Como escribir un poema de amor.

Cómo escribir un Poema de Amor.

Este artículo, cuyo único sentido es tal vez demorar inútilmente la lectura de un poema, está dedicado a Lilandra. Esta joven me ha regalado no sólo su calidez y comprensión, sino también un hermoso relato, del cual esperaré ansioso su segunda parte. Muchas gracias, amiga.

Hablando de jóvenes escritores y de literatura, creo que es un buen momento para dar algunos sabios consejos sobre cómo se escribe un buen poema de amor. Desde ya que tanto la sabiduría como los consejos serán la carroña habitual de nuestro Espejo, que no osaría revelar por sí mismo estos secretos de la poesía.

Quien sí tiene potestad sobre los arcanos de la literatura, y especialmente sobre los poemas de amor, es nuestro amigo Ramón de Campoamor, uno de los poetas del romanticismo español más notables.

A continuación veremos lo sencillo que es escribir un poema de amor. También podremos apreciar que quienes pueden hacerlo, es decir, quienes conocen los artificios de la literatura, son casi siempre impotentes para reproducir los laberintos del corazón.

La verdadera poesía siempre es un espejo de algo infinitamente más profundo e insondable. En el interior de cualquiera que sufra y ame existe la poesía. Tal vez no se manifieste de manera apreciable por todos, pero allí está. Un joven sentado en el parque, sobre un banco donde fue feliz, es acaso la mejor metáfora que se me ocurre sobre esta imposibilidad.



Quién supiera escribir.
Ramón de Campoamor (1817-1901)

I.

Escribidme una carta, señor cura.
-Yá sé para quién es.
-¿Sabéis quién es, porque una noche oscura
nos visteis juntos? - Pues.

-Perdonad; mas... -No extraño ese tropiezo
La noche... la ocasión...
Dadme pluma y papel. Gracias; Empiezo:
Mi querido Ramón:

-Querido?... Pero, en fin, ya lo habéis puesto...
-Si no queréis... -¡Sí, sí!
-Qué triste estoy! ¿No es eso? - Por supuesto
-¡Qué triste estoy sin tí!

Una congoja, al empezar, me viene...
-¿Cómo sabéis mi mal?...
-Para un viejo, una niña siempre tiene
el pecho de cristal.

¿Qué es sin ti el mundo? Un valle de amargura.
¿Y contigo? - Un edén.
-Haced la letra clara, señor cura;
que lo entienda eso bien.

-El beso aquel que de marchar a punto
te dí... -¿Cómo sabéis?...
-Cuando se va y se viene y se está junto,
siempre... no os afentéis.

Y si volver tu afecto no procura,
tanto me harás sufrir...
-¿Sufrir y nada mas? No, señor cura,
¡que me voy a morir!

-¿Morir? ¿Sabéis que es ofender al cielo...
-Pues, sí señor ¡morir!
-Yo no pongo morir. - ¡ Qué hombre de hielo!
¡Quién supiera escribir!

II.

¡Señor rector, señor rector! en vano
me queréis complacer,
si no encarnan los signos de la mano
todo el sér de mi ser.

Escribidle, por Dios, que el alma mía
ya en mí no quiere estar;
que la pena no me ahoga cada día...
porque puedo llorar.

Que mis labios las rosas de su aliento,
no se saben abrir;
que olvidan de la risa el movimiento
a fuerza de sentir.

Que mis ojos, que el tiene por tan bellos,
cargados con mi afán,
como no tienen quien se mire en ellos,
cerrados siempre están.

Que es, de cuántos tormentos he sufrido,
la ausencia el más atroz;
que es un perpetuo sueño de mi oído
el eco de su voz...

Que siendo por su causa, el alma mía
¡goza tanto en sufrir!...
Dios mío, ¡cuántas cosas le diría
si supiera escribir!...

III.

EPILOGO -Pues señor, ¡bravo amor! Copio y concluyo;
A don Ramón... En fin,
que es inútil saber para esto -arguyo-
ni el griego ni el latín.

Ramón de Campoamor (1817-1901)

Más Poemas de Amor. I Poemas del Romanticismo.

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó la página. Creo que me puede ayudar en mi búsqueda por aprender a expresar de manera gentil, esos sentimientos mágicos; que a veces se escapan entre los segundos que de momento compartimos, casi sin querer, con seres especiales que la vida nos presenta en algún camino.



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