Lovecraft y Winifred Jackson: ¿una historia de amor?


Lovecraft y Winifred Jackson: ¿una historia de amor?




Hacia fines de 1919, H.P. Lovecraft y Rheinhart Kleiner [uno de los primeros corresponsales del flaco de Providence, y uno de los más críticos de su filosofía racial] comenzaron una discusión sobre las mujeres, el amor y el sexo. Al parecer, Kleiner siempre había sido susceptible a las tentaciones, y Lovecraft consideraba sus variadas implicaciones con una mezcla de leve sorpresa, diversión, y tal vez un cierto desprecio. En un momento, comenta:


[Por supuesto, no estoy familiarizado con los fenómenos amatorios, salvo a través de una lectura superficial. Siempre supuse que uno esperaba hasta encontrar alguna ninfa que le pareciera radicalmente diferente del resto, y sin la cual uno sentiría que no podría vivir. Entonces, imagino, uno comenzaría a asediar su corazón de manera profesional, sin desistir hasta que la ganara de por vida o fuera arruinado por el rechazo.]


En materia de pasiones, digamos, de índole carnal, Lovecraft era igualmente radical en sus opiniones:


[El erotismo pertenece a un orden inferior de instintos, y es una cualidad animal más que noblemente humana. El salvaje o el simio primigenio simplemente buscan en su bosque nativo para encontrar pareja; ¡el ario exaltado debería levantar los ojos a los mundos del espacio y considerar su relación con el infinito!]


Por supuesto, podríamos aprovechar ese párrafo para vociferar sobre los aspectos racistas del pensamiento de Lovecraft, pero creo que sus opiniones epistolares muchas veces se interpretan maliciosamente [ver: «La Sombra sobre Innsmouth»: del odio racial a la empatía]. Cuando uno se acostumbra al estilo de las cartas de Lovecraft, es más sencillo comprender que, en este caso en particular, los signos de exclamación, más el tono grandilocuente de todo el pasaje, son indicativos de una cierta autoparodia. En otras palabras, el flaco de Providence está siendo deliberadamente exagerado, incluso riéndose de sus opiniones.

Pronto, Lovecraft recupera la compostura y comenta más seriamente:


[Por el romance y el cariño nunca he sentido el menor interés; mientras que el cielo, con su relato de eternidades pasadas y venideras, y su magnífica panoplia de universos giratorios, siempre me ha cautivado. Y, en verdad, ¿no es esta la actitud natural de una mente analítica? ¿Qué es una hermosa ninfa? Carbono, hidrógeno, nitrógeno, una o dos pizcas de fósforo y otros elementos. Todos se descompondrán pronto. Pero, ¿qué es el cosmos? ¿Cuál es el secreto del tiempo, el espacio y las cosas que se encuentran más allá del tiempo y el espacio?]


Bueno, eso parece resolver el asunto.

Para Lovecraft, el cuerpo de la mujer se resume a «carbono, hidrógeno, nitrógeno, una o dos pizcas de fósforo y otros elementos»; es decir, parece incapaz de percibirlas en términos de deseo. Sin embargo, ¿es realmente cierto que Lovecraft no estaba familiarizado con los «fenómenos amatorios», que nunca había «sentido el mínimo interés» por el romance? [ver: En la cama de Lovecraft]

Quizás haya alguna pequeña razón para dudar al respecto; y esta se centra en una mujer que ha sido mencionada muy esporádicamente por los biógrafos de Lovecraft: Winifred Virginia Jackson (1876-1959)

Winifred Virginia Jackson se casó con Horace Jordan, un afroamericano [más adelante esto será puesto en duda], alrededor de 1915. La pareja se mudó al número 57 de Morton Street, Newton Center, un suburbio de Boston, Massachusetts. Al parecer, ella se divorció a principios de 1919, aunque siguió figurando en la lista de miembros de la United Amateur Press Association [UAPA] con su nombre de casada hasta septiembre de 1921. Para enero de 1920, sin embargo, ya vivía con dos amigas, ambas escritoras, en el número 20 de Webster Street, en Allston.

