«Canción de melancolía»: Charlotte Dacre; poema y análisis


«Canción de melancolía»: Charlotte Dacre; poema y análisis.




Canción de melancolía (Song of Melancholy) es un poema gótico de la escritora inglesa Charlotte Dacre (1771-1825), publicado en la antología de 1805: Horas de soledad (Hours of Solitude).

Canción de melancolía, uno de los mejores poemas de Charlotte Dacre, nos introduce en los lúgubres pensamientos de una mujer que desea estar muerta; o, mejor dicho, que desea cualquier estado diferente a la vida para evadir su dolor.

Charlotte Dacre es una autora que sale del marco de su época, e incluso del romanticismo, donde los personajes femeninos se caracterizan por el decoro. Sus poemas, como Canción de melancolía, presenta mujeres activas, incuso agresivas, que no se someten a la norma imperante (ver: Virgen o Bruja: la mujer según la literatura gótica)

Canción de melancolía de Charlotte Dacre se nutre de la tradición del romanticismo alemán, principalmente de autores como Wolfgang von Goethe y Gottfried Bürger, pero desde una perspectiva femenina. Hay cierto pesimismo en el poema, cierto escepticismo, pero también un extraño erotismo en su concepción de la muerte.

La narradora de Canción de melancolía es claramente suicida. Sin embargo, también podemos decir que su deseo de morir va más allá de la idea del alma liberada de la prisión de la carne. Estar desencarnada del cuerpo natural deja abiertas otras opciones, además de ser un alma inmortal, y permite una existencia fronteriza, un umbral indeterminado entre lo humano y lo sobrenatural. Ese territorio es tan incierto como definitivo, y nos recuerda que la naturaleza del cuerpo, de la vida, nunca es estable (ver: El cuerpo de la mujer en el Horror)

En una época en la que la mayoría de los lectores esperaban encontrar que una escritora adoptara una postura religiosa sobre la otra vida, Canción de melancolía de Charlotte Dacre habla con franqueza sobre el anhelo de la disolución del cuerpo, no ya para disfrutar de la eternidad, sino para evitar el dolor de vivir. No en vano este exquisito poema era uno de los favoritos de Lord Byron.




Canción de melancolía.
Song of Melancholy, Charlotte Dacre (1771-1825)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


Oscura como la medianoche invernal es mi alma; triste y tempestuosa. Quisiera sentarme sobre la roca y escuchar el rugido de la terrible catarata.

¡Tonta! Soportar la vida vagando, como yo, por el camino solitario, mientras sombras lúgubres acechan en la tenue bruma, y me señalan con gesto melancólico.

¡Vengo, vengo, sombras lúgubres! —me apresuro a desencarnarme.

Con amargura aúlla el viento del Norte sobre las montañas; el pájaro nocturno grita lúgubre sobre el tejo verde oscuro. ¡Oh! ¡Déjame ser sepultada y que los espíritus del aire se inclinen sobre mi tumba!

No soy apta para el mundo; la negra miseria invade mi cerebro; el desierto de la tristeza se ajusta a mi alma. La ráfaga salvaje que impulsa las densas nubes sobre las montañas, el estruendo de ensueño del coro de medianoche, oprimiendo el alma con un dolor mortal y misterioso, es mejor: ¡el olvidado del cielo!

¡El hombre es el monstruo de cuyas fauces salgo volando! Su flecha envenenada todavía supura en mi corazón, y desafía la habilidad del médico.

¡Espíritu de muerte! Sácame del escenario de mi aflicción. Toda la noche te velaré en la fría lápida. Tened piedad y recíbeme entre vosotros; desde la tumba que se abre lentamente extiendan sus delgados brazos, espíritus de los muertos silenciosos.

¡Oh! ¿Qué he hecho para que esta espantosa aflicción aceche mis pasos? ¿Qué he hecho para que el fantasma de la desesperación vuele ante mí, chillando y retorciéndose las manos escabrosas?

¡Oh! Déjame morir para que mis dolores descansen en la tumba, para que la voz del hombre no resuene nunca más

en mi cerebro enloquecido, y que la sonrisa inocente de *** nunca se burle del estallido de mi triste corazón.

¡Dios del cielo! Te suplico por la muerte; detente, en piedad, detén el latido febril de mi corazón, no dejes que mi propia mano me quite la vida. Sin embargo, nada podrá sofocar la tempestad de mi mente; ¡el océano tormentoso puede ser más fácil de apaciguar! Siento en mi alma que la felicidad nunca más puede regresar. Tristes y extrañas son mis noches; mis días son una niebla tenue. Sonríeme, ¡oh, Dios! Envía a tu ángel pálido, la Muerte, para que me lleve en sus brazos.

Con amargura aúlla el viento del Norte sobre las montañas; el pájaro nocturno grita lúgubre sobre el tejo verde oscuro. ¡Oh! ¡Déjame ser sepultada y que los espíritus del aire se inclinen sobre mi tumba!


Dark as the wintry midnight is my soul; sad and tempestuous. Fain would I sit upon the stern brow'd rock, listening to the roaring of the terrible cataract.

Fool! to endure life, wandering, as I do, in the solitary path, while gloomy shadows stalk in the dim mist, and point at me with melancholy gesture.

I come, I come, gloomy shadows!—I hasten to be disembodied.

Bitter shrieks the North wind over the mountains; the night-bird screams dismal o'er the dark green yew. Oh! let me be laid in the grave, and let the spirits of the air bend over my tomb!

I am unfit for the world; black misery pervades my brain; the desart of gloom suits my soul. The wild blast driving the heavy clouds over the mountains —the dreamy din of midnight chorus, oppressing the soul with deadly and mysterious sorrow, best befits me—the forgotten of Heaven!

Man is the monster from whose jaws I fly! whose poison'd arrow still festers in my heart, and defies the skill of the physician.

Spirit of death! bear me from the scene of my woe! all night will I watch for thee on the cold tomb-stone. Take pity, and receive me among ye—stretch forth from the slowly yawning tomb your slender arms, spirits of the quiet dead!

Oh! what have I done, that dreadful woe should haunt my footsteps? What have I done, that the phantom of despair should fly before me, shrieking and wringing her lurid hands?

Oh! let me die, that my sorrows may rest in tomb—that the voice of man may strike never more

upon my maddened brain, and that the innocent smile of ∗∗∗∗∗ may never mock the bursting of my sad heart.

God of Heaven! I beseech thee for death; stop, in pity, stop the feverish beating of my heart—let not my own hand urge the life away. Yet never can the tempest of my mind be quell'd—the stormy ocean may be easier to appease! I feel in my soul that happiness can never more return. Sad and strange are my nights; my days are a dim mist. Smile on me, oh! God! and send thy pale angel, Death, to bear me away in his arms.

Bitter shrieks the North wind over the mountains; the night-bird screams dismal from the dark green yew. Oh! let me be laid in the grave, and let the spirits of the air bend over my tomb!


Charlotte Dacre
(1771-1825)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de Charlotte Dacre.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Charlotte Dacre: Canción de melancolía (Song of Melancholy), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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