Cómo defenderse de un trabajo de magia negra, magnetismo, manipulación e influencia.
Por Atenea Helenaus.
Existen muchísimos hechizos de magnetismo, manipulación e influencia. La mayoría generan un efecto bastante impresionante durante un tiempo, aunque luego se disuelven en sí mismos a medida que van perdiendo fuerza. Otros hechizos trabajan en dos sentidos: sobre la persona que se desea influenciar y, sobre todo, en el emisor de la influencia.
Si las personas pudiesen ser hackeadas esta última clase de hechizos sería algo así como la contraseña que abre todos nuestros archivos secretos [ver: ¿Se pueden hackear los sueños?]
Todo el tiempo emitimos información no verbal. No podemos evitarlo, así como el gato no puede evitar que su cola exprese su estado mental. Sucede, y los magos y brujas saben cómo decodificar esa información y utilizarla para sus propios fines. Hay hechizos que despejan la maleza de nuestra programación neurolingüística, que esclarecen las funciones del lenguaje corporal, gestual, y que permiten al hechicero «hackearnos».
Uno de los síntomas más comunes de las personas que han sido víctimas de esta clase de hechizos es la incapacidad, y a veces la imposibilidad, de expresarse con naturalidad frente a una persona en particular [ver: Síntomas mentales de la magia negra]
Sentirse avallasado, intimidado, sobrecogido por la personalidad de alguien sin que exista de parte del sujeto una admiración sincera, sino más bien un temor reverencial, son pruebas de un trabajo esotérico basado en el magnetismo, la manipulación y la influencia.
Los practicantes de la magia negra conocen perfectamente estos síntomas, y son capaces de eludir los patrones de comportamiento y expresión de sus víctimas de las experiencias subjetivas que yacen debajo. En otras palabras, conocen el código de nuestro escudo social. No necesitan leer nuestra mente, pueden «leer» nuestros actos, gestos y comportamiento.
Nuestra mente posee armas de defensa naturales pero solo sirven para ataques igualmente naturales, o sea, no direccionados. Es común sentirse observado [ver: Sensación de sentirse observado], sensación que a menudo es acompañada por cierta picazón en la nuca, o bien observar «sombras» que pasan repentinamente por el rabillo del ojo [ver: Ver fantamas por el rabillo del ojo]
Nuestra mente las detecta antes que nuestra conciencia, y sabe qué debe hacer para sacudirse de encima ese pequeño encuentro con lo paranormal. Pero si el ataque es antinatural, o sea, dirigido por un mago, hechicero o bruja, las cosas pueden tornarse bastante más difíciles para nuestro cerebro.
Otro síntoma común de que hemos sido influenciados mágicamente por alguien es la inexplicable aparición de un pensamiento obsesivo, que retorna una y otra vez durante el día, sin causa aparente y que en cierta forma parece contraria a nuestros deseos.
Cuando una persona nos influencia naturalmente evoca emociones, e incluso sensaciones agradables como olores y sabores. La manipulación esotérica, por el contrario, fuerza nuestras respuestas, generando miedo, intimidación e incluso pesadillas cuidadosamente diseñadas para condicionarnos.
Por suerte existen varias técnicas de defensa; todas ellas refuerzan nuestras defensas psíquicas naturales [ver: Cómo defenderse de un ataque psíquico]. La mejor y más eficaz de todas ellas es la música.
Frente a un ataque esotérico, no importa cuán poderoso sea, basta instalar en nuestra mente una melodía, una canción, un ritmo, que servirá de muro infranqueable para cualquiera que desee «hackear» nuestros pensamientos. Desde luego, no debe ser una canción cualquiera, sino una melodía que despierte emociones y recuerdos agradables.
En conjunto logrará reunir una fuerza psíquica saludable, obturando de ese modo nuestras filtraciones neurolingüisticas y haciendo imposible para cualquier mago descubrir nuestros secretos.
Hechizoteca. I Libros de hechizos.
El artículo: Defenderse de un hechizo de magia negra, magnetismo, manipulación e influencia fue realizado por Atenea Helenaus para El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a ateneahelenaus@gmail.com
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