Winifred V. Jackson se unió a la UAPA en octubre de 1915, reclutada por la amiga y corresponsal de Lovecraft, Anne Tillery Renshaw. Winifred debe haberle escrito a Lovecraft a finales de 1915, o principios de 1916. Continuaron escribiéndose hasta [al menos] 1921 o 1922. En este punto las referencias a ella se desvanecen en la correspondencia de Lovecraft. De esos años todo lo que queda son seis cartas de Lovecraft a Winifred fechadas entre 1920 y 1921, cerca del final de su relación, por lo que solo podemos reconstruir de modo muy incompleto la naturaleza de su vínculo [ver: Lovecraft, Hazel Heald, y una cena a la luz de las velas]

El número de enero de 1916 de The Conservative, la revista amateur de Lovecraft, contiene dos poemas de ella [firmados como Winifred Virginia Jordan]: Canción del viento del norte (Song of the North Wind) y Galileo y Swammerdam (Galileo and Swammerdam). Tres poemas más aparecieron en la edición de abril de 1916: Abril (April), En el prado de Morven (In Morven's Mead) y El viento nocturno desnudó mi corazón (The Night Wind Bared My Heart). Dos más, Insomnia (Insomnia) y El estanque (The Pool), se publicaron en el mes de octubre. En esa misma edición, Lovecraft publicó el poema Lo desconocido (The Unknown) bajo el seudónimo que habitualmente utilizaba Winifred V. Jackson: «Elizabeth Berkeley», lo cual se repitió en mayo de 1917 cuando El abogado de la paz (The Peace Advocate) apareció bajo el mismo seudónimo en la revista Tryout [ver: Los extraños seudónimos de Lovecraft.]

¿Lovecraft utilizando un seudónimo de mujer, y más aún, el seudónimo que habitualmente utilizaba una mujer en particular con la que tenía [al menos] trato por correspondencia?

¿Acaso estaban escribiendo juntos?

Antes de que los defensores del ascetismo amoroso de Lovecraft nos salten a la yugular, sigamos cavando.

Winifred V. Jackson y Lovecraft ciertamente parecen haber hecho juntos una cantidad considerable de trabajo amateur. Ella misma publicó sólo un número de la revista Eurus, en febrero de 1918, que contenía un poema de Lovecraft dedicado a Jonathan E. Hoag. Junto con otros escritores aficionados, Winifred V. Jackson y Lovecraft editaron y publicaron tres números de la United Co-operative, entre 1918 y 1921; paralelamente, ella fue editora del Silver Clarion en un momento en que Lovecraft estaba prestando cierta atención a ese periódico. Más aún, en la convención de la United Amateur Press Association de 1917, Lovecraft fue elegido presidente y Winifred vicepresidenta, por lo que su correspondencia durante los próximos años habría incluido muchos asuntos oficiales, así como otros de índole personal.

Por ejemplo, a principios de 1918, Winifred enfermó de influenza durante la pandemia de la «gripe española», y una de las cartas de Lovecraft de esa época sugiere que ella necesitaba una enfermera en casa para cuidarla, e incluso que se sentía tan débil que tenía que dictar sus cartas a Lovecraft. En una carta a Rheinhart Kleiner, fechada el 5 de mayo de 1918, el flaco de Providence menciona:


[La recuperación de la señora Jordan no ha sido tan rápida como cabría desear, pero últimamente me envió una copia del London Daily Mail, escrita con su propia letra en lugar de la de su enfermera, por lo que supongo que ha mejorado mucho. En la última carta que dictó, relató un divertido incidente.]


