Efecto Umbral: ¿por qué cada vez que CRUZÁS UNA PUERTA TE OLVIDÁS DE ALGO?


Efecto Umbral: ¿por qué cada vez que CRUZÁS UNA PUERTA TE OLVIDÁS DE ALGO?




A todos nos ha ocurrido alguna vez, o mejor dicho, muchas veces a lo largo de la vida:

De repente nos paramos en seco, un poco perplejos, confundidos, mirando alrededor como buscando algo; y nos preguntamos:

¿Qué iba a hacer?

¿Qué venía a buscar?

Si en ese preciso instante alguien nos preguntara qué estamos haciendo, nuestra respuesta quizá sería:

—No lo sé, pero estoy seguro que iba a hacer algo, que venía a buscar algo.

Entonces, casi de casualidad, posamos la mirada sobre una taza, un libro, una miserable cuchara, y es como si un relámpago iluminara nuestro cerebro. Inmediatamente recordamos qué íbamos a hacer, o qué objeto íbamos a buscar, y ese olvido momentáneo pero profundo por fin queda resuelto.

Es probable que en ese momento consideremos que no hemos prestado demasiada atención a la tarea, o que esta era tan intrascendente que la hemos olvidado en el camino. Pero lo que realmente ocurrió fue otra cosa.

Y lo que ocurrió es el EFECTO UMBRAL: la experiencia de llegar a una habitación y advertir que hemos olvidado lo que fuimos a hacer o a buscar ahí en primer lugar.

Hace algún tiempo, un grupo de investigadores de la Universidad de Notre Dame publicó un interesante estudio al respecto, titulado: Caminar a través de las puertas causa olvidos (Walking Through Doorways Causes Forgetting).

El estudio arrojó datos sumamente interesantes acerca de que nuestra memoria falla con mayor frecuencia cuando cruzamos el umbral de una puerta, incluso de una puerta que separe dos ambientes en nuestra propia casa.

En este sentido, el EFECTO UMBRAL es un fenómeno que todos hemos experimentado en más de una ocasión.

Vayamos a un ejemplo práctico:

Imaginemos que estamos sentados tranquilamente en un sillón de casa viendo la televisión.

En cierto momento decidimos ir por una botella de agua. Al llegar la cocina nos invade una sensación de irrealidad, de cierta confusión: no podemos recordar qué diablos íbamos a buscar.

Quizá recordemos que nuestra intención era buscar algo y llevarlo de vuelta al sillón, pero no recordamos qué era.

Puede que seamos afortunados y veamos casualmente una botella de agua sobre la mesada; en ese caso recordaremos inmediatamente cuál era el propósito de nuestra expedición a la cocina, pero si no tenemos esa suerte es muy probable que pasen varios minutos hasta que por fin logremos recuperar la memoria.

Al parecer, el EFECTO UMBRAL no solo nos deja perplejos durante un momento, sin recordar en absoluto lo que íbamos a hacer, sino que CRUZAR EL UMBRAL DE UNA PUERTA puede causar que olvidemos por completo lo que estábamos a punto de decir.

Ahora bien, atravesar el umbral de una puerta no es lo que causa el olvido, sino que este se produce de vez en cuando debido a que la memoria a corto plazo funciona mejor en el contexto en el que se originó la información.

A esto se le conoce como Principio de especificidad de codificación (Encoding Specificity Principle).

Este principio establece que, para recuperar algo de la memoria, el cerebro utiliza la información específica almacenada, pero también la información aportada por la situación, el contexto o el entorno en el que ese recuerdo se creó originalmente.

En otras palabras, es más fácil para nuestro cerebro recordar algo en el mismo sitio en el que ese recuerdo se originó. Cuando cruzamos el umbral de una puerta, el contexto cambia, y la memoria puede fallar; sobre todo cuando la tarea que íbamos a realizar en el otro cuarto, o el objeto que pretendíamos buscar, son poco importantes.

Dicho esto, y para regresar al ejemplo anterior, bastaría simplemente con regresar a la habitación donde está el sillón y el televisor, es decir, al sitio en el que se originó la decisión de ir a buscar la botella de agua para recordarlo todo, pero el EFECTO UMBRAL funciona tan bien que esto rara vez resulta exitoso.

Cada vez que tomamos una decisión, incluso decisiones mínimas, como ir por una botella de agua mientras miramos la televisión, el cerebro evalúa su importancia inmediata. Una vez que se establece su valor, se la mantiene en la memoria hasta que la vida útil de esa decisión finalmente expire.

Salvo que nos estemos deshidratando en el sillón, la decisión de ir por una botella de agua posee un escaso valor cualitativo, y es optimizada dentro de la memoria a corto plazo; es decir que si no resolvemos rápidamente aquello que habíamos decidido ir a buscar a la cocina, el cerebro purgará esa información por considerar que su utilidad ya ha expirado.

Es por eso que probablemente recuerdes con bastante precisión a qué hora te has despertado hoy, pero difícilmente a qué hora exacta bebiste tu segundo vaso de agua o de jugo o de café en el día.

Esto significa que no es necesario CRUZAR EL UMBRAL DE UNA PUERTA para olvidar pequeñas cosas cotidianas, pero sí es un factor que colabora para el reseteo de la memoria a corto plazo.

Al parecer, a nuestro cerebro le gustan los puntos de restauración, casi como si se tratara de un sistema operativo. Algunos expertos han elegido un nombre jactancioso para este apetito: Modelo de Eventos en la Representación de la Memoria.

Básicamente consiste en que el hecho de que atravesar el umbral de una puerta es un momento perfecto para que el cerebro purgue los recuerdos irrelevantes adquiridos recientemente.

Al cambiar de contexto físico, para nosotros, de ambiente o de habitación, el cerebro deduce que los datos superfluos que ha archivado en el espacio anterior son menos relevantes ahora que ha cambiado de sitio, y acto seguido los elimina.

Pero al igual que un sistema operativo, nada se elimina completamente del cerebro. Por eso es altamente probable que si miramos casualmente la botella de agua recordemos de repente que era eso lo que habíamos ido a buscar a la cocina en primer lugar.

La próxima vez que nos quedemos perplejos de repente, sin saber exactamente qué íbamos a hacer a continuación, o qué diablos íbamos a buscar o a decir, sería interesante que miremos hacia atrás y veamos si efectivamente hemos CRUZADO EL UMBRAL DE UNA PUERTA.




El lado oscuro de la psicología. I Fenómenos paranormales.


Más literatura gótica:
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