M.R. James y el demonio de la catedral


M.R. James y el demonio de la catedral.




Algunos eventos resultan inexplicables, y más aún cuando involucran a un eficiente narrador victoriano que vislumbró a un demonio, inédito hasta entonces, en el frío sarcófago de una catedral mejicana.

Septiembre de 1977. La revista Fate publicó un artículo titulado: El demonio en la catedral (The Demon in the Cathedral), firmado por Robert Freeman Bound y Ramón Pantoja López. Algunos meses después, en febrero de 1978, un alud de cartas enviadas por un lector escandalizado condenó la veracidad del artículo, señalando que todo lo que allí se narraba correspondía literalmente con el relato de terror de M.R. James: Un episodio en la historia de una catedral (An Episode of Cathedral History), publicado originalmente en la edición del 10 de junio de 1914 de la revista The Cambridge Review, y luego reeditado en la antología de 1919: Un fantasma delgado y otros (A Thin Ghost and Others).

La comparación entre el cuento de M.R. James y el artículo de la revista Fate excusa las sospechas de los lectores. El artículo describe un antiguo y misterioso manuscrito que narra la aparición de un demonio en la catedral principal de la ciudad de México en 1629. Un sarcófago de mármol apareció en la catedral durante una ceremonia. Fue abierto por las autoridades clericales con la intención de exorcizar al demonio que habitaba dentro, pero antes de que la operación pueda realizarse el demonio escapó, dejando atrás un rastro de cadáveres descoyuntados y sanguinolentos [ver: El otro Conde: análisis de «El Conde Magnus» de M.R. James]

El manuscrito termina aquí, sin embargo, López y Bound sostienen que el demonio sí fue capturado tras este episodio, señalando que existen pruebas en los registros eclesiásticos sobre un extraño sarcófago redescubierto en 1935, sobre el cual se efectuó un prolijo exorcismo. Este ataúd fue reubicado en una cripta, y el manuscrito original fue vendido a un coleccionista de Barcelona.

Por otro lado, el cuento de M.R. James afirma que en 1840, durante algunos trabajos de remodelación en la catedral de Southminster, fue hallada una extraordinaria tumba escondida cerca del púlpito principal. Tras una serie de eventos ominosos, entre ellos, la propagación de una enfermedad desconocida, las autoridades deciden abrir el sarcófago. Al hacerlo, un demonio escapa y huye hacia la ciudad, dejando una estela de muerte y espanto detrás.

M.R. James define a la criatura en los siguientes términos.


Una cosa similar a un hombre, hirsuta, con unos ojos muy grandes.

(A thing like a man, all over hair, and two great eyes to it)


Y luego agrega:


...horrible forma... increíblemente feo, ni humano ni animal.

(...hideous form... incredibly ugly, neither human nor animal)


Sólo cuando observamos atentamente los hechos descritos en ambos textos notamos que las similitudes, en apariencia circunstanciales, se asemejan de un modo concluyente. Casi todos los detalles coinciden perfectamente, no sólo en cuestiones generales, sino en eventos puntuales como frases aisladas que se repiten, secuencia de la tragedia, ubicación del sarcófago, etc.

Los autores del artículo declararon que jamás habían leído el cuento de M.R. James, cuya lectura, de hecho, estaba reservada a unos pocos coleccionistas. Por otro lado, en la época en que M.R. James escribió Un episodio en la historia de una catedral la leyenda del sarcófago y el demonio era desconocida, de hecho, recién se la consignó en 1935. Es decir, veintiún años después de la publicación del relato.

Un número creciente de investigadores se interesó en esta coincidencia. Se pidió autorización a la iglesia para revisar los archivos oficiales de 1935, y se confirmó que durante ese año un curioso manuscrito había sido vendido por la catedral de México a un coleccionista privado de Barcelona.

Dos años despúes se realizó un hallazgo que intensificaría el misterio en torno a la visión profética de M.R. James. Se encontró un nuevo documento en la catedral mejicana que señalaba que en aquel fatídico sarcófago había tallada una frase proveniente del versículo XXXIV de Isaías en la Vulgata. Esta frase, oculta hasta ese momento, coincidía perfectamente con la línea terrible que brillaba sobre el sarcófago pensado por M.R. James:

En ambos ataúdes podía leerse:

Ibi cubavit lamia.

(Ahí está el cubil de Lamia)




Autores con historia. I M.R. James.


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1 comentarios:

pedro bedoya dijo...

1815Esta historia, referida a la Catedral de México DF, aparece en la revista Tradiciones y Leyendas de la Colonia N° 101, de Mayo de 1965. Coinciden las fechas...Muchas gracias. Excelente página. Saludos desde Perú. Pedro



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