Durante esta época se consolidó el vínculo entre Lovecraft y Jackson, el cual se convertiría en una colaboración literaria: El caos reptante (The Crawling Chaos). Ese año, Lovecraft compartió un sueño en una carta; Winifred respondió con el suyo, y hasta incluyó un mapa y la sugerencia de que Lovecraft escribiera una historia con él. Esto se convirtió en su segunda colaboración: La pradera verde (The Green Meadow), el cual se mantuvo inédito hasta 1927. Ambas colaboraciones utilizaron el seudónimo de Winifred: Elizabeth Berkeley. [ver: Relatos de Lovecraft escritos con mujeres]

Por supuesto, nada de esto sugiere que Lovecraft y Jackson fueran otra cosa que colegas de trabajo, en ocasiones cercanos, si no fuera por algunos comentarios hechos por Willametta Keffer [una escritora aficionada] a George T. Wetzel en la década de 1950. Según Wetzel, Keffer le dijo que [y aquí Wetzel parafrasea una carta de Keffer]:


[Todos en la Amateur Press pensaban que Lovecraft se casaría con Winifred Jordan. Un miembro amigo, que conocía tanto a HPL como a Winifred Virginia, me habló del «romance».]


Es difícil saber qué hacer con todo esto. Podría ser un chisme, claro, pero no uno infundado.

Lovecraft debe haber conocido personalmente a Winifred V. Jackson, a más tardar, en el verano de 1920, cuando ella residía en el 20 de Webster Street, Allston, ciudad donde sabemos que Lovecraft estuvo al menos en dos ocasiones. Curiosamente, él no la menciona en ninguno de sus diversos relatos de sus viajes allí. Lo que sí escribió fue un efusivo artículo titulado: Winifred Virginia Jackson: una poeta «diferente» (Winifred Virginia Jackson: A ‘Different’ Poetess), publicado en marzo de 1921 en la United Amateur.

Por sus cartas, también sabemos que Lovecraft pasó la Navidad de 1920 escribiendo un poema pintoresco tras recibir una fotografía de Winifred Virginia Jackson, presumiblemente su regalo de Navidad para él. El poema se titula: Al recibir un retrato de la Señora Berkeley, poetisa (On Receiving a Portraiture of Mrs. Berkeley, ye Poetess). Es un poema delicado, encantador, donde Lovecraft elogia tanto la belleza física de Winifred Virginia Jackson como su talento para la poesía. En este punto es lícito afirmar que el flaco de Providence estaba lejos de percibir a Jackson como una mezcla de «carbono, hidrógeno, nitrógeno, una o dos pizcas de fósforo y otros elementos»


Aunque la bella forma exterior la situaría
en las filas de la hermosa raza de Venus,
esa cabeza bien formada contiene un arte tan grande
que la de Palas debe cultivar cepas inferiores.

[Tho’ outward form the fair indeed would place
Within the ranks of Venus’ comely race,
Yon shapely head so great an art contains
That Pallas’ self must own inferior strains.
]


Winifred V. Jackson era realmente una mujer muy atractiva, y el hecho de que fuera catorce años mayor que Lovecraft no excluye la posibilidad de un romance entre los dos. Después de todo, quien eventualmente se convertiría en esposa de Lovecraft, Sonia H. Greene, también era mayor que él.

Es curioso notar que estas dos mujeres, una judía [Greene] y otra sin ningún prejuicio racial [Jackson] hayan sido las únicas en agitar el corazón del flaco de Providence, cuyas opiniones xenófobas y racistas son más valoradas por sus estudiosos que sus acciones en la vida real. Claramente, Lovecraft era mucho menos prejuicioso en la práctica que en las cartas que escribía, donde asumía una postura intransigente [ver: Una noche en el burdel con Lovecraft]

¿Qué es más significativo a la hora de valorar la opinión de un hombre: sus cartas o a las personas reales a quienes amó? Uno puede fingir o exagerar una postura filosófica o política, por incorrecta que sea [y en la época de Lovecraft la xenofobia y el racismo eran políticamente correctos], sobre todo cuando quieres construir la imagen de este tipo duro, erudito, anticuario, una especie de vindicación moderna del hombre del siglo XVIII, pero difícilmente puedes fingir un interés sentimental de este tipo, en especial cuando este contradice aquellas posturas que tan radicalmente has defendido.

En fin.

