«Napoleón y el espectro»: Charlotte Brontë; relato y análisis.


«Napoleón y el espectro»: Charlotte Brontë; relato y análisis.




Napoleón y el espectro (Napoleon and the Spectre) es un relato de fantasmas de la escritora inglesa Charlotte Brontë (1816-1855), publicado dentro de la >novela romántica de 1833: El enano verde (The Green Dwarf).

Charlotte Brontë se atreve a utilizar el humor sobre una figura imponente: Napoleón Bonaparte, incluso se anima a incluir en su historia de fantasmas nada menos que a María Luisa de Austria, condesa de Parma y segunda esposa de Napoleón.






Napoleón y el Espectro
Napoleon and the Spectre, Charlotte Brontë (1816-1855)

Bien, como iba diciendo, el Emperador fue a la cama.

-Caballero -le dijo a su sirviente- baja las cortinas y cierra las ventanas antes de irte.

El sirviente obedeció. Luego se retiró llevándose el candelabro.

A los pocos minutos, el emperador sintió que su almohada se endurecía. La sacudió, y un sonido áspero se oyó cerca de la cama. Su majestad escuchó atentamente, pero el silencio retornó apenas dejó de sacudir la almohada.

Volvió a recostarse, cuando fue perturbado por la sed. Se apoyó sobre un codo, tomó un vaso con jugo de limón de su mesa de noche y se refrescó con un largo trago. Cuando depositó nuevamente el vaso en su sitio se oyó un gruñido en un rincón de la habitación.

-¿Quién anda ahí? -inquirió el emperador, tomando sus pistolas- ¡Habla o te volaré la tapa de los sesos!

Esta amenaza no produjo otra respuesta que una corta y afilada risa, seguida por un silencio mortal.

El emperador se incorporó. Se acercó temerariamente al armario y lo abrió violentamente. Estiró su sable hacia adelante, listo para el embate, pero allí no había nada. Los sonidos, quizá, procedían de algún rincón detrás de la ropa, de una capa, más precisamente, que colgaba de un gancho.

Avergonzado, regresó al lecho.

Cuando cerró los párpados sintió una oscuridad anormal. Una sombra, rápida y furtiva, cruzó delante de la cama.

-Es una ilusión óptica. -razonó el emperador.

-¿Lo es? -susurró una misteriosa voz cerca de su oído-¿Fue una ilusión, Emperador de Francia? ¡No! Lo que has oído es real. Levántate, ligero como las águilas, contemplad el Espectro Violeta. ¡Sígueme, y lo verás todo!

Al cesar el susurro, una forma extraña comenzó a materializarse. Alta como un hombre, vestida de azul, con un lazo dorado en la cabeza. Llevaba una capucha negra, con dos pequeños objetos detrás de cada oreja. Su faz era lívida. La lengua se asomada detrás de los dientes, y los ojos brillaban inyectados en sangre.

-¡Mon Dieu! -exclamó el emperador- exclaimed the Emperor- ¿Qué estoy viendo? ¿Un espectro?

La aparición no habló. Con un gesto, le indicó al emperador que lo siguiera. Manipulado por una misteriosa influencia, obedeció sin reparos. La sólida pared de la habitación cayó a medida que se acercaban y, cuando la atravesaron, se cerró con un estruendo.

La oscuridad no era total, pues una pálida luz flotaba en torno al fantasma, revelando los largos muros de una cripta. Caminaron envueltos por una brisa helada. El emperador avanzaba con su ropa de cama ceñida al cuerpo. De golpe, se encontró a sí mismo en una de las principales calles de París.

-Espíritu inútil. -dijo- Déjame volver por algo de ropa.

-Camina. -ordenó el espectro.

El emperador se sentía empujado, y obedeció, a pesar de la profunda indignación que lo ahogaba. Pasaron por las calles desiertas, y arribaron a una casucha a orillas del Sena. El espectro se detuvo. Las puertas se abrieron para recibirlos. En la penumbra se veían siluetas femeninas detrás de una pantalla. Llevaban collares preciosos y las flores más hermosas, pero sus rostros eran siniestras máscaras que representaban las facciones de la muerte.

-¿Qué es esta aberración? -chilló el emperador

-Silencio. -dijo el guía, sacando una lengua negra y sanguinolenta- Calla si quieres escapar de la muerte.

El emperador habría respondido, si hubiese superado la momentánea dureza de sus capacidades modulatorias. Una música sobrenatural flotó en el aire, agitando las cortinas que iban y venían, yendo y trayendo un hedor cadavérico, corrupto, mezclado con los aromas más refinados de París, que sobrevivían apenas en las ropas íntimas de Napoleón.

Un murmullo de voces se oyó en la distancia. Algo agarró su brazo desde atrás. El emperador giró súbitamente. Sus ojos se cruzaron con el rostro familiar de María Luisa.

-¿Qué haces en este sitio infernal? -preguntó él.

-¿Su majestad sería tan amable de responder la misma pregunta- dijo la emperatriz.

Napoleón calló, atónito.

Ya no había cortinas entre él y las luces. Un espléndido candelabro osciló sobre su cabeza. Lo rodeaban hermosas mujeres, ricamente vestidas y sin máscaras. La música continuaba, pero procedía de un grupo de músicos perfectamente identificables como vivos. El aire vibraba con los perfumes más finos.

-¡Mon dieu! -protestó el emperador- ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Dónde está Piche?

-¿Piche? -replicó la emperatriz- ¿A qué se refiere su majestad? ¿No preferiría retirarse a sus habitaciones y descansar?

-¿Retirarme? ¡Pero si no sé dónde estoy!

-En mis salones privados, rodeado por un grupo de invitados de las cortes más selectas, a quienes he invitado a un baile. Has entrado hace algunos minutos en tu traje de noche, con los ojos fijos y abiertos. Por tu aturdimiento diría que caminabas dormido.

Acto seguido, el emperador entró en un estado de catalepsia, del cual no salió durante toda la noche y gran parte del día siguiente.

Charlotte Brontë (1816-1855)




Relatos de Charlotte Brontë. I Relatos góticos.


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El análisis, resumen y traducción al español del cuento de Charlotte Brontë: Napoleón y el espectro (Napoleon and the Spectre) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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