«Trece formas de ver a Cthulhu»: Mark Francis; poema y análisis.
Trece formas de ver a Cthulhu (Thirteen Ways of Looking at Cthulhu) es un poema de los Mitos de Cthulhu del escritor norteamericano Mark Francis (¿?), publicado originalmente en la edición de agosto de 2000 de la revista Crypt of Cthulhu.
Trece formas de ver a Cthulhu, tal como lo anuncia su título, pertenece a los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft, y nos aporta una mirada interesante sobre Cthulhu (ver: ¿La palabra «CTHULHU» es un código secreto?) y su principal profeta, Abdul Alhazred, autor del Necronomicón.
Se trata de un poema con muchas referencias al ciclo lovecrafiano, pero bastante críptico al mismo tiempo, tal es así que la voz del narrador, así como la historia que cuentan sus versos, resultan difíciles de situar en un contexto específico. Sin embargo, teniendo en cuenta que Trece formas de ver a Cthulhu comienza con el desembarco de un grupo de personas en una isla, luego de un período de tiempo a la deriva, bien podría tratarse de un poema escrito por Gustaf Johansen, último sobreviviente del Emma en el relato de Lovecraft: La Llamada de Cthulhu (The Call of Cthulhu).
En el tercer capítulo de La Llamada de Cthulhu, titulado: La locura del mar (The Madness from the Sea), Francis Thurston lee un artículo del Sydney Bulletin, un periódico australiano, fechado el 18 de abril de 1925. El artículo informa el descubrimiento de un barco abandonado en el Océano Pacífico con un solo superviviente: un marinero noruego llamado Gustaf Johansen, segundo oficial a bordo del Emma, una goleta que zarpó de Auckland, Nueva Zelanda con destino a Chile. El 22 de marzo, el Emma fue atacado por un buque armado, el Alert, tripulado por gente de aspecto extraño. Después de ser atacados sin provocación, la tripulación del Emma logró matar a todos a bordo del Alert, pero perdió su propio barco en la batalla. Al apoderarse de la embarcación de su oponente, los supervivientes llegan a una isla inexplorada. Nadie sobrevivió, con excepción de Johansen y un compañero, que luego moriría tras presenciar lo que había en la isla (ver: Richard S. Shaver y el mapa oculto en un cuento de Lovecraft)
¿Trece formas de ver a Cthulhu podría estar relacionado con el diario de Johansen? No sería descabellado, pero realmente no hay elementos en el poema que prueben ese posible vínculo más allá de toda duda. Tal vez el lector sagaz pueda encontrar alguna otra relación que a mí se me escapa.
Trece formas de ver a Cthulhu.
Thirteen Ways of Looking at Cthulhu, Mark Francis.
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Vagaron a la deriva durante una semana o más
y luego tocaron tierra, se posaron entre
colosales bloques verdes de piedra
que se alzaban abruptamente hasta una puerta espantosa.
Ahora, de la lámpara en el pasillo de azulejos blancos,
algunos rayos fríos escaparon y, al derramarse,
cayeron dentro de la estrecha rejilla, para dibujar una forma
que se hincha y llama desde mi pared acolchada.
Perturbada e insomne por sueños obstinados
de habitaciones hundidas y otros temas acuáticos,
un día caminó hacia las olas y se ahogó
donde solo los peces venían a escuchar los gritos.
Al resquebrajarse la cera contra la página de vitela,
un sigilo críptico de esa época lejana
proclama al autor del tomo místico.
«Alhazred», se lee, «el Mago».
Esculpido en piedra por orden de algún poder extraño
(¿de qué otra manera se explica la mano tosca
y el ojo febril del escultor?), la cosa parece ser
un dragón pulposo enrollado sobre un soporte.
El destello de frío desafío en su rostro
es una prueba contundente de que nuestros esfuerzos
por borrar la engreída vanidad del joven han fracasado —o peor aún—,
que ahora codicia el abrazo del llamado culto.
