Significado de soñar con agua.
Seguimos adelante con nuestro Diccionario de sueños. Esta vez intentaremos mantenernos lo más secos posibles al dar cuenta del significado de soñar con agua.
El agua que soñamos es apenas una pista más para descifrar el significado un sueño. Existen muchas formas de analizar mal un sueño, y una de ellas es darle una importancia excesiva a su contenido manifiesto, es decir, a lo que aparece en sueños, en este caso, el agua, dejando en un segundo plano las asociaciones que el soñador puede realizar por sí mismo.
Los sueños y la poesía poseen las mismas cualidades, con la diferencia de que no existen malos sueños y sí pésimas poesías. En este sentido, nuestro inconsciente es un compositor exquisito. Utiliza la metáfora para construir su realidad, para cifrar su mensaje, y en el camino nos entretiene con imágenes que bien pueden ser poderosas como absurdas, pero nunca estériles.
Cada ingrediente del sueño tiene su función, así como cada verso de un poema de un buen poema estimula múltiples interpretaciones en sus lectores.
Podemos pensar que un buen poema nunca habla de una sola cosa, sino de TODAS LAS COSAS EN UNA. Si un poema tiene una sola interpretación posible, su mérito es exclusivamente estético y no persigue lo que Robert Graves denomina La Diosa Blanca (White Goddess), esto es, una fuerza natural capaz de estremecernos sin entender bien el por qué de esa sensación.
Para ponerlo en otros términos; un poema hermoso puede carecer de espíritu poético, así como existen muchas mujeres hermosas y pocas inolvidables. Los sueños operan inversamente, persiguen lo eterno, lo esencial, a través de metáforas que nunca tienen una interpretación inequívoca.
Afurtunadamente, el agua, como símbolo universal, nos permite divagar algunas generalidades acerca de su significado en sueños. El agua siempre ha sido un símbolo de vida. Si soñamos con un entorno acuático controlado, por ejemplo, un estanque, un lago, una bañera, una piscina, representa la fertilidad y la renovación. Si en el sueño estamos navegando tranquilamente en un barco, expresa un poderoso sentido de autocontrol. Si, en cambio, soñamos con oscuras aguas turbulentas, entonces estamos frente a una representación de angustia.
Para entender el significado de los sueños donde aparece el elemento líquido es importante despejar los restos diurnos y los residuos mnémicos de los acontecimientos de la vigilia. No es raro que un sueño con agua combine asuntos inmediatos de la vida del soñante con alusiones a su pasado.
El problema con los sueños de agua procede de la resistencia del soñador para realizar las asociaciones adecuadas que lo lleven a descifrar su verdadero significado. La interpretación de los sueños no es una ciencia exácta. Si hablamos de generalidades solo podemos ofrecer un marco arquetípico general para el significado de un sueño, y no mucho más. El resto le corresponde al sujeto soñador, a su capacidad para sobrepasar las resistencias y entender que es la propia mente la que no quiere hablar abiertamente sobre ciertos temas en particular. Y cuanto más eficaz es esa resistencia, más significativo es el significado de ese sueño en particular.
Sigmund Freud especuló que esta resistencia del sujeto a asociar los componentes dispersos de sus sueños es un síntoma de conflicto entre una fuerza que quiere expresar algo, y otra que se niega a consentir esa expresión. En los casos en donde la segunda fuerza, el Yo, resulta vencedora, los sueños solo revelan una porción del conflicto latente, deformado y, en muchos casos, irreconocible.
En los sueños con agua suelen aparecer puentes, ya sea naturales (árboles o rocas, por ejemplo) o estructuras hechas por la mano del hombre. Casi siempre significan la transición entre la madre, es decir, entre la vida intrauterina, y la realidad objetiva. El agua, como elemento integral, siempre representa el útero materno. De hecho, el signo del nacimiento siempre se conecta en el sueño con el agua, ya sea al sumergirnos o al salir de ella. Estadísticamente hablando, las mujeres embarazadas suelen soñar con clavados acrobáticos, con caminatas que las llevan hacia el mar, representando con ello el acto de dar a luz.
La fuerza simbólica del agua atraviesa a todas las culturas del planeta. Nuestra mente no solo recuerda su pasado subacuático en el útero materno, sino que asocia directamente la idea de bienestar a la vida intrauterina, contrastándola con el trauma del nacimiento.
Esta marca cultural es tan fuerte, que incluso los niños que nada saben sobre esto, e incluso aquellos a los que se les ha informado que la cigüeña los ha traido al mundo, al ser interrogados al respecto, responden que aquella ave tutelar trae a los niños desde un país remoto y los deposita junto a un lago, un río o el mar, pero siempre cerca del elemento acuático.
Este símbolo es fácilmente rastreable en los mitos y las leyendas tradicionales en la imagen de la Dama del Lago, o bien a la isla más allá de los mares, por ejemplo, La isla de las mujeres en el mito celta o la portentosa Avalon del cíclo artúrico; donde los héroes nunca mueren, sino que aguardan en un estado de trance subacuático su retorno a la tierra, es decir, su renacimiento.
El significado arquetípico del agua como símbolo del nacimiento queda expresado en numerosos mitos, donde el héroe, es decir, el hombre ideal, el hombre superior que se sacrifica por el bien común, padece una especie de doble nacimiento: el natural y el acuático. Basta repasar la cantidad de mitos en donde el héroe es abandonado por sus padres naturales tras el nacimiento, y es dejado en una canasta sobre el agua, que eventualmente lo llevará, sano y salvo, a un entorno más acorde con su destino.
Diccionario de sueños. I El lado oscuro de la psicología.
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