«El Señor del Mundo»: R.H. Benson; novela y análisis.
El Anticristo es una figura fascinante, tal vez una de las pocas entidades míticas capaces de adaptarse a nuestro mundo y operar dentro de él con total normalidad. Si bien resulta inimaginable la reaparición de los demonios de antaño, el Anticristo es una figura informe, indefinida, capaz de asimilarse perfectamente a nuestra sociedad y desde allí lanzar su maquiavélico plan de dominación mundial.
Se han escrito muchas novelas sobre el Anticristo, ninguna siquiera se acerca al gran clásico de Robert Hugh Benson (1871-1914): El Señor del Mundo (The Lord of the World), publicada en 1907.
Se trata de algo más que una novela de culto, casi desconocida por el público en general, y lamentablemente poco reeditada en español. El Señor del Mundo es considerada como una novela profética por el establishment del Vaticano, una especie de presagio simbólico enmascarado debajo de una típica ficción distópica.
El Señor del Mundo es una de las novelas favoritas del papa Francisco, así como también del papa Benedicto XVI; lo cual no asombra en absoluto. Su autor, Robert Hugh Benson, fue Monseñor de la Iglesia Católica, y su visión aterradora del futuro se ubica precisamente en nuestros tiempos.
Como decíamos, El Señor del Mundo es una novela distópica escrita en 1907. Nos ubica en el siglo XXI, donde el mundo se encuentra atravesado por una descarnada guerra entre el Este y el Oeste. No hay religión alguna en este futuro, salvo la de un puñado de renegados católicos, organizados muy ineficazmente por el papa Silvestre III y una docena de fieles cardenales. La mayoría del pueblo se ha visto decepcionada por la idea de religión. Casi todos han sido cautivado por una verdadera explosión secular, victoria que el autor le atribuye a la francmasonería y el marxismo.
En este sentido, El Señor del Mundo de R.H. Benson es una encendida y reaccionaria crítica a las obras utópicas de H.G. Wells, verdadero pionero de la conciencia social en la ciencia ficción, donde el humanismo necesariamente conduce a una forma de sutil ateísmo; lo cual, en la época de R.H. Benson solo significaba una cosa: marxismo. Y este último: apostasía.
R. H. Benson, de hecho, aborrecía a H.G. Wells, no porque considerara que sus obras eran malas. Todo lo contrario. Creía, como tantos otros, que las novelas utópicas podían precipitar esas mismas utopías que retrataban, conduciendo al mundo al desastre de clases, desde luego, solo para quienes estaban en la cima de la pirámide social. Esta visión, influida por ideas arcaicas sobre la economía y la política, fue compartida por grandes autores como Hilaire Belloc y G.K. Chesterton.
El esperanto es la lengua franca de este futuro inquietante de El Señor del Mundo, donde la eutanasia y otras prácticas polémicas son sencillos procedimientos de rutina. En este contexto emerge un joven y carismático político norteamericano: Julian Felsenburgh, capaz de hipnotizar a las masas con sus discursos. Felsenburgh no solo consigue acabar con la guerra, sino que elimina todas las tensiones políticas al lograr que un consejo de notables lo elija presidente del mundo.
Por eso El Señor del Mundo de R.H. Benson es, sin dudas, la mejor novela sobre el Anticristo que se haya escrito.
Felsenburgh establece un régimen basado en el socialismo y el humanismo (¡vade retro!), donde poco a poco se erradica la pobreza, el analfabetismo y las feroces luchas intestinas que desgarran al planeta. De hecho, todo parece indicar que es más bien una especie de Salvador. Sin embargo, justamente ahí está la trampa.
Jesús anunció que su segunda venida no traería la paz, sino la espada. Felsenburgh, en cambio, instaura la paz y erradica las guerras; en definitiva, lo que hace es construir una sociedad en donde el único Dios es el hombre.
La Abadía de Westminster se transforma en una especie de santuario global. Pocos pero temerarios cristianos se rebelan contra la dominación total, tratando de desenmascarar el verdadero rostro de ese pacifismo urticante. Se alzan pequeños comandos de guerrillas. Para defender el nuevo orden establecido, Felsenburgh bombardea los cuarteles generales del Vaticano. Cualquiera que se oponga a la idea de Dios, el Dios Verdadero, nada menos que el Hombre mismo, es exterminado.
El papa Silvestre III se recluye en Tierra Santa. Lo sigue un grupo de cardenales renegados de de todas partes del mundo. Ahí, por fin, se desata el Armaggedon, una interesante lucha entre la utopía llevada al extremo y una visión fundamentalista de la fe.
El Señor del Mundo es, sobre todo, una alerta sobre la idea de que la paz mundial solo puede lograrse mediante un gobierno único y absoluto: el Nuevo Desorden Mundial del que se habla a menudo. El propio papa Francisco ha incluido la novela en una de sus homilías acerca de los peligros de la uniformidad global. En otro sermón, esta vez en noviembre de 2013, el papa Francisco citó nuevamente a El Señor del Mundo como una especie de profecía sobre cómo algunas utopías, nobles en esencia, pueden convertirse en vehículo de la apostasía.
Claramente el papa Francisco alaba al libro por razones distintas a las del papa Benedicto XVI, quien solo lo valoró como un devastador pronóstico del ateísmo. En el caso de Francisco, su crítica resulta más sutil al considerar que la novela alerta sobre los peligros de la colonización ideológica y cómo esta puede llegar a dominar al mundo al instaurar una línea de pensamiento, bajada desde los países poderosos, que se apodera de culturas que nada tienen que ver con ella.
El Señor del Mundo.
The Lord of the World, Robert Hugh Benson.
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- https://archive.org/details/senor-del-mundo-robert-h.-benson
Novelas distópicas. I Novelas de ciencia ficción.
El resumen y analisis de la novela de Robert Hugh Benson: El Señor del Mundo (The Lord of the World) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
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