Frases de vampiros


Frases de vampiros.




Frases de vampiros hay muchas, tal vez demasiadas. Ninguna resulta congruente con la eternidad, razonamiento que ya sospechaban los griegos, lo cual no sorprende, ya que los griegos básicamente sospechaban de todo.

Aquí hemos seleccionado algunas frases de vampiros recopiladas por el anacoreta y fiambrero Luis Ulfo, descendiente excomulgado de los Ulvos de Normandía y los Ferreti de Villa Soldati.




Grandes frases de vampiros:

¡Está fresco para polera, Iván! —exclamación socrática de un vampiro Brucolaco a un cosaco, presumiblemente llamado Iván; en la decimoquinta égloga de Pushkin, generosamente quemada por sus familiares.

Lo que mata es la humedad. —reflexión de orden meteorológico efectuada por un soldado (Horacio Rompela) durante el sitio de la ciudad de Rosario, Argentina. Se sospechaba que este militar era un vampiro, la cual quedó plenamente confirmada cuando sus camaradas le clavaron una estaca en el corazón sin que éste se levante de su tumba.

Chupá que está caliente. —orden de indudable tono poético realizada por el albañil uruguayo Wilson Tijereta; un hábil e inescrupuloso cebador de mate, especialista en succiones profundas, conmovedoras, las cuales incitaron a que los habitantes del Gran Montevideo lo consideraran un vampiro. Se dice que fue muerto mediante un ardid cerca de Durazno. Alguien, posiblemente un entrerriano, le había cargado el termo con agua bendita.

Soy leyenda, soy. —afirmación capicúa formulada por el traductor porteño de Richard Matheson.

15%. —declaración de un usurero de Gerli, aplicable a cualquiera que se dedique a esta respetable rama del vampirismo.

Tengo muchos nombres, pero fíjese usted, no me acuerdo ninguno. —confesión de Alberto Buonasotti, residente del geriátrico La Recta Final, ubicado en el barrio de Chacarita. Según parece, Buonasotti fue mordido en 1946 por un vampiro con Alzheimer.

Si son gorditas, mejor. —confidencia de Ricardo Marianella realizada luego de ser capturado en un supermercado de la zona de Ramos Mejía. Los testigos afirman haber presenciado un confuso episodio en el que Marianella asaltó las heladeras de aquel establecimiento, mordisqueando varios pollos y mutilando gravemente una pata de lechón.

¿Y ahora? —interrogación filosófica de un vampiro cordobés en la plaza Falucho, Palermo; alarmado por la demora del 93. Según declaraciones de varios pasajeros, Humberto Lacasse —tal es su nombre—, suele atacar las nucas de quienes viajan parados obstaculizando el acceso a la puerta. Este es el único caso registrado de un vampiro claustrofóbico.

Para el cogote de la dama —repertorio de Dionisos Gaviotín, vendedor de turrones que se pasea por los vagones del subte A. Los pocos que han presenciado su accionar aseguran que esta frase fatal precede a un violento y certero ataque a la yugular de sus víctimas, generalmente mujeres maduras y rubias, a las que eventualmente convierte en empleadas bancarias.

¿Qué hay de cenar? —enigma formulado por un marido católico de Ciudad Jardín, también aplicable a resto de esta estirpe siniestra. El ataque de estos vampiros luctuosos comienza en la noche de bodas, y consiste en convertir a las mujeres en mucamas.




Leyendas de vampiros. I Razas de vampiros.


Más literatura gótica:
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1 comentarios:

Mussett dijo...
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