La guerra entre los Aesir y Vanir.


La guerra entre los Aesir y Vanir.




La mitología nórdica nos ofrece, además del Ragnarok, una de las guerras más interesantes de todos los ciclos mitológicos: la guerra entre Aesir y Vanir, es decir, entre los Señores del Asgard y los Dioses del Mar.

La información sobre este conflicto antiquísimo es vaga, fragmentada, y penosamente sobreescrita por intérpretes embebidos en el más áspero cristianismo. Las fuentes confiables son escasas. Una de ellas es la Völuspá, poema descomunal recopilado en la Edda poética en algún momento del siglo XII, sin dudas, de una fuente tradicional mucho más antigua.

La guerra entre Aesir y Vanir, vital para comprender la unicidad posterior del panteón nórdico, y, en definitiva, para explicar quienes serán dioses y quienes no lo serán nunca; está desperdigada en varios textos. En este artículo iremos repasando algunos de ellos, sin adjudicarnos la última palabra en un asunto tan complejo.

La guerra es relatada en la Völuspá entre una Seiðkona, es decir, una sacerdotiza, y Odín, participante activo del conflicto, detalle que nos habla de cierta subjetividad mnemónica.

Allí se nos dice que este conflicto entre el cielo y el mar es el más antiguo del mundo. La diosa marina Gullveig, una Vanir, fue lanceada y quemada viva tres veces en las estancias de Odín, con el inconveniente de que la divinidad renació ante cada muerte. Reformada en el fuego abrasador, Gullveig se hizo llamar Heiðr, palabra que significa tanto «honor» como «reluciente». Gullweig practicaba la Seid, es decir, un tipo de hechicería notablemente antigua, que le permitía entrar en un estado de trance y conocer cosas que estaban veladas incluso a los dioses.

Este ataque de Odín a Gullweig nos aclara una cuestión vital para comprender el alcance del conflicto, que podría resumirse como la lucha de un pueblo invasor contra un antiguo culto marino oficiado por mujeres.

Los Vanir, inestables Señores del Mar, reclamaron una inmediata reparación por la tortura de Gullweig, y solicitaron a viva voz los mismos privilegios que los Aesir. Todas las fuerzas del mundo se congregaron en un concilio en donde se discutió el problema. Primero se estableció una tregua ilusoria, por la cual todos los involucrados escupieron en una fuente. De aquella saliva pluricultural emergió Kvasir, cuya sangre inspira a los poetas. Finalmente, los Aesir se negaron al diálogo y rompieron las negociaciones de un modo poco diplomático. La guerra estalló con rapidez y ferocidad; y los Vanir demostraron ser dignos rivales para los inmortales. Así lo señala la Seiðkona:


Odín arrojó una lanza sobre la multitud;
esa sería la primera guerra en el mundo,
el muro que cerraba el bastión de los Æsir fue roto;
los Vanir, indomables, aplastaron la llanura.


La guerra fue tan pareja que ambos bandos se vieron obligados a intercambiar rehenes a cambio de escasos momentos de tregua. Casi todas las batallas se produjeron en tierra firme, cuestión que beneficiaba a los Aesir, que siempre se mantuvieron a una distancia prudente del mar. Pero ni siquiera esta ventaja estratégica inclinó la balanza hacia los dioses. Los Vanir, fuertemente armados y poseedores de una magia ancestral, resistieron cada uno de los ataques, devolviendo golpe por golpe y causando estragos en las filas celestiales.

Nadie conoce a ciencia cierta los pormenores del conflicto. Sin dudas, se trató de una guerra socio-cultural, por la que los invasores nórdicos y sus dioses, los Aesir, de pura estirpe guerrera, se enfrentaron a una comunidad establecida que poseía sus propias deidades de la fertilidad, los Vanir, más interesados en la magia y lo jurídico que en sostener un estilo de vida beligerante. En este sentido, la guerra entre Aesir y Vanir se asemeja a la epopeya hindú relatada en el Mahábharata, e incluso a la Ilíada griega, que, en definitiva, no son más que visiones alternativas de un conflicto entre sociedades completamente disímiles.

Poco sabemos sobre los hechos que precipitaron el final de la guerra. Solo que los Aesir vencieron, y que los Vanir fueron incorporados a un segundo orden de divinidades. Curiosamente, son los Vanir los que mejor han sobrevivido a los avatares del cristianismo y su celo contra los cultos antiguos. Ellos son, en definitiva, lo que luego se conoció como Elfos en el corpus legendario medieval; criaturas sobrenaturales que no responden al cielo y que viven ancladas en los círculos de la tierra, añorando la espuma del mar y el susurro casi impronunciable de antiquísimas ciudades bajo las olas.




Mitología nórdica. I Mitología.


El artículo: La guerra entre Aesir y Vanir fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

soy el primer comentario :)

HEATHENPRIDE dijo...

Generalmente encuentro muy logrados los articulos que has dedicado a la mitologia nordica, solo hago una precision, es acerca de la concepcion de Vanir como "deidades de las aguas" y de Aesir o Ases como divinidades celestiales. En practicamente todas lsa fuentes que he consultado (Y creeme no han sido pocas!) los vanir aparecen como deidades de la naturaleza y la fertilidad de la tierra , pero nada les liga estrechamente a "deidades del mar". Del mismo modo, las deidades llamadas Aesir eran mas bien entidades marciales, dioses de la guerra, aunque tampoco se precisa en que momento empezaron a vivir en el Asgard (la morada de los dioses en las alturas), es muy probable que las murallas de este paraiso se elevasen ya con algunos dioses vanicos entre los Aesir (Freya sin ir mas lejos!). Para no extenderme, aceptamos que es muy probable que el culto vanico fuese el nativo de unas gentes que vivian una existencia basada en el culto a la naturaleza y la fertilidad, y que mas tarde tuviesen un contacto mas o menos violento con una raza de conquistadores que introdujeron el culto a los Aesir, pero insisto, me choca lo de definir a los Vanir como "deidades del mar". Nunca antes habia oido algo similar.

Ommm dijo...

Estoy de acuerdo con la apreciación de Heathenpride. Tus artículos son buenos e interesante, pero también considero que has caído en un error al considerar a los Vanes como deidades marinas o de las aguas. Es indudable la relación de los Vanes con el mar, pero es aún más fuerte su vínculo con la tierra y la fertilidad. Por ejemplo, si bien es cierto que Njörd/Nerthus es una deidad cercana a lo marino, sus hijos Frey y Freyja están más asociados a la fertilidad propia de la tierra.
Tampoco se aclara bien si alguien salió vencedor de aquella guerra, pues hay información contradictoria en los dos sentidos. Parece ser, no obstante, en que nadie acabó como perdedor y se logró una paz, como bien acababas comentando.



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Relato de Thomas Mann.
Apertura [y cierre] de Hill House.
Los finales de Lovecraft.

Poema de Wallace Stevens.
Relato de Algernon Blackwood.
De la Infestación al Poltergeist.