Las características sorprendentes del manuscrito
incluyen extraños borradores de formas bípedas con aletas
y labios de pez, cuyos actos involucran
las desconcertantes ruinas de una cripta en el fondo del mar.
Enfocamos nuestras lentes contra la noche despejada,
observando cometas, luz espectral, planetas.
Nuestros gráficos confirman las nebulosas retorcidas.
Las estrellas estaban mal... ¿o, de alguna manera, alineadas?
Bien nacido y educado para igualar, una vez pude pasar
a un miembro culto de la clase alta
a lo largo de esta costa; pero ahora, desespero
cada vez que veo mi imagen escamosa en el cristal.
Se elevó oscuramente del fango pantanoso,
una aguja de piedra caliza reluciente, toscamente tallada, enfermiza.
Los devotos desnudos, para sellar el rito,
aullaban cánticos y bailaban alrededor de un fuego sembrado de cadáveres.
Él jura que hay espuma entre las olas,
concibe un fetor como si saliera de perezosas tumbas,
y luego —frenético por un balbuceo inaudito—,
sostiene una navaja en mi garganta y delira.
Atraído, arrastrado por roncos cánticos hipnóticos
de inexpresable significado,
deambulas tranquilamente por las grutas
y la guarida que son tu herencia maldita.
Los profetas, videntes y médiums suponen
que este mundo pronto terminará en llamas o en la penumbra congelada.
Saludo el apocalipsis lejano, y sé
que la Tierra es simplemente la antesala del Hades.
Poemas góticos. I Poemas de Horror Cósmico.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Mark Francis: Trece maneras de ver a Cthulhu (Thirteen Ways of Looking at Cthulhu), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
y el ojo febril del escultor?), la cosa parece ser
un dragón pulposo enrollado sobre un soporte.
El destello de frío desafío en su rostro
es una prueba contundente de que nuestros esfuerzos
por borrar la engreída vanidad del joven han fracasado —o peor aún—,
que ahora codicia el abrazo del llamado culto.
Las características sorprendentes del manuscrito
incluyen extraños borradores de formas bípedas con aletas
y labios de pez, cuyos actos involucran
las desconcertantes ruinas de una cripta en el fondo del mar.
Enfocamos nuestras lentes contra la noche despejada,
observando cometas, luz espectral, planetas.
Nuestros gráficos confirman las nebulosas retorcidas.
Las estrellas estaban mal... ¿o, de alguna manera, alineadas?
Bien nacido y educado para igualar, una vez pude pasar
a un miembro culto de la clase alta
a lo largo de esta costa; pero ahora, desespero
cada vez que veo mi imagen escamosa en el cristal.
Se elevó oscuramente del fango pantanoso,
una aguja de piedra caliza reluciente, toscamente tallada, enfermiza.
Los devotos desnudos, para sellar el rito,
aullaban cánticos y bailaban alrededor de un fuego sembrado de cadáveres.
Él jura que hay espuma entre las olas,
concibe un fetor como si saliera de perezosas tumbas,
y luego —frenético por un balbuceo inaudito—,
sostiene una navaja en mi garganta y delira.
Atraído, arrastrado por roncos cánticos hipnóticos
de inexpresable significado,
deambulas tranquilamente por las grutas
y la guarida que son tu herencia maldita.
Los profetas, videntes y médiums suponen
que este mundo pronto terminará en llamas o en la penumbra congelada.
Saludo el apocalipsis lejano, y sé
que la Tierra es simplemente la antesala del Hades.
They drifted crippled for a week or more
then making landfall, put themselves ashore
among colossal blocks of green-slimed stone
that rose up steeply to a fearful door.
Now from the fixture in the white-tiled hall
a few cold rays escape and, dropping, fall
within the narrow grate, to limn a shape
that bloats and beckons from my padded wall.
Disturbed and sleep-deprived by stubborn dreams
of sunken rooms and other watery themes
she one day walked into the waves and drowned
where only fishes came to hear the screams.
