Efecto Mandela: ¿recuerdos falsos o pruebas de un universo paralelo?
Antes de explicar qué es el Efecto Mandela (Mandela Effect), empecemos por lo básico:
¿Hasta dónde estamos dispuestos a confiar en nuestra memoria?
No me refiero a recuerdos vagos, inciertos, sino a aquellos que nunca nos atreveríamos a poner en duda; recuerdos que otros también se arriesgan a confirman como reales, pero que en definitiva terminan siendo totalmente falsos.
De eso se trata el Efecto Mandela: un recuerdo falso, pero que en su inexactitud es compartido por muchas otras personas.
El término Efecto Mandela fue acuñado por la investigadora paranormal Fiona Broome —autora de: Cacería de fantasmas en cementerios embrujados (Ghost Hunting in Haunted Cemeteries) y 101 preguntas respondidas sobre cómo cazar fantasmas (101 Ghost Hunting Questions Answered)— tras descubrir que algunos de sus recuerdos más concretos, y compartidos por muchas otras personas, eran falsos.
Los defensores de la teoría del Efecto Mandela explican que, en última instancia, se trata de una especie de bug o glitch en la Matrix; es decir, un error de programación que evidencia una posibilidad sumamente inquietante: nuestra realidad es una SIMULACIÓN.
Vayamos ahora a un par de ejemplos del Efecto Mandela para entender mejor de qué estamos hablando:
El nombre de este glitch se debe a la increíble cantidad de personas que comparten el recuerdo falso de que Nelson Mandela murió en la década de los '80, cuando lo cierto es que falleció en 2013.
A partir de este recuerdo colectivo falso surgieron otros, muchísimos más, casi todos vinculados a la cultura popular:
Todos recuerdan el el logo del Monopoly, entrañable juego de mesa que nos enseñó, entre otras cosas, a sobrevivir en el capitalismo: un burgués rico, de bigote blanco, vestido con esmoquin y con un monóculo.
¿No?
Bueno, otros seguramente recordarán los tiradores en el traje de Mickey; o la escena de Risky Business donde Tom Cruise baila en calzones y gafas de sol en el living de su casa.
¿Tampoco?
¿Y Star Wars?
¿Quién no recuerda a C3PO en la saga original, completamente dorado? O a Darth Vader. Muchos conocen de memoria su estremecedora confesión en El imperio contraataca: «Luke, yo soy tu padre».
Pues bien, aquellos que sí han recordado estas cosas, o al menos una de ellas, deben saber que todos esos recuerdos son FALSOS.
El tipo del Monopoly nunca utilizó un monóculo.
Mickey Mouse jamás osó vestir con tiradores.
Tom Cruise no llevaba gafas de sol en esa escena.
C3PO no es completamente dorado en la trilogía original. Su pierna derecha es de metal.
Y, quizá lo más inquietante, Darth Vader nunca dijo: «Luke, yo soy tu padre»; sino: «No, yo soy tu padre».
Estos recuerdos entrañables, y completamente falsos, son utilizados por los defensores del Efecto Mandela como evidencia de que nuestra línea de tiempo, y acaso nuestro universo entero, sufren constantes retoques de un demiurgo inconformista.
De acuerdo al Efecto Mandela, la mayoría de las personas no recuerdan los hechos originales; otras, sin embargo, sí recuerdan las cosas tal y como ocurrieron, aunque las evidencias, que pertenecen a la realidad alterada, prueben que se trata de un recuerdo falso.
A pesar de lo absurdo que resulta discutir la verosimilitud del Efecto Mandela, lo cierto es que la teoría del MULTIVERSO, o la posibilidad de que existan incontables UNIVERSOS PARALELOS, es una parte esencial de la mecánica cuántica.
Consideremos lo siguiente:
Las partículas subatómicas difractan como olas, es decir que solo se comportan como partículas cuando se las observa, o mejor dicho, cuando se las mide. Esencialmente, es como si todas las partículas existieran en múltiples lugares al mismo tiempo... HASTA QUE SE LAS OBSERVA DIRECTAMENTE.
Recién entonces actúan en un solo espacio y dentro de una sola línea de tiempo.
El físico Hugh Everett III sostuvo que todas esas realidades existen, pero en universos separados entre sí; es decir, en universos paralelos.
En otras palabras, quizá Darth Vader sí dijo: «Luke, yo soy tu padre», pero ciertamente no en este universo.
Es por eso que los defensores del Efecto Mandela sostienen que sus recuerdos inexactos no son, después de todo, falsos, sino que de algún modo reflejan la realidad desde otro punto de vista en relación al tiempo; es decir, que pertenecen a otra línea de tiempo distinta de la que vivimos actualmente.
