Si los ves, Ellos te ven


Si los ves, Ellos te ven.




La posibilidad de que los fantasmas existan no asombra a nadie realmente. En todo caso, lo verdaderamente interesante del asunto es analizar en qué constituye esa nivel de existencia, y cuál es la dinámica que les permite a estos seres comunicarse e interactuar con nosotros (ver: Teoría del fin de la realidad: ¿los fantasmas son una falla en la programación del universo?).

Aquí podemos razonar lo siguiente: si los fantasmas —término demasiado amplio, en el cual incluimos a todos los seres del plano astral, gente sombra, etc.— existen en una dimensión cercana, y habida cuenta de la cantidad de reportes, confiables y no tanto, acerca de encuentros de todo tipo, sería lógico suponer que esas dos realidades interactúan de vez en cuando. Nosotros obtenemos una breve y a menudo inquietante visión de aquella otra realidad, y ellos acaso una visión de la nuestra.

Si los ves, Ellos te ven, podría ser una razonable consecuencia.

Sin embargo, y teniendo en cuenta que somos seres físicos, y además tridimensionales, es imposible para nuestros sentidos tener una visión acabada de esa otra realidad. Quizás, en vez de ver detalles, apenas podemos ver sombras, líneas bidimensionales, vagos chispazos y orbes de luz.

Suponiendo que estas entidades viven en una dimensión superior, quizás sean capaces de percibir todo lo que sucede en las dimensiones inferiores, entre ellas, la Cuarta Dimensión: el Tiempo, al igual que los humanos podemos interactuar fácilmente con las tres dimensiones de nuestro espacio.

Es decir que Ellos pueden vernos, pero nosotros no. Y el único momento en que podemos percibirlos, tal vez, es cuando Ellos lo permiten.

¿Alguna vez has estado en un lugar oscuro, o incluso en tu propia habitación, de noche, y has tenido la sensación de que no estabas solo, de que alguien o algo te estaba mirando? Esto se conoce como Experiencia Aparicional (ver: Sentir «presencias» cuando estás solo), y constituye una de las experiencias más comunes con las que podemos relacionarnos.

La mayoría de las personas ignoran esa sensación de sentirse observado. Podemos incluso rechazarla de plano, e incluso volver a conciliar el sueño, pero algo, una voz interior, quizás, nos sigue alertando que no estamos solos (ver: Figuras humanas que caminan por tu casa de noche).

Esa presencia podría estar en el mismo espacio, tal vez a tu lado, pero en una dimensión superior. Cuando la entidad, por llamarla de algún modo, presiona contra la membrana de nuestra realidad, podría aparecer como una imagen difusa, una sombra, una aparición fugaz, o al menos eso es lo que nos permiten detectar nuestros sentidos (ver: Sombras del plano astral que habitan en tu casa).

Aunque la idea de que estas entidades puedan observarnos de cerca puede parecer absurda a simple vista, también hay que considerar la posibilidad de que nosotros, desde su perspectiva, seamos igualmente aterradores para ellos.

Dado que la realidad de estos seres está más allá de la Cuarta Dimensión, el Tiempo, ésta debe ser muy diferente a la nuestra. Allí, tal vez, el Tiempo sea una dimensión física, sobre la cual podrían moverse con absoluta libertad, prescindiendo del presente, el pasado y el futuro. Ir hacia un lugar en el tiempo no sería diferente que viajar a un lugar preciso del espacio.

En cierto modo las interacciones con estos seres se dividen en dos actitudes principales: la primera es como si presenciáramos una rutina establecida, es decir, una serie de comportamientos que se repiten (ver: ¿Los fantasmas son «grabaciones» impresas en la realidad?). La segunda, en cambio, nos permite ver que nos están viendo, como si de algún modo nos estuviesen estudiando, o quizás analizando nuestra reacción ante su presencia.

Si estos seres existen, necesariamente deben existir en una realidad o dimensión con reglas e imposibilidades bien marcadas. Desde aquí desconocemos esas normas, de hecho, ni siquiera las imaginamos con algún grado de verosimilitud, pero de algo podemos estar seguros: las interacciones entre ellos y nosotros existen, a veces a niveles muy sutiles, casi subconscientes, como ligeros estremecimientos y sensaciones indefinibles, exiguas para lo paranormal en términos de investigación, pero intensamente vívidas para quienes las experimentan.




Fenómenos paranormales. I Parapsicología.


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