Edgar Allan Poe por Marie Bonaparte


Edgar Allan Poe por Marie Bonaparte.




Promediaba el año 1925. Sigmund Freud, ya anciano, recibía en su despacho a una paciente con excelentes recomendaciones. Su nombre era Marie Bonaparte.

Marie Bonaparte no era precisamente una paciente más. Era la sobrina nieta de Napoleón Bonaparte, hija del príncipe Roland Bonaparte, bisnieta de Lucien Bonaparte, aquel hermano insurrecto del emperador, y su madre, fallecida prematuramente, era la heredera del casino de Montecarlo.

Es válido razonar que durante aquel primer encuentro Sigmund Freud ni siquiera imaginó que estaba frente a la mujer que descubriría el secreto mejor guardado de Edgar Allan Poe (ver: Los amores secretos de Edgar Allan Poe)

Marie Bonaparte llegó al consultorio de Sigmund Freud con un problema claro y hasta entonces insoluble: la frigidez.

El amor era solo una palabra hueca y sin significado en la vida de Marie Bonaparte. Su madre había muerto; su padre era un indiferente consumado, su tiránica abuela se encargó de su educación, férrea y presumiblemente violenta. A los quince años se la obligó a contraer matrimonio con Jorge de Grecia (y Dinamarca), un ebrio con grandes contactos entre la nobleza europea y que buscó en ella una pantalla para su homosexualidad.

Si bien de aquel matrimonio nacieron dos hijos, Marie Bonaparte subsistió psicológicamente gracias a sus amores clandestinos con un fogoso ministro francés llamado Aristide Briand. La relación se rompió cuando este buen hombre y hábil amante le recriminó vívamente su frialdad. Fue así que Marie Bonaparte terminó en el despacho de Sigmund Freud.

El tratamiento fue imprevistamente exitoso. Marie Bonaparte estaba exultante, y también sus amantes. Pronto se convirtió en una de las discípulas más fervorosas de Freud, a quien le daba el doble mérito de ayudarla en su problema y también de encontrarle una vocación en la vida: la psicología. Esta deuda fue saldada posteriormente, cuando las gestiones políticas y económicas de Marie Bonaparte lograron sacar a Freud de Viena durante el ascenso alemán.

Ahora bien, Marie Bonaparte se convirtió en una profesional ampliamente reconocida. Cuando su prestigio se lo permitió, decidió encarar un profundo estudio sobre una personalidad que la obsesionaba: Edgar Allan Poe (ver: E.A. Poe y la Locura como sublime forma de la inteligencia) Escribió un monumental estudio llamado: Edgar Allan Poe: estudio psicoanalítico (Edgar Poe. Étude psychanalytique); que luego sería rebautizado como: Vida y obra de Edgar Allan Poe.

Sigmund Freud la estimuló a terminar la obra, por cierto, titánica y muy intuitiva. Marie Bonaparte se sentía emocionalmente apegada a E.A. Poe, tal vez porque sus infancias habían tenido un denominador común: la ausencia de la madre. Efectivamente, la madre de Edgar Allan Poe murió de «consunción» cuando él tenía tres años, y la madre de Marie Bonaparte falleció de problemas respiratorios cuando ella tenía apenas dos meses (ver: Psicología de Edgar Allan Poe)

Marie Bonaparte había descubierto a Edgar Allan Poe a los dieciocho años a través de las magistrales traducciones de Charles Baudelaire. Para darle mayor significancia al encuentro, aquel libro había sido un regalo de su padre, un hombre hosco y poco afín a las demostraciones de afecto.

Durante 1925, mientras Marie Bonaparte trabajaba en su problema con Sigmund Freud, comenzó a releer la obra de E.A. Poe e hizo un descubrimiento inquietante que luego trasformó en una hipótesis de trabajo. Observó que todas las heroínas de Edgar Allan Poe poseían una naturaleza espectral. Todas ellas son, o bien fantasmas etéreos, revinientes, frágiles e idealizadas construcciones de la memoria, vampiros, o en algunos casos hechiceras al borde de la muerte (ver: Ligeia y Lady Rowena: dos arquetipos femeninos en la obra de Edgar Allan Poe)

La fuerza intrínseca de estos personajes femeninos, intuyó Marie Bonaparte, se debe a un miedo atávico: el retorno de la madre muerta. Muy pronto su hipótesis se amplió genialmente. Observó que aquel miedo al retorno de la madre muerta era también un ejercicio culposo. Es decir, de culpa por sentirse el causante de aquel deceso prematuro. En este sentido, el retorno jamás se produce bajo la forma de un espectro amoroso, sino vengativo.

Vida y obra de Edgar Allan Poe se dilató en dos gruesos volúmnes, que luego fueron divididos en cuatro. Cada uno de ellos se enfoca en un aspecto fundamental de la obra y la personalidad de poeta. El primero trabaja sobre la obra poética de E.A. Poe; el segundo sobre sus relatos edípicos, bautizados por Marie Bonaparte como el Ciclo Materno, y que incluye varias siluetas distintas, entre ellas, la madre muerta, la madre asesinada, la madre representada por la atmósfera y el paisaje, etc. El tercero aborda el Ciclo Paterno, es decir, aquellos relatos de E.A. Poe que luchan contra la figura de su padre, a veces de forma pasiva y otras vengativamente. Finalmente, en el último libro Marie Bonaparte amplía sus observaciones basándose en el genio innegable de Charles Baudelaire.