Para la época de este supuesto cortejo con Lovecraft, Winifred V. Jackson estaba divorciada. Ella volvió a usar su apellido de soltera y, en las cartas de Lovecraft, «Señora Jordan» se convirtió a partir de entonces en «Señorita Jackson». En una carta fechada el 25 de diciembre de 1920, Lovecraft le escribió:


[A partir de su firma enmendada o restaurada, asumo que su caso judicial ha terminado con éxito; una circunstancia que causará regocijo universal debido al inevitable suspenso y tensión de los que sin duda se libera.]


Los rumores de una relación romántica entre Lovecraft y Jackson serían registrados de manera póstuma en el libro de 1976: El romance perdido de Lovecraft (Lovecraft's Lost Romance), escrito por George T. Wetzel y R. Alain Everts. No es una obra rigurosa, pero registra de primera mano una serie de chismes recogidos del mundillo aficionado, muchos de los cuales son completamente infundados. 

Por ejemplo, Wetzel y Everts afirman que Horace Jordan, esposo de Jackson, era afroamericano, pero se ha descubierto que su certificado de nacimiento y su tarjeta de reclutamiento lo clasifican como «blanco». También se afirma en el libro que Winifred V. Jackson, durante la supuesta etapa de cortejo con Lovecraft, mantenía un romance activo con el célebre poeta y crítico afroamericano William Stanley Braithwaite (1878-1962). De hecho, ella seguiría siendo su amante durante muchos años.

¿Lovecraft lo sabía?

Me resulta difícil creer, dadas las opiniones raciales de Lovecraft, que este conociera al detalle las afinidades de Winifred V. Jackson. Si las hubiera conocido probablemente habría dejado a Jackson inmediatamente, incluso dejaría de tratarla en términos profesionales. Pero, ¿acaso Lovecraft no sabía que Jackson había estado casada con un [supuesto] afroamericano como Jordan? Bueno, también es difícil creer que el flaco de Providence ignorara tantas cosas, pero no hay ninguna referencia suya, al menos por escrito, que indique que supiera que Horace Jordan era negro.

Sin embargo, Lovecraft sí conocía al amante de Winifred V. Jackson: Braithwaite, quien en ese momento ya era el crítico afroamericano más prominente del Estados Unidos [de hecho, mantendría una breve correspondencia con él en 1930]. Como editor literario del influyente Boston Transcript, Braithwaite ocupó una posición formidable en la poesía estadounidense en ese momento. Lovecraft menciona casualmente que un poema de Winifred V. Jackson que había aparecido en el Boston Transcript junto con uno suyo, y luego reimpreso en varias antologías de Braithwaite. Sería injusto pensar que esto se debió a que ella era la amante de Braithwaite, ya que gran parte de la poesía de Winifred V. Jackson era bastante buena, mejor [en aquel tiempo] que la de Lovecraft. Sin duda, Lovecraft le agradeció Braithwaite un comentario vertido en un artículo de 1921, donde definía la producción poética del flaco de Providence como «poemas de terror potente y sugestión oscura».

Lovecraft y Jackson no siempre estuvieron en perfecto acuerdo; de hecho, tenían posiciones diametralmente opuestas en muchos asuntos. Por ejemplo, mientras que Lovecraft era un ardiente anglófilo, y apoyó a los británicos durante la Primera Guerra Mundial y la Guerra de Independencia de Irlanda. Jackson apoyaba al Sinn Fein, el partido de izquierda de Irlanda. Es asombroso cómo el severo Lovecraft [que por mucho menos hubiese roto relaciones con cualquier otro corresposal] aceptaba, casi mansamente, esta clase de desacuerdos políticos. En una carta a Alfred Gapin, fechada en abril de 1920, escribe:


[Escuché por primera vez de la organización (Sinn Fein) por la señora Jordan, que está tan dedicada a la causa que hace trabajo de secretaria en las oficinas dos o tres días a la semana sin remuneración.]


