Kenningar: el laberinto de las metáforas medievales


Kenningar: el laberinto de las metáforas medievales.




La poesía medieval es un gran laberinto de estilos. Algunas vueltas, recodos y caminos sin salida hoy pueden parecernos extraños y sin sentido. Sin embargo, en su momento fueron poseedores de una fuerza evocativa y una potencia imaginativa innegables.

Una de las formas de ese laberinto son las Kenningar.

Las kenningar son metáforas descriptivas notablemente rígidas, inmutables, y, al mismo tiempo, asombrosamente flexibles. Podían ser modificadas por el empeño de los poetas aunque su mayor virtud consiste en la permanencia, en continuar inalterables a pesar de que su sentido original fuese olvidado.

Ubicadas en su propio tiempo y espacio, las kenningar eran utilizadas por todos los poetas del norte. Todos los oyentes las entendían perfectamente, hasta que dejaban de hacerlo, lo cual no evitaba que continuaran existiendo aún cuando nadie lograba descifrarlas.

Esta inmutabilidad de las kenningar se debe principalmente al estilo de la poesía medieval. Los recursos visuales eran escasos. Aún dentro de un mismo poema se insistía una y otra vez en las mismas referencias, por ejemplo, el mar, la batalla, la sangre, la espada.

La escasez de temas obligó a los poetas a buscar distintas alternativas para referirse a las mismas cosas de siempre.

La poesía medieval era casi exclusivamente épica, aunque hay algunas excepciones. Se desconocía la poesía erótica y la poesía sentimental, que llegaría recién durante el siglo IX con las elegías anglosajonas. Ahora bien, como recurso frente a las dificultades del verso aliterado, los poetas comenzaron a idear algunas palabras compuestas para remplazar a las que eran más comunes y se repetían dentro de una misma obra.

Este tipo de formaciones, notablemente extrañas para nuestro oído, eran y son coherentes en las lenguas germánicas.

Muy pronto los poetas y compositores descubrieron que la utilidad de las kenningar eran algo más que una herramienta práctica de sustitución. Es decir, descubrieron la metáfora.

Fue así que el mar comenzó a llamarse “el camino de la ballena”, por ejemplo, o “baño del pez”, “camino de las velas”, “campo de la gaviota”; a los barcos: “el jabalí del mar”, “el ciervo del mar”, “el potro de las aguas”.

Posiblemente la kenning que más ha trascendido es la utilizada antiguamente para denominar al rey, también inmortalizada por J.R.R. Tolkien: “el señor de los anillos”.

El apogeo de las kenningar no duró demasiado en Inglaterra, ya que los poetas advirtieron que la repetición de los mismos términos trababa la poesía, la entorpecía, y paulatinamente la fueron abandonando.

En Escandinavia ocurrió exactamente lo contrario.

Allí las kenningar se desarrollaron en múltiples y serpenteantes formas. Algunas conservaron su hermosa simplicidad, como la que describe a los pájaros como “guardianes del verano”, pero en general el asunto fue haciéndose más y más espeso.

Se hicieron metáforas muy oscuras, e incluso se crearon metáforas de metáforas mediante combinaciones sucesivas.

Por ejemplo, si al barco se lo podía nombrar como "potro del mar", y al mar "campo de la gaviota", la nueva metáfora para "barco" fue "el potro del campo de la gaviota".

El caso anterior es apenas uno de los menos complicados. Hasta podría decirse que es una metáfora simple de descifrar.

Veamos ahora algunos de los más oscuros.

Una de las kenning para “escudo” era “luna de los piratas”, aludiendo a la forma redonda de los escudos germánicos. Ahora bien, el enemigo natural del escudo es, naturalmente, la lanza, la cual tenía también su kenning particular: “serpiente del escudo”. La evolución natural de este término dio como resultado: "la serpiente de la luna de los piratas", lo cual quería decir simplemente ”lanza”.

