El origen de la frase «el amor es ciego».


El origen de la frase «el amor es ciego».




—Vengo por una consulta, profesor Lugano.

—Últimamente todos vienen por eso.

—Quisiera conocer el origen de la frase: «el amor es ciego».

—¿Para qué?

—Me interesa. Tengo entendido que proviene de una fábula.

—Todo parece indicar que sí.

—¿Podría relatármela?

—De ninguna manera. Es una de las historias más absurdas.

—¡Por favor, profesor!

—Bueno, si promete no volver a importunarme lo haré de la forma más concisa.

—Lo escucho.

—Se dice que en la noche de los tiempos, o sea, antes de Sócrates; la Locura invitó a los Sentimientos a jugar un juego. ¿Prosigo? Le advierto que el relato no posee ningún interés.

—¡Prosiga!

—Bien, aquel juego consistía en una versión arcaica de las «escondidas». La Locura fue encontrando uno a uno a todos los Sentimientos, salvo a uno, el Amor; que se hallaba oculto detrás de un rosal. ¿Está seguro de que desea oír el final de la historia?

—¡Claro que sí! ¡Continúe, por favor!

—Cuando la Locura finalmente se metió en el rosal lastimó involuntariamente al Amor en los ojos, dejándolo ciego como un murciélago. Presa de una culpa atroz, la Locura resolvió que desde entonces acompañaría al Amor a todas partes, tal vez para evitarle tropezones y desarreglos. Por eso se dice que el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

—Debo admitir que la historia es, como usted lo había anticipado, un poco decepcionante.

—Afortunadamente con el tiempo llegó un hombre capaz de barrer esa afirmación ridícula de que «el amor es ciego».

—¿Quién?

—El Gordo.

—¿El Gordo?

—Casi todos creen que su nombre real era Platón, pero ese era simplemente un apodo malicioso que significa «tórax ancho», es decir, gordo.

—Y él no creía que el amor fuese ciego.

—En absoluto. De hecho, Platón propone que el amor es mudo.

—¿Mudo?

—Precisamente.

—¿Y cómo llegó a semejante afirmación?

—A través de la lógica. Cito: La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.

—¿No será demasiado, profesor? Quiero decir, si tomamos en serio a Platón sería imposible hablar de amor.

—Imposible no: inexacto. La palabra Amor es un signo que utilizamos para posibilitar lo imposible, para proncunciar lo impronunciable. El Amor ocurre, sucede, y diagnosticarlo con una ceguera involuntaria es propio de Locos.

—Entonces aquella fábula no es completamente falsa.

—No del todo; solo inexacta. Digamos que para alcanzar el amor es necesario atravesar las espinas, pero las espinas están en el rosal, no en el Amor. En todo caso, el error de la Locura es haber tomado a la Rosa por el Amor, un equívoco en el que todos hemos caído alguna vez al asignarle al Amor un rostro definido, propio, que juzgamos irremplazable.




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Maestro Lugano siempre tan exacto!



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