A pesar de estas diferencias políticas, Lovecraft menciona que continuó viendo a Winifred en varias reuniones de aficionados. Su aprecio por Lovecraft también parece haber sido real, aunque no podemos decir que su naturaleza haya sido romántica. En cualquier caso, luego de una visita a casa de Winifred, Lovecraft escribió una carta a su madre, Sara Susan Lovecraft, fechada el 17 de marzo de 1921, donde menciona:


[Encontré mis inútiles intentos poéticos predominando en sus viejos álbumes de recortes, que se remontan a una época en la que probablemente no conocía su interés por mí.]


Básicamente, Lovecraft está diciendo aquí que cuando visitó a Winifred en su casa ella le mostró un álbum de recortes con poemas publicados del flaco de Providence. Lindo detalle.

La madre de Lovecraft, Susan, murió el 24 de mayo de 1921 en el Butler Hospital, después de una serie de complicaciones tras una cirugía de vesícula biliar [ver: El horror hereditario y la enfermedad de Lovecraft]. Pocos días después, el 7 de junio, Lovecraft le escribió a Jackson una carta muy conmovedora, de la cual podemos inferir que el flaco de Providence incluso le hablaba a su madre de Winifred, o al menos discutían su trabajo poético:


[Mi querida señorita Jackson:

Puede decirse con justicia que ha perdido usted a una amiga en mi madre, porque aunque nunca tuvo noticias directas de ella, es posible que se la cuente entre las primeras y más entusiastas admiradoras de su trabajo. Recuerdo su especial aprecio por sus poemas desde el primer momento que los vio. Lamento más que no la conociera personalmente, ni por carta ni por reunión.
]


Hay dos pruebas más que parecen resolver el asunto del romance entre Lovecraft y Winifred V. Jackson. En algún momento [probablemente en 1921], Lovecraft tomó una fotografía de Jackson en la playa, en lo que claramente constituye un encuentro de índole personal, no profesional. Pero, a mediados de julio de ese año, Lovecraft y Winifred asistieron a la convención de la Asociación Nacional de Prensa Amateur en Boston, donde Lovecraft conoció a una nueva aficionada de Nueva York, Sonia Haft Greene. R. Alain Everts informa que, en una entrevista de 1967, Sonia le dijo: «le robé a HPL a Winifred Jackson».

Quizás fue así.

Desde este momento, las referencias a Sonia aumentan en las cartas de Lovecraft al mismo tiempo que las referencias a Winifred disminuyen; sin embargo, la correspondencia entre ambos no cesó de inmediato. Si hubo una rivalidad romántica entre ellas, no lo sabemos. Ciertamente Lovecraft parece haber sido cortejado [muy lánguidamente] por Jackson y Greene, pero no está claro que el flaco de Lovecraft siquiera fuera consciente de ello.

Por otro lado, había otro factor para el distanciamiento: Braithwaite.

Lovecraft no se dio cuenta de inmediato de su raza [los padres de Braithwaite eran mestizos] hasta 1918, cuando Braithwaite recibió la medalla Springarn, lo que ocasionó uno de los estallidos de prejuicio racial más intemperantes en las cartas de Lovecraft. Por otro lado, el flaco de Providence quizás intuía la aventura extramarital entre Winifred y Braithwaite, quizás no, pero definitivamente era consciente de que existía alguna asociación entre ambos. Su última carta a Winifred menciona a Braithwaite, a quien Lovecraft llamaba «gatito negro» en sus cartas a Rheinhart Kleiner. Hay otras referencias dispersas en sus cartas, principalmente a Braithwaite escribiendo sobre la poesía de Winifred Jackson o mencionando al The Conservative en relación con ella.

No está claro qué sabía Lovecraft sobre la relación entre Winifred Jackson y Braithwaite, pero las referencias a ella en su correspondencia caen precipitadamente en el período 1921-1922. Sobrevive una sola carta de Lovecraft a Braithwaite, fechada el 7 de febrero de 1930, en la que se complace en recibir noticias de Winifred Jackson, por lo que no deben haber estado en contacto para esa fecha.

