Robert Browning y la primera psicofonía de la historia

Robert Browning y la primera psicofonía de la historia.


El título de este artículo esconde una trampa prácticamente insostenible más allá de uno o dos párrafos. No obstante, veamos hacia dónde nos conduce.

¿Qué es un psicofonía?

Pues bien, las psicofonías —también llamadas parafonías o Fenómenos de Voz Electrónica (EVP: Electronic Voice Phenomena)— son sonidos registrados por aparatos electrónicos que supuestamente proceden del más allá, es decir, de origen paranormal.

Aclarado el tema de las psicofonías con la mayor simpleza, pasemos a nuestra pequeña trampa.

El magnífico poeta inglés Robert Browning (1812-1889), esposo de Elizabeth Barret y uno de los autores más destacados del período victoriano, se relaciona directamente con la historia de las psicofonías, menos como curiosidad paranormal que como anécdota real y comprobable.

En una cena celebrada en casa de Rudolf Lehmann, amigo entrañable de Robert Browning, el 7 de abril de 1889, ocurrió un hecho extraordinario.

Rudolf Lehmann poseía un artilugio tecnológico que por entonces causó sensación entre las clases acomodadas durante un período de casi veinte años, hasta la llegada del disco de gramófono: el Cilindro de fonógrafo (Cylinder Phonograph), básicamente el primer soporte tecnológico que permitía grabar y reproducir los sonidos registrados, inventado, desde luego, por Thomas Edison.

(Un inciso literario: el cilindro de fonógrafo es el dispositivo sobre el cual el doctor Seward, uno de los personajes de la novela de vampiros de Bram Stoker: Drácula (Dracula), registra su participación en la cacería del monstruo)

Prosigamos.

La cena en casa de Rudolf Lehmann se desarrolló con toda naturalidad. En cierto momento, George Gouraud, uno de los representantes de Edison en Inglaterra, sugirió que se realizara una breve grabación en el fonógrafo para inmortalizar la tertulia.

La propuesta fue aceptada por todos; y todos, sin excepción, votaron para que la voz que representara para siempre esa noche de camaradería fuese la de Robert Browning.

Incrédulo frente a las nuevas tecnologías, Robert Browning asumió el reto. Recitó de memoria unos versos su poema: Cómo llevaron las buenas noticias de Ghent a Aix (How They Brought the Good News from Ghent to Aix), sustituyendo algunas palabras que había olvidado.

Tres meses después de aquel banquete, el 12 de diciembre de 1889, Robert Browning murió en la ciudad de Venecia. Su cuerpo fue trasladado a Inglaterra y fue inhumado en el rincón de los poetas de la Catedral de Westminster, donde todavía se encuentra junto al nicho de Alfred Tennyson.

En 1890, durante el primera aniversario de la muerte de Robert Browning, se realizó un pequeño homenaje entre sus allegados. El sitio elegido fue, nuevamente, la casa de Rudolf Lehmann.

Allí, entre recuerdos y anécdotas de dudosa procedencia, se volvió a encender el fonógrafo para escuchar aquella grabación del poema realizada por Robert Browning. Históricamente hablando, fue la primera vez en la que se volvió a oír la voz de una persona muerta.

Esta psicofonía tramposa, por llamarla de alguna manera, aún existe:






Más poemas de Robert Browning. I Autores con historia.


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2 comentarios:

Morgan MacNeil dijo...

No pensé que iba a tener ese giro, realmente es muy curioso verlo desde ese punto de vista hoy, que estamos acostumbrados a oír "psicofonías" y ver imágenes de gente muerta casi todo el tiempo.

Por otro lado, ¿publicaste un libro sobre vampiros? Lo vi en una tienda.

Salu2

CK dijo...

Me parece interesante el artículo, sin embargo hay una incongruencia: se indica que la cena fue el "7 de abril de 1889", luego más adelante dice "Tres meses después de aquel banquete, el 12 de diciembre de 1889"...



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