El cenotafio (The Cenotaph) es un poema gótico de la escritora inglesa Charlotte Mew (1869-1928), publicado en 1919. Se trata de una obra con una fuerte correspondencia con la vida trágica y solitaria de su autora. Pero mejor empecemos despejando algunos interrogantes.
¿Qué es un cenotafio? Literalmente, una tumba vacía; un monumento funerario simbólico que no contiene los restos físicos de las personas que busca honrar, casi siempre soldados caídos cuyos cuerpos no han sido hallados. La palabra Cenotafio proviene del griego Kenos, "vacío", y Taphos, "tumba".
Ahora bien, ¿por qué este poema sobre una tumba vacía es tan importante para Charlotte Mew?
¿Qué es un cenotafio? Literalmente, una tumba vacía; un monumento funerario simbólico que no contiene los restos físicos de las personas que busca honrar, casi siempre soldados caídos cuyos cuerpos no han sido hallados. La palabra Cenotafio proviene del griego Kenos, "vacío", y Taphos, "tumba".
Ahora bien, ¿por qué este poema sobre una tumba vacía es tan importante para Charlotte Mew?
Además de lo evidente debemos tener en cuenta que tanto el padre como los dos hermanos mayores de Charlotte Mew fueron internados en manicomios y murieron en reclusión, mientras que sus tres hermanos menores fallecieron en la primera infancia. Solo las mujeres de la familia Mew sobrevivieron: Charlotte y su hermana Anne. Ambas pactaron no casarse jamás por temor a trasmitir la locura y la obsesión a sus hijos, acaso creyendo que una rara maldición pesaba sobre la familia.
Poco a poco la figura aterradora de este cenotafio, de esta "tumba vacía" va cobrando forma. Por un lado contiene la memoria de sus seres queridos, arrancados en la flor de la vida por un padecimiento atroz. Por el otro, aquel cenotafio bien podría representar el vientre de Charlotte Mew; un útero fértil pero enclaustrado de donde nunca emergerá una próxima víctima de aquella tenebrosa maldición familiar.
Poco a poco la figura aterradora de este cenotafio, de esta "tumba vacía" va cobrando forma. Por un lado contiene la memoria de sus seres queridos, arrancados en la flor de la vida por un padecimiento atroz. Por el otro, aquel cenotafio bien podría representar el vientre de Charlotte Mew; un útero fértil pero enclaustrado de donde nunca emergerá una próxima víctima de aquella tenebrosa maldición familiar.
El cenotafio.
The Cenotaph, Charlotte Mew (1869-1928)
Esos campos inconmensurables no serán verdes otra vez
Cuando sólo ayer la sangre de la juventud salvaje y dulce fue derramada;
Hay una tumba cuya tierra debe sostener demasiado tiempo, demasiado profundo una mancha,
Aunque para siempre sobre ella podemos hablar con orgullo al pasar.
Pero aquí, donde los vigilantes de corazones solitarios que tienen la certeza
de una espada interior han sangrado lentamente,
Vamos a construir el Cenotafio: Victoria, alada, Paz, con alas también, a la cabeza de la columna.
Y a lo largo de la escalera, al pie ¡Oh! aquí, deja las manos desoladas, apasionadas por difundir
Violetas, Rosas y Laurel, con las pequeñas, dulces y tintineantes cosas del campo
Al hablar así con nostalgia de otros manantiales,
Desde los pequeños jardines de lugares aún más pequeños donde nació el hijo o el amor.
En espléndido sueño, con mil hermanos
Para los amantes, las madres,
Aquí también yace él: bajo el morado, el verde, el rojo,
Es todo juventud: romper los corazones de algunas mujeres para ver
Un reposo tan valiente, tan alegre, convertido en lecho.
Sólo que, cuando todo esté dicho y hecho,
Dios no podrá ser burlado y tampoco los muertos,
Para evitarlo se interpondrá nuestro mercado,
¿Quién va a vender, quien va a comprar?
(¿Seré yo o será usted quién se acueste con la mejor gracia?)
Mientras observa a todas las putas y vendedores ambulantes
Al conducir sus negocios, es el Rostro
De Dios, y el de algunos jóvenes asesinados.
Más poemas de Charlotte Mew. I Poemas de cementerios.
Más poesía gótica:
The Cenotaph, Charlotte Mew (1869-1928)
Esos campos inconmensurables no serán verdes otra vez
Cuando sólo ayer la sangre de la juventud salvaje y dulce fue derramada;
Hay una tumba cuya tierra debe sostener demasiado tiempo, demasiado profundo una mancha,
Aunque para siempre sobre ella podemos hablar con orgullo al pasar.
Pero aquí, donde los vigilantes de corazones solitarios que tienen la certeza
de una espada interior han sangrado lentamente,
Vamos a construir el Cenotafio: Victoria, alada, Paz, con alas también, a la cabeza de la columna.
Y a lo largo de la escalera, al pie ¡Oh! aquí, deja las manos desoladas, apasionadas por difundir
Violetas, Rosas y Laurel, con las pequeñas, dulces y tintineantes cosas del campo
Al hablar así con nostalgia de otros manantiales,
Desde los pequeños jardines de lugares aún más pequeños donde nació el hijo o el amor.
En espléndido sueño, con mil hermanos
Para los amantes, las madres,
Aquí también yace él: bajo el morado, el verde, el rojo,
Es todo juventud: romper los corazones de algunas mujeres para ver
Un reposo tan valiente, tan alegre, convertido en lecho.
Sólo que, cuando todo esté dicho y hecho,
Dios no podrá ser burlado y tampoco los muertos,
Para evitarlo se interpondrá nuestro mercado,
¿Quién va a vender, quien va a comprar?
(¿Seré yo o será usted quién se acueste con la mejor gracia?)
Mientras observa a todas las putas y vendedores ambulantes
Al conducir sus negocios, es el Rostro
De Dios, y el de algunos jóvenes asesinados.
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- La locura hereditaria de Charlotte Mew.
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El poema de Charlotte Mew: El Cenotafio (The Cenotaph) fue traducido al español por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
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