Tampoco hay evidencia de que Winifred V. Jackson haya viajado alguna vez a Providence para visitar a Lovecraft, como sí lo hacía con frecuencia Sonia, a pesar de que vivía mucho más lejos [Brooklyn]. Poco después de que Sonia Greene «robara» a Lovecraft, escuchamos muy poco de Winifred Jackson, ya sea en las cartas de Lovecraft como en la prensa amateur en general. Ella publicó solo dos poemarios más: Carreteras secundarias (Backroads) y Poemas escogidos (Selected Poems). Luego hizo silencio.

¿Tan devastada quedó Winifred V. Jackson luego de que Lovecraft entablara una relación seria con Sonia Greene? [ver: Lovecraft y Sonia Greene: una historia de amor]

No podemos saberlo, y menos por Lovecraft. El flaco de Providence solía terminar abruptamente sus relaciones de amistad con todas las escritoras aficionadas que estaban asociadas a él en ese momento. Por ejemplo, viajó a Boston a escuchar una conferencia de Lord Dunsany en compañía de Alice Hamlet; de hecho, ella le presentó al maestro irlandés, pero escuchamos muy poco de ella después de ese punto. Lovecraft visitó a Myrta Alice Little varias veces en New Hampshire durante 1921, y de esos encuentros solo sobrevive carta larga y laberíntica. Luego está el enigma de Anna Helen Crofts, la única otra mujer con la que Lovecraft colaboró [en lugar de hacer un trabajo de revisión sin firmar], en el curioso relato: La poesía y los dioses (Poetry and the Gods).

Dudo que hubiese algo romántico involucrado en estas relaciones, al menos del lado de Lovecraft. Pero no es improbable que un hombre con su intelecto, y su gran reputación en el mundillo aficionado, pudiera haber sido objeto de afecto e interés de parte de otras escritoras, aunque no tenemos ni la más remota evidencia de tal cosa.

Por otra parte, esa ruptura con Winifred Jackson no tiene por qué ser otra cosa que dos amigos separándose. Ella pasaba más tiempo con su nuevo negocio y Lovecraft con Sonia H. Greene, con quien se casaría en 1924. Para la falta de correspondencia sobreviviente, Lovecraft da una pista en una carta a Alfred Galpin, fechada el 31 de agosto de 1921:


[Ella (Winifred) desea que todas sus epístolas se quemen sin exhibición, aunque son en verdad mucho menos difamatorias de lo que cree. Normalmente cumplo con el deseo, aunque en este caso tuve que guardar esta página por el bien de la historia.]


¿Qué había en las cartas de Winifred Jackson como para que ella le pidiera que Lovecraft las quemara luego de leerlas?

Lovecraft y Jackson se dieron ánimo mutuamente, compartieron poemas, sueños y colaboraron en dos historias. Su período de correspondencia estuvo marcado por acontecimientos importantes en la vida de ambos: enfermedad, divorcio y muerte; pero si hubo algo más entre ellos, solo podemos imaginarlo. Las seis cartas que sobreviven consisten en un borrador entre los documentos de Lovecraft y cinco cartas que R. H. Barlow transcribió y envió a August Derleth; sólo un extracto de la primera carta se publicó en Cartas escogidas (Selected Letters). Presumiblemente, estas fueron todas las cartas que Winifred Jackson pudo [o quiso] desenterrar cuando Barlow se puso en contacto con ella en 1938 [ver: El Círculo de Lovecraft y la aristocracia de «Weird Tales»]


[Veo que necesito ponerme una armadura contra un destino que se ocupa únicamente de traerme pérdidas. La pérdida de las cartas del señor Lovecraft también te conmueve.

Sinceramente, Winifred Virginia Jackson.]


Este es un extracto de una carta de Winifred Jackson a R.H. Barlow, fechada el 11 de noviembre de 1938, poco tiempo después de la muerte de Lovecraft. Es una declaración recatada, que solo menciona las cartas de Lovecraft como objeto de dolor por su pérdida. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? No mucho. Quizás no sentía por Lovecraft más de lo que le manifestó a Barlow, quizás que era lo suficientemente discreta como para reservar sus sentimientos.




H.P. Lovecraft. I Autores con historia.


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