Jack el destripador murió en la Argentina


Jack el destripador murió en la Argentina.




La lista de sospechosos de ser el asesino conocido como Jack el destripador (Jack the Ripper) es menos numerosa de los que se piensa. De acuerdo a las investigaciones clásicas sólo existen tres sospechosos relativamente potables [ver: Jack el destripador y su influencia en la literatura]

El primero es nada menos que el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence. Se cree que este noble disoluto pudo haber embarazado a una prostituta y luego la mató para evitar el escándalo. El resto de las chicas habrían sido asesinadas por ser amigas o compañeras de oficio de la muchacha en cuestión.

El segundo postulante a ser Jack el destripador es el Walter Sickert, públicamente obsesionado con el asesino de Whitechapel, al cual le dedicó buena parte de su obra y su cordura.

Finalmente, el tercer candidato, aunque sin nombre, procede de una teoría del escritor Arthur Conan Doyle, creador del detective Sherlock Holmes. Sostuvo que, en realidad, Jack el destripador era una mujer, aunque se abstuvo de proporcionar datos más sustanciosos.

Jamás se probó que ninguno de estos sospechosos fuese Jack el destripador. Solo sabemos que luego del quinto homicidio no volvió a cometerse ningún otro con las mismas características. El caso se cerró en 1892.

Frente a este dato significativo se justifican las siguientes posibilidades:

1- Jack el destripador simplemente cesó de atacar, ya sea debido a la presión policial en la zona o porque su tarea estaba terminada.

2- Murió.

3- Escapó de Londres y quizás continuó sus aberrantes homicidios en otra parte.

Ahora bien, de estas tres posibilidades solo las dos primeras fueron ampliamente analizadas; en muchos casos, a través de hipótesis y conjeturas bastante alocadas. La tercera, sin embargo, solo confluyen en un lugar en el mundo como exilio de Jack el destripador: la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

El primer responsable de esta propuesta fue Leonard Warburton Matters, político del Reino Unido y editor del periódico Buenos Aires Herald. En 1926, Matters sugirió que Jack el destripador fue en realidad un eminente doctor dedicado a investigar los efectos devastadores de la sífilis, lo cual lo habría obsesionado a tal punto que llegó a intentar eliminar a todas las prostitutas de Londres.

Según la propuesta de Matters, Jack el destripador habría huido a la Argentina después de asesinar a su última víctima, Mary Kelly; llegando a la ciudad de Buenos Aires a fines de diciembre de 1888 o comienzos de enero de 1889, donde permaneció hasta su muerte. Ya instalado en Argentina, Jack el destripador continuó ejerciendo como médico hasta el año de su muerte en 1926, según Matters, bajo el seudónimo de doctor Stanley.

Sin embargo, el investigador también sugiere que, al menos durante un tiempo, Jack el destripador habría ejercido el cargo de jefe de redacción de un periódico porteño. El autor no lo aclara abiertamente pero se deduce que ese periódico es el Buenos Aires Herald; es decir, el mismo en donde trabajaba Matters. Esta teoría fue publicada en el libro de 1929: El misterio de Jack el destripador (The Mystery of Jack the Ripper), tal vez el primero en abordar seriamente la identidad del asesino. El libro presenta algunos datos inconexos y conjeturas apoyadas en testimonios fácilmente cuestionables; no obstante, se vierten ciertos detalles macabros que nunca antes habían salido de la órbita policial londinense [ver: ¿Lewis Carroll fue Jack el destripador?]

Si bien la obra de Matters fue meticulosamente desacreditada por los estudiosos de los crímenes de Jack el destripador, hay que decir que no es el único en haber situado el domicilio del asesino en Buenos Aires.

La pista argentina reaparece en 1972, cuando el periodista británico Daniel Farson publica su obra Jack el Destripador (Jack the Ripper), donde ofrece testimonios y documentación que podrían evidenciar que el asesino realmente vivió en Buenos Aires entre 1910 y 1920. Más aún, Jack habría sido dueño de un pub llamado Sally´s Bar, ubicado en la calle 25 de Mayo, próxima al puerto. Vale aclarar que, por aquel entonces, la calle 25 de Mayo era literalmente la Whitechapel porteña; es decir, un barrio frecuentado por prostitutas y marineros.

Otros indicios sobre la posibilidad de que Jack el destripador se haya establecido en Argentina procede del escritor y profesor universitario Juan José Delaney; quien involucra al sacerdote irlandés Alfred Mac Conastair, capellán del Hospital Británico de la ciudad de Buenos Aires en las primeras décadas del siglo pasado. En 1989, Mac Conastair le habría revelado a Delaney un secreto que guardaba de otro sacerdote su misma congregación, quien en su lecho de muerte habría confesado ser Jack el destripador, y que los asesinatos respondían a una venganza por la muerte de un hijo ilegítimo, fallecimiento que se debió a una enfermedad venérea contraída en su trato con prostitutas. El cuerpo de este presunto Jack el destripador fue enterrado en el Cementerio del Oeste, en el barrio de Chacarita.

Si bien es cierto que estas afirmaciones no ofrecen demasiado sustento, también hay que decir que todas las sociedades de la ciudad de Londres dedicadas a recopilar datos fiables sobre Jack el destripador enviaron emisarios a la dirección del Hospital Británico para conseguir información al respecto de este sospechoso.

Finalmente la pista de Buenos Aires vuelve a reabrirse en febrero de 1976, más precisamente en un artículo de la revista Ellery Queen`s Mystery Magazine, donde el criminólogo Juan Jacobo Bajarlía formuló una de las hipótesis menos descabelladas sobre el tema: Esta vez, el candidato a ser Jack el destripador es un tal Alfonso Maroni, financista de profesión que vivió en Londres durante la masacre de de Whitechappel realizando gestiones bursátiles a través de Greeshan House [ver: Jack el destripador: la solución final.]

Si bien el financista jamás confesó públicamente los asesinatos, después de su muerte en 1929, a la edad de 75 años, su secretario privado reveló haberlo ayudado a cubrir el rastro de los homicidios y diseminar rumores maliciosos. Bajarlía finaliza de este modo su increíble repaso de los hechos:


«Al regresar a Buenos Aires, revisando mi archivo de crímenes, tuve una evidencia sobre la cual no me atrevo a escribir todavía. Jack el Destripador, desaparecido de Londres, había muerto en Buenos Aires, a los 75 años, en un hotel de la calle Leandro N. Alem, frente a la plaza Mazzini, hoy Roma, una mañana lluviosa de octubre de 1929.»




Leyendas urbanas. I Misterios.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

oyeme eso si yo no lo sabia, me estuvieron metiendo cuento durante todo este tiempo ala .__.



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