«El único fantasma que he visto»: Emily Dickinson; poema y análisis.


«El único fantasma que he visto»: Emily Dickinson; poema y análisis.




«El único fantasma que he visto
iba vestido de encaje,
su pie desprovisto de sandalias
y andaba como copos de nieve».



El único fantasma que he visto (The only Ghost I ever saw) es un poema gótico de la escritora norteamericana Emily Dickinson (1830-1886), escrito en algún momento de 1862 y publicado de manera póstuma en la colección de 1891: Poemas: segunda serie (Poems: Second Series).

El único fantasma que he visto, uno de los poemas de Emily Dickinson menos conocidos, presenta un encuentro singular con lo sobrenatural. El poema introduce a un fantasma que se caracteriza por su apariencia delicada y sus cualidades efímeras. No viste andrajos sino costosos ropajes, sus movimientos son casi élficos [sus pasos son como «copos de nieve»], y su risa se asemeja a una suave brisa.

Emily Dickinson no es ajena al género gótico, pero a menudo se acerca a lo sobrenatural de manera lúdica, juguetona, y ese parece ser el caso de El único fantasma que he visto.

Se trata de un poema sencillo, aunque con algunos detalles desconcertantes. La Narradora [presumiblemente la propia Emily Dickinson] dice que ha visto un fantasma una vez. Describe el encuentro de forma periférica, con detalles secundarios, y luego cierra con una línea abrupta. Dado que la descripción parcial del Fantasma ocupa la mayor parte del poema, conviene empezar el análisis por aquí:

Primero se nos informa que el Fantasma está vestido de mechlin, un tipo de encaje fino y transparente que se utilizaba en algunos vestidos y trajes de verano, de modo «que no llevaba sandalias» [este espíritu debe haber sido tremendamente rico en vida, si estaba vestido completamente de mechlin]. Estos detalles sugieren que no es un fantasma particularmente antiguo. Es silencioso [como un «pájaro»] pero rápido [como un «ciervo»]. Evidentemente, está lejos de ser el típico esperpento gótico.

El poema cierra con la Narradora diciendo que no quiere mirar atrás y llama appalling al día en que vio a su fantasma. Es una palabra que ha caído en desuso, pero en el siglo XIX aludía a algo que producía una fuerte impresión, un shock [de apall, «empalidecer»]. Con el tiempo, la palabra terminó siendo utilizada para algo aterrador o repugnante. Teniendo en cuenta que es un poema de Emily Dickinson, es lícito preguntarnos si todo esto no será una metáfora de algo más que la Narradora está observando.

Rápido, etéreo, de aspecto delicado, todo induce a pensar que el Fantasma es una personificación. Pero, ¿de qué? ¿De la nieve? Demasiado obvio; después de todo, el Fantasma camina como «copos de nieve». ¿Del viento? Si bien las ráfagas invernales podrían ser percibidas como algo fantasmal, Emily Dickinson aclaera que la entidad se mueve como una «brisa». Nieve como nieve, viento como viento, no son metáforas, son tautologías [repetir lo que ya se ha dicho sin aportar nueva información]. Si es un acertijo, el Fantasma podría ser un árbol; en definitiva, la autora dice que no tiene sandalias en el pie [singular], no pies como en un fantasma humano. Además, lleva muérdago.

La pista principal es el muérdago, una planta parasitaria que sólo crece incrustando sus raíces en los árboles. Emily Dickinson sabía de botánica, y ha escrito otros acertijos versificados con plantas como respuestas. Así que no es descabellado que la Narradora estuviera mirando un árbol. Sin embargo, un árbol entre «árboles pensativos» es otra repetición innecesaria.

Un fantasma que viste volantes de encaje que se mueven en la brisa, que no lleva calzado, es perfectamente admisible, pero en ningún momento queda claro por qué este encuentreo es desagradable para la Narradora. Su descripción es la de un espíritu encantador y para nada amenazante; de hecho, el Fantasma es «tímido» con ella.

El único fantasma que he visto comienza en forma de balada, como muchos de los poemas de Dickinson, pero después de la sexta línea utiliza exclusivamente el trímetro, una métrica asociada con versos más bien desenfadados, y el final es un corte abrupto. En sus formas iniciales está contando una historia de fantasmas [por eso disfruta de los detalles] pero termina con una nota disonante, apalling, que no encaja con el tono alegre del poema. ¿Qué es lo que horroriza a la Narradora? Nada en el aspecto del Fantasma, eso es seguro. Quizás ese horror tenga que ver con el hecho de que el espectro se muestre tímido «con ella».

Mi primera impresión al leer este poema, que casi nunca es acertada, apunta a un árbol, mejor dicho, a una presencia que, como la brisa, deja impresiones al pasar suavemente entre los árboles, solo para desaparecer en un instante, dejando de nuevo sola a la Narradora. ¿Será que ella está en un bosque? ¿La mención del muérdago refiere a los druidas? ¿Acaso ella tiene miedo de mirar hacia atrás porque eso la obligaría a recordar algo que ocurrió en el bosque? El Fantasma, en ese caso, debería ser antiguo, incluso pagano, pero sus ropas no son las de un druida.

El único fantasma que he visto tiene el aire de un acertijo, pero nadie ha propuesto una solución convincente. Se ha sugerido un árbol cubierto de nieve en un bosque, un pájaro, el viento, pero Emily Dickinson nombra todo eso en el poema, algo extraño en un acertijo. En resumen, sólo podemos decir con cierto grado de certeza que estamos ante el retrato de un momento existencial.




El único fantasma que he visto.
The only Ghost I ever saw, Emily Dickinson (1830-1886)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


El único fantasma que he visto
iba vestido de encaje,
su pie desprovisto de sandalias
y andaba como copos de nieve.

Su semblante era silencioso, como el de un pájaro,
pero rápido, como el de un ciervo,
su porte, como un mosaico pintoresco,
tal vez de muérdago.

Su conversación, rara,
Su risa, como la brisa
que se desvanece en hoyuelos
entre los árboles pensativos

Nuestra entrevista fue fugaz,
se mostró tímido conmigo;
y Dios no permita que mire hacia atrás,
¡desde aquel día fatídico!


The only Ghost I ever saw
Was dressed in Mechlin—so—
He wore no sandal on his foot—
And stepped like flakes of snow—

His mien, was soundless, like the Bird—
But rapid—like the Roe—
His fashions, quaint, Mosaic—
Or haply, Mistletoe—

His conversation—seldom—
His laughter, like the Breeze—
That dies away in Dimples
Among the pensive Trees—

Our interview—was transient—
Of me, himself was shy—
And God forbid I look behind—
Since that appalling Day!


Emily Dickinson (1830-1886)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de Emily Dickinson.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Emily Dickinson: El único fantasma que he visto (The only Ghost I ever saw), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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