Por este camino la poesía medieval germánica alcanzó un grado de complejidad increíble, aunque sólo se desarrolló en la poesía culta, no en la poesía popular, la cual siempre mantuvo una relativa simplicidad.

Recordemos que la poesía medieval estaba pensada para recitarse y no para leerse. La gente se reunía en torno al bardo y lo escuchaba atentamente. Razón por la cual, las kenningar básicas debían estar al alcance intelectual de todos los oyentes.

La oscuridad que alcanzaron algunos de estos poemas medievales llegó a hacer imposible su traducción literal a las lenguas modernas. Incluso muchos traductores de siglos posteriores, más cercanos en el tiempo a aquellos viejos poetas, demuestran una perfecta incomprensión de al menos la mitad de las kenningar que traducían.

Las kenningar pueden dividirse en tres grados. El primero es conocido como kenning (de kenna við, "nombrar"), al segundo tvíkent ("doblado") y el tercero rekit.

Si a la batalla la llamamos "el festín de los dardos" estamos forjando una kenning simple. El tvíkent utiliza una figura retórica adicional para "doblar" la kenning. El resultado sería "el rey del festín de los dardos", en cuyo caso no estaremos hablando de una batalla sino de la espada.

Aprovechando la cercanía de las kenningar de este artículo y nuestra probervial afición a los enigmas y metáforas, le proponemos un desafío al lector.

La kenning enigmática que ofrecemos a continuación pertenece al poema anglosajón: Beowulf, donde se detalla la devastación del troll Grendel:

El cisne de la cerveza de los muertos.
¿Qué significa?

A primera vista puede resultar una kenning extraña, pero intentemos seccionarla y el resultado será obvio:

Frente a la metáfora: "cerveza de los muertos", ¿qué es lo primero qué se les ocurre?

Algunos seguramente ya lo habrán adivinado.

Cerveza de los muertos= "sangre".

Cisne de la sangre= "el cuervo".

Cisne de la cerveza de los muertos= "el cuervo".




Más misterios miserables. I Mitos nórdicos: mitología nórdica.


Más literatura gótica:
El artículo: Kenning: laberinto de metáforas medievales fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vengo a visitarte en tu nuevo reino, deseo que me acogas en él igual que en el antiguo.
Buxu y Witch

Isaac_JJ_FS dijo...

Cruel fe de esperanza.
Hoy la vida es épica, mañana solo cera el augurio de mis buenas añanzas.
Ten fe en mí con tus manecillas rotas, que la sangre del infortunio se rebelara nuevamente, derramada en mí mente, ahogando mi alma, fúnebre esperar que me anhela, espero afrontarlo mañana.
Libero mis pies para la andanza, pues sin ello abrumo toda esperanza. Espero poder soportarlo mañana.
Encuentro libertad en pensar en ti, oscuro y sabio, pronto oiré tu concejo, tras los agonizantes movimientos de mi tortura, espero que se acabe la arena y poder vivir a un mañana.

zaphrael dijo...

Muuuy bueno,jajaja...en especial el coloquio entre los posibles lectores imaginarios...jajaja...me encanta ese tipo de humor,igualmente bueno el nivel de los escritos publicados. Un gusto haber dado con este sitio,y espero estas entradas se multipliquen...mis saludos,y hasta pronto...

Vianey dijo...

Vaya un año sin poder leerlo gracias Lord.
En verdad es uno de los artículos que más me han gustado de entre todos los magnpificos escritos que aqui se encuentran.
Saludos

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Mi preferencia está por El aniquilador de la prole de los gigantes.
Que imité, definiendome como El aniquilador de las frases hechas.
Hay mucha diferencia entre aniquilar gigantes y aniquilar frases hechas.



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Relato de Thomas Mann.
Apertura [y cierre] de Hill House.
Los finales de Lovecraft.

Poema de Wallace Stevens.
Relato de Algernon Blackwood.
De la Infestación al Poltergeist.