Pero tampoco es necesario recurrir a la física cuántica para explicar el Efecto Mandela.
Una experiencia colectiva inexacta, como el Efecto Mandela, en el que muchas personas recuerdan algo que no ocurrió exactamente así, se apoya sobre las bases de la infalibilidad de la memoria, lo cual es, paradójicamente, falso.
Todos nuestros recuerdos son parte de una extensa red de neuronas, y estas, como toda red o servidor, puede sufrir fallos.
La locación física de un recuerdo en el cerebro es a menudo llamada engrama, o rastro de memoria, esencialmente una estructura neuronal. Durante la consolidación del recuerdo, el rastro es transferido desde su almacenamiento temporario al hipocampo, en el lóbulo temporal; o, si se trata del recuerdo de un hecho o un evento, a la corteza prefrontal. ¿Pero por qué este sistema, esta red, puede albergar recuerdos falsos?
Nos gusta pensar que nuestros recuerdos están a salvo, almacenados en una especie de hermético baúl encefálico, y que podemos extraerlos y llevarlos a la consciencia al ser requeridos, cuando en realidad el asunto es un poco más complejo.
Hagamos juntos el siguiente ejercicio:
Tomemos la computadora en la que estás leyendo este artículo, o el teléfono móvil, tablet, o lo que sea. Ahora tratá de recordar el momento en el que lo compraste, o en el que alguien te lo regaló.
¿Listo?
Lo que acaba de ocurrir es que tu cerebro reactivó las neuronas vinculadas al rastro de ese recuerdo en particular. Esto permitió que accedas al recuerdo, o al no recuerdo, y que esas mismas neuronas efectúen nuevas conexiones en un proceso llamado reconsolidación.
La reconsolidación puede reforzar el recuerdo original, como en el ejemplo anterior, haciendo que recuerdes perfectamente cómo conseguiste la computadora, celular o tablet, pero también puede hacer que el rastro de memoria en el que el recuerdo está alojado pierda fidelidad.
Activar un recuerdo es bastante similar a darle doble clic sobre un archivo en cualquier sistema operativo; solo que en el caso del cerebro el acceso directo no siempre nos conduce al archivo original, es decir, al recuerdo tal y como fue almacenado, sino a una versión ligeramente degradada.
La pérdida de fidelidad en un recuerdo es parte de un largo proceso de asociaciones, en el cual las neuronas establecen atajos hacia el archivo original. El problema es que estos atajos, sustentados sobre asociaciones, pueden lograr que terminemos almacenando recuerdos inexactos, es decir, recuerdos que no son del todo falsos, pero tampoco completamente verdaderos.
De hecho, es relativamente fácil instalar un recuerdo falso en otra persona. Este fenómeno es conocido como sugestibilidad, y lo hemos empleado maliciosamente en este artículo.
La sugestibilidad es, en resumen, la tendencia de nuestro cerebro a creer en lo que otros sugieren. Cuando la desinformación es introducida en otra persona mediante una frase, o incluso a través de una pregunta, puede llegar a comprometer sus recuerdos reales.
Cuando antes decíamos que todos seguramente recordaban los tiradores en el traje de Mickey, estábamos induciendo un hecho falso, o mejor dicho, desinformádote, para afectar tu propio recuerdo. Algunos, probablemente, incluso han recordado con cierto grado de certeza los tiradores de Mickey, cuando lo cierto es que nunca existieron.
Si bien resulta tentador pensar que el Efecto Mandela está relacionado con la posibilidad de universos paralelos, o bien con glitches de una realidad simulada, lo más probable es que se trate de un simple aunque fascinante fenómeno cognitivo.
Fenómenos paranormales. I El lado oscuro de la psicología.
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3 comentarios:
Muy interesante post! No vengo a agregar algún dato como tal vez podría esperarse, mas bien mi intención es agradecer por el trabajo.
Sepan disculpar las cientos de personas que nos interesamos por algún tema en particular y no somos capaz de dejar ningún tipo de señal o reconocimiento al autor. Ya sabrán que somos silenciosos pero estamos ahí. Gracias por compartirlo.
De silencios están hechas las mejores presencias, Drark. Saludo!
CUANDO LEI EL ARTICULO QUEDE SATISFECHO PARA MI ESTA MUY PRECISA Y SERIA. GRACIAS POR SU APORTACION Y NO DESISTAN EN SEGUIR FOMENTANDO Y AYUDANDONOS A LA LECTURA
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