles maldiciones, tal como uno las vislumbra en un cuento de hadas. En El libro de las maravillas (The Book of Wonder) leemos acerca de Hlo-Hlo, el gigantesco ídolo-araña que no siempre se queda en su casa; de lo que la Esfinge tenía en el bosque; de Slith, el ladrón que saltó sobre el límite del mundo después de ver cierta luz y saber quien la encendió; de antropófagos Gibbelins, quienes habitan en una torre diabólica y vigilan un tesoro; de los Gnoles, que viven en el bosque y de quienes no es saludable robar; de la Ciudad del Nunca, y de los ojos que vigilan en los Pozos Inferiores; y de otras criaturas y cosas similares.

Cuentos de un soñador nos habla del misterio que despobló la ciudad de Bethmoora en el desierto; del inmenso portal de Perdondaris que fue construido de una sola pieza de marfil; y del viaje del pobre Bill, cuyo capitán maldijo a la tripulación y realizaba visitas a desagradables islas recién surgidas del océano y en donde había chozas de paja con ventanas oscuras y tenebrosas.

Muchas piezas teatrales de Lord Dunsany están repletas de miedo espectral. En Los dioses de la montaña (The Gods of the Mountain) siete pordioseros se hacen pasar por siete ídolos verdes de una colina distante, y gozan de comodidades y honores en una ciudad de adeptos hasta que escuchan decir que los verdaderos ídolos han desaparecido de sus pedestales. Se les menciona haber visto al atardecer una visión muy poco elegante «las rocas no deberían caminar en el crepúsculo», y al fin, mientras esperan la llegada de un grupo de bailarinas, notan que los pasos que se acercan son un poco más pesados de lo que debieran ser. Entonces los hechos se precipitan, y finalmente los presuntos blasfemos son convertidos en verdes estatuas de jade por las mismas efigies vivientes cuya santidad habían violado. Pero el mero argumento es el último mérito de esta obra maravillosamente efectiva.

Los incidentes y el desarrollo son los de un supremo maestro, por lo que el conjunto forma una de las contribuciones más importantes de la época actual, no solo al teatro sino a la literatura en general. Una noche en la taberna cuenta la historia de cuatro ladrones que han robado el ojo de esmeralda de Klesh, un monstruoso ídolo hindú. Logran engañar y asesinar en su guarida a los tres sacerdotes que seguían su rastro para vengarse, pero al anochecer Klesh llega caminando a tientas en busca de su ojo; y apropiándose de la esmeralda sale fuera de la taberna y llama uno por uno a los ladrones para un desconocido castigo en la oscuridad de la noche.

En La risa de los dioses (The Laughter of the Gods) hay una ciudad maldita en los limites de la jungla, y el fantasmal sonido de un laúd que solamente escuchan los que van a morir (verbigracia, el clavicordio espectral de Alice en La casa de los siete tejados de Hawthorne); y en la obra Los enemigos de la reina (The Queen's Enemies) reelabora la anécdota de Heródoto en donde una reina vengativa inunda con las aguas del Nilo in palacio subterráneo en el cual había ofrecido un banquete a sus enemigos.

Pero mera descripción apenas si puede expresar una pequeña parte del poderoso encanto de Lord Dunsany. Sus ciudades prismáticas y rituales lejanos y mágicos están cincelados con una firmeza que sólo la maestría puede otorgar, y nos estremecemos con un sentido de verdadera participación en sus secretos misterios. Para el lector de genuina imaginación Dunsany es el talismán y la llave que permite vislumbrar las inagotables riquezas del mundo de los sueños y las memorias perdidas; de modo que podemos considerarlo no sólo como un poeta, sino como alguien que hace de cada lector un poeta.

H.P. Lovecraft (1890-1937)




Más Lord Dunsany. I Más H.P. Lovecraft.


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