Sven Andersson: condenado a muerte por enamorarse de una montaña


Sven Andersson: condenado a muerte por enamorarse de una montaña.




Sven Andersson (1668-1691) fue un granjero sueco de la región de Västergötland, Suecia, quien fue condenado a muerte por enamorarse de una montaña.

Por cierto, no fue el viejo Sven el primero en ser perseguido por semejante ofensa a las leyes naturales. Los mitos nórdicos, así también como la tradición vikinga, están repletos de este tipo de episodios desagradables.

Lo que ocurrió en el otoño de 1691 fue lo siguiente:

El párroco Västergötland, llamado Petrus Magni Kellander, notó que el viejo Sven estaba más pálido y exhausto que de costumbre. Algunos vecinos maliciosos afirmaron que el granjero se introducía por las noches en la montaña y desaparecía durante días enteros. De esas excursiones regresaba, literalmente, hecho mierda.

Cuando el párroco finalmente lo confrontó con esas incuestionables evidencias, el viejo Sven lo confesó todo.

Durante el juicio, el granjero alegó haberse quedado dormido en el bosque, dentro de un viejo roble hueco, agotado tras la persecución de una cabra que se había separado del rebaño. Durante la noche despertó, y descubrió que, junto al árbol, había una mujer muy hermosa, vestida completamente de blanco, quien le dio comida, bebida, y luego se acostó con él.

Después de aquel refriegue inicial, que el viejo Sven calificó de áspero, la mujer de blanco le aseguró que conocía el paradero de la cabra perdida, y lo invitó a seguirla al interior de la montaña.

El granjero la siguió por un largo sendero, que luego se convirtió en un túnel negro y profundo. Después de muchas horas de caminar en la oscuridad llegaron a un gran salón iluminado con antorchas. Un grupo de mujeres, no tan hermosas como la mujer de blanco pero ciertamente bonitas, lo recibieron con cálidas muestras de afecto.

Luego se lo condujo al centro del salón, donde la mujer de blanco lo esperaba, ya desnuda, sobre un lecho de piedra.

El viejo Sven se acostó nuevamente con ella, y prometió regresar, todas las semanas, para satisfacerla.

El granjero no tuvo que explicar mucho más, ya que todos en la región habían escuchado hablar sobre esa mujer, así como sus ancestros lo habían hecho desde tiempos inmemoriales. La mujer de blanco era la montaña, o mejor dicho, una representación de la montaña; una bergsrå.

Bergsrå es una criatura mitológica de los mitos nórdicos, esencialmente la forma que toman las montañas para caminar entre los hombres. Cuentan con una corte de seguidores llamados Bergatrollet, o Trolls de Montaña, y responden a un único rey —el rey de todas las montañas—, llamado Bergakungen.

Habitualmente, las Bergrå raptan a los hombres sin preocuparse demasiado por sus deseos. Esto es conocido como bergtagen, literalmente, «tomado por la montaña». Pero el caso de Sven Andersson fue distinto: él fue seducido por la montaña, y conducido amablemente a su interior, en todo sentido.

La corte ordenó un examen minucioso del granjero. Sobre su cuerpo se hallaron heridas, cortes y hematomas que coincidían con el pernicioso hábito de acostarse con las montañas.

Si bien el viejo Sven confesó haber cometido el crimen de mantener relaciones con una montaña, no se arrepintió. Por el contrario, manifestó haberse enamorado de ella.

Sven Andersson fue sentenciado a muerte por la corte local. Posteriormente, la condena fue ratificada por el tribunal superior.

El reporte oficial concluye aquí. Hay evidencias de la condena pero ninguna de que la ejecución realmente haya tenido lugar. Lo que sí existe es una leyenda.

Se dice que el viejo Sven logró escapar de prisión gracias a un terremoto, lo suficientemente fuerte para derribar los muros que lo tenían encerrado. Testigos de dudosa veracidad afirman haberlo visto corriendo en pelotas por las calles de la aldea, y luego introduciéndose en una húmeda grieta en la falda de la montaña.




Mitología comparada. I El lado oscuro del amor.


Más literatura gótica:
El artículo: Sven Andersson: condenado a muerte por enamorarse de una montaña fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Y cómo pretende que no se enamore de semejante personificación?
Me gusta esa versión en que logró escaparse, por esa intervención.



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Relato de Walter de la Mare.
Mitología.
Poema de Emily Dickinson.

Relato de Vincent O'Sullivan.
Taller gótico.
Poema de Robert Graves.