Euneirophrenia: esa sensación de plenitud cuando despertás de un sueño agradable.
¿Alguna vez despertaste de un sueño particularmente agradable y sentiste una especie de paz mental, de plenitud, incluso de alegría, que te acompañó durante el resto del día?
Si la respuesta fue afirmativa —y estoy seguro de que lo fue—, entonces hay que decir que esa sensación posterior al despertar se conoce como Euneirofrenia (Euneirophrenia); palabra que proviene del griego Eu, «bueno»; Oneiro, «sueño», y Phrenia, «estado mental».
Por el contrario, la sensación de inquietud y miedo que nos acompaña cuando despertamos de una pesadilla se conoce como Malneirofrenia (Malneirophrenia).
Hay estados de ánimo que no tienen una definición precisa, pero que todos compartimos al desmenuzarlos un poco. La Euneirophrenia es uno de ellos.
Resulta un poco extraño, y hasta absurdo, que la razón para lograr ese estado de ánimo vecino de la felicidad sea el sueño maravilloso que tuviste la noche anterior. En este contexto, el término Euneirophrenia es legítimo, pero se limita a definir la presencia de esa sensación o sentimiento de plenitud, no explica su naturaleza extraña y, en cierto modo, indescriptible.
En todo caso, la palabra Euneirophrenia refiere a ese estado mental agradable, pacífico, que se asienta en nuestra consciencia después de tener un sueño placentero, pero no aborda la relación desigual entre ese sueño en particular y el estado de ánimo que originó. En otras palabras, la Euneirophrenia puede producirse luego de tener un sueño que, a simple vista, no parece tener nada realmente extraordinario.
Esto nos permite hacernos algunas preguntas.
La palabra Euneirophrenia, decíamos, describe esa sensación de plenitud tras despertar de un sueño placentero, la cual puede acompañarnos durante buena parte del día, aun cuando hayamos olvidado casi todo el argumento del sueño. Sin embargo, el término solo debería aplicarse cuando el despertar coincide con el final del ciclo del sueño (ver: Cómo empiezan y terminan realmente nuestros sueños). Nos explicamos.
Así como todos, a excepción de aquellos que padecen algún tipo de desorden del sueño, podemos identificarnos con la Euneirophrenia, pero también con el deseo de regresar lo antes posible a la cama y tratar de continuar el sueño que estábamos teniendo, casi siempre sin demasiado éxito.
—¿Quién no ha regresado a paso vivo de una expedición nocturna a las dependencias sanitarias, tratando de no despertarse del todo para poder continuar con un sueño agradable? —se pregunta el profesor Lugano.
Él mismo responde:
—Yo soy incapaz de lograr esa continuidad onírica. Sin ir más lejos, a veces regreso del baño, en plena vigilia, y ni siquiera puedo retomar el curso de mi vida normal.
Es decir que la Euneirophrenia solo es posible cuando se produce cerca de nuestro despertar definitivo. Si el sueño finaliza, o se corta abruptamente a las tres de la madrugada, es probable que reprimamos esa sensación de felicidad para intentar, en vano, retomar el sueño.
¿Cuál es la razón de esa sensación de Euneirophrenia?
Si pensamos que todo sueño, tal como lo afirma la psicología, es la realización de un deseo reprimido por el inconsciente, entonces bastaría despertar de cualquier sueño, incluso de una pesadilla, para sentirse realizado. Indudablemente, esto no sucede así, razón por la cual podemos concluir que solo algunos sueños producen Euneirophrenia. Pero, ¿cuáles?
No estamos en condiciones de responderlo, pero el profesor tiene algunas reflexiones en el tintero:
—La Euneirophrenia es paradojal, quiero decir, la sensación de plenitud al despertar de un sueño placentero lo es. Por contraste, uno debería sentirse bastante decepcionado con su vida real, digamos, si acaso resulta comparativamente menos interesante que el sueño que acabamos de tener.
—Es decir que usted, profesor, al sentirse exaltado tras un sueño agradable en realidad experimenta un sentimiento de decepción general por su vida.
—Exacto —dijo el profesor—. Y agrego una reflexión más: el único requisito para la Euneirophrenia es tener una vida decepcionante, al menos en ciertos aspectos. Piénselo un segundo. Al despertar, uno debería sentirse feliz de regresar a su vida, si esta es plena, pero en cambio nos sentimos pletóricos a causa del sueño de la noche anterior, no del día que se avecina. Eso dice mucho de cada persona. No sé exactamente qué, pero lo dice.
»Aventuro una última posibilidad —continuó el profesor—. Quizás existe una especie de Euneirophrenia inversa, es decir, onírica, por la cual un sueño es agradable a causa de lo que ocurrió el día anterior. Usted, tal vez, se pregunte qué suceso extraordinario ha ocurrido ayer para que esta noche se haya transformado en un sueño maravilloso. Es probable que no encuentre nada. Estoy seguro de que no lo hará. Las personas vivas tenemos cierta dificultad para perder de vista lo que importa.
Diccionario de sueños. I Psicología.
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