Cuando encontré a alguien como yo.


Cuando encontré a alguien como yo.




La encontré cuando dejé de buscarla.

Lo curioso es que ella siempre había estado ahí, acechándome, como una sombra que se mueve por el rabillo del ojo.

Esto seguramente no parece un gran misterio; otros están acostumbrados a las sorpresas de la vida, pero sí para mí. Soy un tipo extremadamente meticuloso. Todo en mi vida ocurre de acuerdo a un plan. Y todo lo que hago, lo que creo, lo que destruyo, sigue al pie de la letra ese plan.

¿Acaso no todos tenemos un plan para nuestras vidas?

Aún el sujeto más impredecible imagina su futuro. La diferencia es que ningún incidente puede alterar el plan que he diseñado. Ningún acontecimiento, por significativo que sea, puede desviarme.

Para vivir de acuerdo a un plan riguroso debí anticiparme a todas las posibilidades: no tengo amigos, colaboradores o detractores a los que no haya elegido cuidadosamente; incluso he tomado la precaución de crear a mis propios enemigos para que estos me ataquen según el plan.

Y el plan funciona, o mejor dicho, funcionaba, hasta que la encontré a ella.

Créame si le digo que ella no estaba en mis planes. De hecho, es justo decir que mi obsesión con la planificación comenzó cuando dejé de buscarla.

Lo curioso es que ella es como yo; quiero decir, toda su vida se desarrolla de acuerdo a su propio diseño. Y sé que ella es como yo porque tampoco lo abandonará.

Esto podría hacernos deducir que cada uno fue planeado por el otro, o bien por un tercero que desconocemos. Sin embargo, esto es imposible. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que nada se me escapa. Nada.

A pesar de todo esto, cada tanto siento deseos de abandonar el plan, de acercarme a ella, de hablarle; pero cada uno vive dentro de su propio universo, con reglas propias, inquebrantables, que siguen un propósito que nos excluye.

Tal vez actué apresuradamente. Quiero decir, debí haber imaginado que abandonar el plan podía ser parte de él.

Pero no; no puedo acercarme, no puedo hablarle, y menos abandonar el plan. Lo nuestro es imposible desde el momento en el que prohibí a otros dioses.




Egosofía. I Diarios de antiayuda.


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