«Zofloya»: Charlotte Dacre; novela y análisis.


«Zofloya»: Charlotte Dacre; novela y análisis.




Zofloya o El moro (Zofloya or The Moor) es una novela gótica de la escritora inglesa Charlotte Dacre (1771-1825), publicada en 1806. H.P. Lovecraft, crítico severo del género, la define como una de las peores novelas góticas, y la clasifica como un ejercicio infantil de Charlotte Dacre, cuyo arte [según el Flaco de Providence] no podía aspirar a mucho más.

Dejando de lado los comentarios de Lovecraft, Zofloya es una novela extraordinaria; única, me atrevo a decir.

Zofloya aparece firmado bajo un seudónimo irritante: Rosa Matilda. Durante su primer año fuera de la imprenta, la novela pasó prolijamente desapercibida por la crítica. Su título, al igual que la firma de su autora, no prometían nada en comparación con obras análogas de la época, más fruiciosas a la hora de impactar al lector burgués.

No obstante, Zofloya fue ganando el interés de un grupo muy peculiar de lectores, feministas en su mayoría, que buscaban en la literatura algo que definiese la naturaleza de la mujer, aún en sus facetas más oscuras [ver: Cómo las mujeres nos enseñaron a leer por placer]. Poco a poco, Zofloya sumó adeptos y detractores a sus filas. El nombre «Rosa Matilde» se convirtió en una obsesión para las jóvenes lectoras, y no tanto, que deseaban verse reflejadas en una novela, no ya como doncellas castas e inocentes, sino como mujeres capaces de asumir su naturaleza sexual.

El estilo de Charlotte Dacre, crudo en descripciones, supo encarnar la agresividad femenina hacia un nuevo concepto literario, hasta entonces conocido como «gótico femenino» [Female Gothic], en donde la mujer aparecía únicamente como víctima de las circunstancias, a menudo sobrenaturales, pero nunca como dueña de su destino, aún cuando este fuese siniestro o ligado a terribles herencias macabras.

Es importante señalar que Zofloya es una de esas novelas cuyo concepto resulta más interesante que su desarrollo, atado a numerosas convenciones propias de la sociedad de comienzos del siglo XIX. Sin embargo, aquí entramos en contacto con una de las primeras mujeres sexuales del relato gótico: Victoria, una dama envuelta en una red de asesinatos misteriosos, cuyo corazón y su piel pertenecen a un hombre enigmático, Zofloya, el sirviente moro de una familia acomodada.

Tanto Lord Byron como Percy Shelley se inspiraron en Zofloya para desarrollar sus propias visiones sobre el género, basándose casi siempre en el juego de palabras que Charlotte Dacre ofrece en su título, que resume de un modo concreto y maravilloso las complejidades de la literatura gótica.

Zofloya or The Moor significa tanto «Zofloya o El moro» como «Zofloya o El páramo». Ambos conforman un tópico central del género: el hombre misterioso venido de tierras extrañas, sobrenaturales, cuyo espíritu renueva los páramos áridos del corazón femenino de aquellos años, entrenado para la servidumbre emocional, la esclavitud lenta y pasmosa de los días, más nunca para alcanzar la suma de su potencial, a menudo despreciado por los generosos y altivos caballeros románticos.

Algunos estudiosos de la novela gótica señalan que existió una especie de confabulación editorial para censurar Zofloya o El moro, ya que en los años que siguieron a su publicación se produjo un éxodo masivo de mujeres casadas que huyeron de sus matrimonios en búsqueda de aquello que Charlotte Dacre describe con total naturalidad, algo indefinible, muscular y espiritual, mezcla de abandono y reencuentro con el propio cuerpo, y que hoy llamamos orgasmo.




Novelas góticas. I Novelas de Charlotte Dacre.


El análisis y resumen de la novela de Charlotte Dacre: Zofloya o El moro (Zofloya or The Moor) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

La Dama de la Luna dijo...

Excelente manejo de la pluma y de las ideas...



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «La pequeña habitación» de Madeline Yale Wynne.
Poema de Emily Dickinson.
Relatos de Edith Nesbit.


Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.