"Lady Lázaro": Sylvia Plath; un poema contra la opresión


Lady Lázaro; Sylvia Plath: un poema contra la opresión.




Lady Lázaro (Lady Lazarus) —también traducido al español como Señora Lázaro— es un poema de la escritora norteamericana Sylvia Plath (1932-1963), publicado en la antología póstuma de 1965: Ariel (Ariel).

Lady Lázaro, ejemplo notable del estilo de Sylvia Plath, realiza una acabada crítica de la opresión utilizando la Alemania Nazi como su ejemplo más sórdido y eficaz; no en vano se reconoce a Lady Lázaro como uno de sus "poemas del Holocausto" (Holocaust poems), junto a Daddy (Daddy) y Canción de María (Mary's Song).

En resumen, Lady Lázaro es uno de los mejores poemas de Sylvia Plath, y uno de los más comprometidos con la causa de la justicia y la libertad. Sin embargo, para afrontar esa lucha no emplea ningún lugar común, sino imágenes devastadoras, poderosas, que amplifican los sentidos y oprimen, acaso sin buscarlo, a la propia opresión.

Al final del poema dejamos una lectura de Lady Lázaro realizada por Sylvia Plath en octubre de 1962 en los estudios de la BBC de Londres, donde aparecen algunas discrepancias con la edición publicada.



Lady Lázaro.
Lady Lazarus, Sylvia Plath (1932-1963)

He vuelto a hacerlo.
Una vez por decenio
me las compongo...

Especie de milagro andante, mi piel
que destella como una pantalla de lámpara nazi,
mi pie derecho

pisapapeles,
mi rostro sin rasgos, delicada
tela judía.

Arráncame el paño,
oh enemigo mío.
¿Infundo terror?...

¿La nariz, las cuencas de los ojos, todos los dientes?
El aliento agrio
en un día se irá.

Pronto, pronto la carne
que devoró la tétrica caverna
en mí estará a sus anchas

y seré una mujer que sonríe.
No tengo más que treinta años.
Y, al igual que los gatos, siete ocasiones para morir.

Ésta es la Número Tres.
¡Qué basura
a aniquilar cada diez años!

¡Qué millón de filamentos!
La multitud de mascacacahuetes
se apelotona para mirar

cómo me desenvuelven de pies y manos
¡Gran strip-tease!
Caballeros señoras:

éstas, pues, son mis manos.
Mis rodillas.
Puedo estar en los huesos,

pero, no obstante, sigo siendo la misma idéntica mujer.
La primera vez que sucedió yo tenía diez años.
Fue un accidente.

La segunda vez estaba decidida
a seguir hasta el fin, a no regresar nunca.
Meciéndome, me cerré

como una concha.
Tuvieron que llamarme una y otra vez,
que arrancarme uno a uno los gusanos, como perlas pringosas.

Morir
es un arte, como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.

Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Es bastante fácil hacerlo, y quedarse esperando.
Es la teatral

reaparición a pleno día,
en el mismo lugar, ante la misma cara, al mismo bestial
y divertido grito

-¡es un milagro!-,
que te deja inconsciente.
Hay que pagar,

por verme las cicatrices; hay que pagar
por escucharme el corazón...
Late de veras.

Y hay que pagar; hay que pagar muchísimo,
por palabra o contacto,
o un poquito de sangre

o un jirón de mi pelo o de mi ropa.
¿Y pues, Herr Doktor?
¿Y pues, Herr Enemigo?

Soy tu opus,
soy tu inversión,
el bebé de oro puro

que se funde en un grito.
Me doy vuelta y me abraso.
No creas que no estimo tu preocupación en todo lo que vale.

Ceniza, ceniza...
que eres tú quien atiza y quien remueve.
Carne, hueso, no queda nada...

Una pastilla de jabón.
Un anillo de boda.
Un empaste de oro.

Herr Dios, Herr Lucifer;
tened cuidado,
tened cuidado.

De las cenizas
con el cabello rojo me levanto
y me como a los hombres como aire.


I have done it again.
One year in every ten
I manage it-

A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

A paperweight,
My face a featureless, fine
Jew linen.

Peel off the napkin
O my enemy.
Do I terrify?-

The nose, the eye pits, the full set of teeth?
The sour breath
Will vanish in a day.

Soon, soon the flesh
The grave cave ate will be
At home on me

And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.

This is Number Three.
What a trash
To annihilate each decade.

What a million filaments.
The peanut-crunching crowd
Shoves in to see

Them unwrap me hand and foot-
The big strip tease.
Gentlemen, ladies

These are my hands
My knees.
I may be skin and bone,

Nevertheless, I am the same, identical woman.
The first time it happened I was ten.
It was an accident.

The second time I meant
To last it out and not come back at all.
I rocked shut

As a seashell.
They had to call and call
And pick the worms off me like sticky pearls.

Dying
Is an art, like everything else.
I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I’ve a call.

It’s easy enough to do it in a cell.
It’s easy enough to do it and stay put.
It’s the theatrical

Comeback in broad day
To the same place, the same face, the same brute
Amused shout:

‘A miracle!'
That knocks me out.
There is a charge

For the eyeing of my scars, there is a charge
For the hearing of my heart--
It really goes.

And there is a charge, a very large charge
For a word or a touch
Or a bit of blood

Or a piece of my hair or my clothes.
So, so, Herr Doktor.
So, Herr Enemy.

I am your opus,
I am your valuable,
The pure gold baby

That melts to a shriek.
I turn and burn.
Do not think I underestimate your great concern.

Ash, ash--
You poke and stir.
Flesh, bone, there is nothing there--

A cake of soap,
A wedding ring,
A gold filling.

Herr God, Herr Lucifer
Beware
Beware.

Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air.


Sylvia Plath (1932-1963)


Sylvia Plath: lectura de "Lady Lázaro" en 1962.



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2 comentarios:

Jessica Johanna dijo...

Amo a Sylvia Plath. Más allá de siempre haber sabido sobre ella, hace no mucho que empecé a leerla y me encanta.

Sebastian Beringheli dijo...

En ese caso te esperan muy buenos momentos de lectura con Plath. Saludos!



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