Delphine LaLaurie: la vampiresa de Nueva Orléans


Delphine LaLaurie: la vampiresa de Nueva Orléans.




Marie Delphine LaLaurie (1775-1842) —también conocida como Madame LaLaurie— fue una de las vampiresas más aterradoras del continente americano, nefasta heredera de los hábitos de Elizabeth Bathory: la condesa sangrienta.

Delphine LaLaurie nació en 1775, en seno de una familia acaudalada. Durante toda su vida, incluso luego de ser acusada de vampirismo, mantuvo una posición de privilegio en los círculos más influyentes de Nueva Orléans.

Delphine LaLaurie no fue una vampiresa sobrenatural, sino una mujer perversa y sádica que torturó y asesinó a varias docenas de esclavos. Sus apetitos abominables fueron documentados por varios folkloristas, especialmente por Jeanne DeLavigne, quien recogió los restos de sus macabros festines en las leyendas urbanas de la zona y los publicó en la antología: Historias de fantasmas de la vieja Nueva Orléans (Ghost Stories of Old New Orleans).

En simultáneo con sus actividades vampíricas, Delphine LaLaurie fue una esposa de carácter temible, tal como podrían atestiguarlo sus tres esposos, todos ellos muertos en circunstancias poco claras.

En 1884 un incendio incontrolable comenzó a devorar la Mansión LaLaurie. Las autoridades intentaron en vano convencer a la dueña de forzar la entrada a las casas de esclavos para salvarlos de las llamas, de modo que actuaron a sus espaldas. En los sótanos se encontraron numerosas evidencias que justificaban las leyendas de vampirismo que gravitaban en torno a Delphine LaLaurie.

Cadáveres, docenas de ellos, fueron encontrados encadenados a los muros, con los ojos perforados, las uñas arrancadas y con los cuerpos resecos por la falta de sangre, drenada, se supuso, mediante incisiones que la propia Delphine LaLaurie practicaba periódicamente para mantenerse hermosa. Tomando como referencia los retratos de la época, el método no solo resultaba aborrecible sino notoriamente ineficaz.

Delphine LaLaurie poseía, además, una aberrante fascinación por las orugas y las larvas, placer que no sólo se limitaba a lo contemplativo. Una de sus operaciones favoritas era hacer amputar los brazos y las piernas de sus víctimas y colgar los torsos sanguinolentos en los muros del sótano a modo de exposición, quizás para satisfacer su mórbida fascinación por los gusanos. En algunos casos, volvía a coser los miembros amputados en posiciones grotescas, por ejemplo, representando cangrejos y escorpiones.

Se cree que el número de víctimas de la vampiresa Delphine LaLaurie supera las cien personas.

Cuando los rumores de vampirismo fueron confirmados, Delphine LaLaurie huyó a París, donde residió hasta su muerte en 1842. Esta es la versión oficial de su final. Sin embargo, reportes menos ingenuos aseguran que la vampiresa regresó a Nueva Orléans, y que de hecho continuó practicando sus atroces ritos hasta el día de su muerte.

Finalmente, siguiendo el mito de que los vampiros deben ser enterrados en su tierra natal, hay quienes afirman que en el cementerio de Saint Louis, al sur de Nueva Orléans, se encuentra una curiosa cripta con la siguiente inscripción en francés:


Madame LaLaurie.
Née Marie Delphine Macarty, décédée à Paris, le 7 Décembre, 1842, à l'âge de 6...


(Madame LaLaurie, nacida Marie Delphine Macarty, murió en París, el 7 de diciembre de 1842, a la edad de 6...)




Leyendas de vampiros. I Razas y clanes de vampiresas.


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1 comentarios:

Ricardo Corazón de León dijo...

Era una psicópata y sádica mujer, torturadora y asesina y, además, morbosa.
Muy buena entrada.
Un saludo.



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