In cracking wax against the vellum page
a cryptic sigil from that distant age
proclaims the author of the mystic tome.
"Alhazred," it is said to read, "the Mage."
Put into stone at some strange power's command
(how else explain the sculptor's uncouth hand
and fevered eye?) the thing appears to be
a pulpy dragon coiled upon a stand.
The gleam of cold defiance in his face
is telling proof our efforts to erase
the young man's mad conceit have failed —or, worse—
he covets now the so-called cult's embrace.
The startling features of the manuscript
include weird drafts of finned and fishy-lipped
bipedal forms whose every act involves
the puzzling ruins of a seabed crypt.
We trained our lens against the cloudless night,
observing comets, planets, spectral light.
Our charts bear out the twisted nebulae.
The stars were wrong ... or were they, somehow, right?
Well-born, and schooled to match, I once could pass
a cultured member of the upper class
throughout this coast; but now, despair each time
I view my scaly image in the glass.
It rose up darkly from the swampy mire,
a rough-hewn, sickly gleaming limestone spire.
The naked devotees, to seal the rite,
howled chants and danced around a corpse-strewn fire.
He swears there is a froth between the waves,
conceives a fetor as from yawning graves,
then —frenzied by an unheard gibbering—
holds up a razor to my throat and raves.
Drawn down, and on, by hoarse hypnotic chants
of inexpressible significance
you calmly wander through the grottoed fane
and lair that are your cursed inheritance.
The prophets, seers and mediums assume
this world soon ends in flames, or frozen gloom.
I hail the far apocalypse— and know
the Earth is merely Hades' anteroom.
Mark Francis.
then making landfall, put themselves ashore
among colossal blocks of green-slimed stone
that rose up steeply to a fearful door.
Now from the fixture in the white-tiled hall
a few cold rays escape and, dropping, fall
within the narrow grate, to limn a shape
that bloats and beckons from my padded wall.
Disturbed and sleep-deprived by stubborn dreams
of sunken rooms and other watery themes
she one day walked into the waves and drowned
where only fishes came to hear the screams.
In cracking wax against the vellum page
a cryptic sigil from that distant age
proclaims the author of the mystic tome.
"Alhazred," it is said to read, "the Mage."
Put into stone at some strange power's command
(how else explain the sculptor's uncouth hand
and fevered eye?) the thing appears to be
a pulpy dragon coiled upon a stand.
The gleam of cold defiance in his face
is telling proof our efforts to erase
the young man's mad conceit have failed —or, worse—
he covets now the so-called cult's embrace.
The startling features of the manuscript
include weird drafts of finned and fishy-lipped
bipedal forms whose every act involves
the puzzling ruins of a seabed crypt.
We trained our lens against the cloudless night,
observing comets, planets, spectral light.
Our charts bear out the twisted nebulae.
The stars were wrong ... or were they, somehow, right?
Well-born, and schooled to match, I once could pass
a cultured member of the upper class
throughout this coast; but now, despair each time
I view my scaly image in the glass.
It rose up darkly from the swampy mire,
a rough-hewn, sickly gleaming limestone spire.
The naked devotees, to seal the rite,
howled chants and danced around a corpse-strewn fire.
He swears there is a froth between the waves,
conceives a fetor as from yawning graves,
then —frenzied by an unheard gibbering—
holds up a razor to my throat and raves.
Drawn down, and on, by hoarse hypnotic chants
of inexpressible significance
you calmly wander through the grottoed fane
and lair that are your cursed inheritance.
The prophets, seers and mediums assume
this world soon ends in flames, or frozen gloom.
I hail the far apocalypse— and know
the Earth is merely Hades' anteroom.
Mark Francis.
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Poemas góticos. I Poemas de Horror Cósmico.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Mark Francis: Trece maneras de ver a Cthulhu (Thirteen Ways of Looking at Cthulhu), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
1 comentarios:
Simplemente logra reunir la esencia de Lovecraft en un par de palabras. Genial¡!
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