Los estudios de Marie Bonaparte ofrecen observaciones muy jugosas de la psicología de Edgar Allan Poe. Las más interesantes, desde luego, tienen que ver con el análisis de su obra. De este modo algunas obsesiones de E.A. Poe quedaron bellamente expuestas; por ejemplo, y salvando las obviedades de sus fantasmagorías, su rara fascinación por las aguas inmóviles, muy recurrentes en sus cuentos y poemas; por los hielos, y en general por todas las facetas de la naturaleza en estado de inmovilidad.

Vida y obra de Edgar Allan Poe fue publicado en 1933. El prólogo, extenso y muy elogioso, pertenece a Sigmund Freud. Lamentablemente no hemos hallado ninguna edición digital en español, pero instigamos a todos los amantes de E.A. Poe a realizar las pesquisas correspondientes. Realmente vale la pena.




El lado oscuro de la psicología. I Edgar Allan Poe.


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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Para la psicología freudiana todo tiene que ver con la madre ¡Jaja! Creo que es un error analizar así a un escritor. No hay que olvidar que los que escriben ficción son sobre todo unos "mentirosos" que analizan muchas veces lo que van a escribir, y que el buen escritor siempre tiene en cuenta al lector. Además sus obras son corregidas, pulidas muchas veces, por lo que se aleja mucho de ser algo que sale espontáneamente e inconscientemente de su mente. Seguramente el análisis de esa señora está errado.
Saludos.
Jorge.

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog! Gracias por la poesia sobre todo...

Anónimo dijo...

No creas, inconscientemente pueden, en efecto, repetirse figuras, temas o situaciones recurrentes que reflejan algún anhelo o problema no resuelto y más como en este caso, un hombre agobiado por constantes problemas monetarios y personales y en una sociedad, la del XIX, donde se reprimían las emociones e instintos como algo bajo y degradante, especialmente entre la alta sociedad, Poe siempre fue en sus costumbres y moral un caballero del Sur. Otro caso claro es Lovecraft, donde algunos de sus protagonistas son obvios alter egos suyos, tipos solitarios y eruditos, muchas veces criados por un abuelo, poco agraciados y renuentes a la modernidad.

Vnessa Ktherine dijo...

Hola , sabes donde podría encontrar el estudio en francés o ingles (algún link) gracias !

Anónimo dijo...

Muy bueno el articulo, realmente le dan a uno ganas de conseguirse los libros de bonaparte y leerlos. Y a don jorge, no se ofenda, pero muy bruto.

La idea central del psicoanalisis es que precisamente esos fantasmas, esos mecanismos inconscientes operan siempre, en todo lo que uno haga, hasta en lo mas trivial.

Estan ahi cuando la idea nace "espontaneamente" y estan ahi, operando y afectando, cuando el escritor revisa, releee y corrige.

Son esos fantasmas los que le soplan al oido: "no, borre esto, cambie aquello, meta esta tilde, cambie esta coma"

Anónimo dijo...

que interesante!! Jorge su comentario peca de superficial.

Luciano dijo...

Es interesante pensar que los escritos acerca de la vida de Edgar Allan Poe , nacen del escrito que realiza Ruffus Wilmot Griswold poco después de su muerte, quien fue acusado de falsificar cartas del escritor, e inventar rumores como que Poe sufría de droga dicción, Complejo de Edipo, pensamientos acerca de la pedofília, etc. Baudelaire usa estos textos como base para unas críticas y pensamientos acerca del escritor, y Bonaparte usa los mismos escritos corruptos para escribir su obra y analizar características que el escritor nunca sufrió. Se habla mucho de la obra del escritor, pero poco acerca de quien fue. Gran página, un saludo :) .

Eduardo Garro dijo...

Estimado Jorge. adjudicar que es un error que el psicoanalisis lleve siempre a la figura de la madre es como desligitimar la fisica porque todo tiene que ver con el atomo. No solo los escritores "mienten", todos lo hacemos. Eso no invalida la real verdad que por eso, escondemos.Los suenos simpre le damos forma para contarlos, pero solo los que se animan a saber lo que ellos significan descubren su verdad,detras del cuento. Me parece que el analisis psicoanalitico es valido. La recurrencia, los patrones que se repiten y se asocian bajo las letras inducen a las conjeturas en que se fundamenta la psicologia psicoanalitica.

Unknown dijo...

hola. podrias subir el prologo en ingles? El prólogo, extenso y muy elogioso, pertenece a Sigmund Freud. Lamentablemente no hemos hallado ninguna edición digital en español, pero instigamos a todos los amantes de E.A. Poe a realizar las pesquisas correspondientes. Realmente vale la pena.



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