La poesía tal vez no sea la mejor forma de empezar el día, al menos hasta que nuestro cerebro se ponga en funcionamiento. Recién entonces, satisfechas ya la necesidades de café u otras infusiones, podemos incorporar a la poesía para enriquecer el comienzo de cualquier día.
Consideremos que la poesía es la música de la literatura; es decir: el sonido, el canto, el grito, el susurro, la oración; ¿y qué otra cosa en este universo es más digna de ser alabada que el amanecer, el comienzo de un nuevo día?
No ya para augurarnos una jornada gloriosa, sino para recibir ese diminuto trazo del tiempo que otros nos han asignado. Y aunque no podamos descifrar su significado, por momentos oscuro y hasta incierto, podemos honrarlo en los versos de cualquier poema.
10 poemas para empezar el día.
- Como al despertar de los sueños (As When From Dreams Awaking, Caroline Norton)
- El despertar (Alejandra Pizarnik)
- Partida al amanecer (Parting at Morning, Robert Browning)
- El día más feliz (The Happiest Day, Edgar Allan Poe)
- Cuando deba dormir (When I Shall Sleep, Emily Brontë)
- El último día (The Last Day, Edward Young)
- Algún día nos amamos (Robert Louis Stevenson)
- Un año y un día (A Year and a Day, Elizabeth Siddal)
- Las victorias del amor (The Victories of Love, Coventry Patmore)
- Ojos tranquilos (Quiet Eyes, Katharine Tynan)
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