«Dominus Illuminatio Mea»: R.D. Blackmore; poema y análisis.
Dominus Illuminatio Mea (Dominus Illuminatio Mea) es un poema gótico del escritor inglés Richard Doddridge Blackmore, publicado de manera póstuma en la antología de 1922: El libro de Oxford de poemas victorianos (The Oxford Book of Victorian Verse).
Dominus Illuminatio Mea es una frase en latín que significa literalmente «Dios es mi luz». R.D. Blackmore se lo dedicó a Mary Frances Gordon, la mujer que lo crió; justo después de su funeral en 1878.
El dolor por aquella pérdida conmovió profundamente a R.D. Blackmore, a tal punto que aquel funeral no concluyó con el entierro de la tía Mary, sino que se repitió por la noche en un enigmático sueño.
En el sueño de R.D. Blackmore la escena era la misma: el ataúd de la tía Mary fue enterrado, el sacerdote realizó las bendiciones de ocasión, pero los presentes, él mismo entre ellos, empezaron a recitar al unísono una secuencia de versos; los mismos que componen la estructura de Dominus Illuminatio Mea.
El poema apareció de forma anónima, y así continuó durante varios años hasta el fallecimiento de R.D. Blackmore, quien dejó constancia de su deseo de que Dominus Illuminatio Mea fuese utilizado a modo de epitafio sobre su propia lápida.
Dominus Illuminatio Mea no es en modo alguno una alabanza a Dios, sino más bien una elegía a los momentos finales, a la fe evanescente que acompaña el proceso de decrepitud física y finalmente a la muerte.
Dominus Illuminatio Mea.
Dominus Illuminatio Mea, R.D. Blackmore (1825-1900)
En la hora de la muerte, tras el capricho de esta vida,
Cuando el corazón palpita bajo, los ojos se apagan,
Y el dolor agota cada miembro,
El que ama al Señor confiará en Él.
Cuando la voluntad abandone el objetivo de toda vida,
Y la mente sólo pueda deshonrar su fama,
donde hasta el nombre del doliente es incierto,
el poder del Señor llenará este marco.
Cuando el último suspiro se diluya, y la última lágrima se derrame,
Y el ataúd ansioso aguarde junto al lecho,
Y la viuda y el niño abandonen al muerto,
El Ángel del Señor levantará su cabeza.
Pues hasta el placer más puro puede abrumar,
el orgullo debe caer, y la vanidad debe fallar,
Y el amor por los más queridos amigos llega a decrecer,
pero la Gloria del Señor se agita, brillante, en toda ausencia.
In the hour of death, after this life's whim,
When the heart beats low, and the eyes grow dim,
And pain has exhausted every limb—
The lover of the Lord shall trust in Him.
When the will has forgotten the lifelong aim,
And the mind can only disgrace its fame,
And a man is uncertain of his own name —
The power of the Lord shall fill this frame.
When the last sigh is heaved, and the last tear shed,
And the coffin is waiting beside the bed,
And the widow and child forsake the dead —
The angel of the Lord shall lift this head.
For even the purest delight may pall,
The power must fail, and the pride must fall,
And the love of the dearest friends grow small —
But the glory of the Lord is all in all.
R.D. Blackmore (1825-1900)
When the heart beats low, and the eyes grow dim,
And pain has exhausted every limb—
The lover of the Lord shall trust in Him.
When the will has forgotten the lifelong aim,
And the mind can only disgrace its fame,
And a man is uncertain of his own name —
The power of the Lord shall fill this frame.
When the last sigh is heaved, and the last tear shed,
And the coffin is waiting beside the bed,
And the widow and child forsake the dead —
The angel of the Lord shall lift this head.
For even the purest delight may pall,
The power must fail, and the pride must fall,
And the love of the dearest friends grow small —
But the glory of the Lord is all in all.
R.D. Blackmore (1825-1900)
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